El profeta y vidente -- introducción

El autor británico Charles Mackay publicó en 1851 un libro pequeño en el cual indicaba que esa era la primera historia pública acerca de “esta nueva religión” fundada en los Estados Unidos por José Smith, “una de las personas más asombrosas que haya aparecido en la escena del mundo en tiempos modernos.” [1] Aunque Mackay no fue el primero en escribir una historia de los Santos de los Últimos Días, estuvo en lo correcto al asegurar que José Smith fue una persona extraordinaria. Desde el principio de la Restauración, muchos individuos han reunido las enseñanzas del Profeta y han intentado contar su historia. Pero la tarea de reconstruir la vida de José Smith está llena de dificultades, así como lo es el narrar la historia de alguien que vivió en el pasado.

Primero, es imposible identificar todo lo que José Smith dijo o hizo. Aunque mucho de lo que una persona diga o haga no es relevante para entender quien es y, si se registrara produciría una narración muy tediosa; sí es importante tener suficiente información a fin de dar un retrato razonable de dicha persona. Segundo, hay varios vacíos importantes en algunos períodos críticos en la vida de José Smith para los cuales no hay documentos primarios de los cuales se pueda crear un retrato razonable. [2] Por ejemplo, las fuentes contemporáneas para los años 1805-1830 son muy escasas, lo cual resulta en que algunas preguntas importants acerca de dicho período sigan sin respuesta. Y finalmente, ¿de que manera evalúan, los historiadores y otros observadores, la vida de alguien que dijo que era un profeta? ¿Cómo interpretamos sus intenciones o lo comprendemos de la misma manera en que él se veía a si mismo? Aun durante los años en los que sí existe una buena documentación ¿cómo leemos la evidencia?

¿Quién fue José Smith?

José Smith estaba muy consciente del desafío que significaba el dar un relato confiable de su vida y su obra. En la Conferencia de la Iglesia en abril de 1844 en Nauvoo dijo: “Ustedes nunca conocieron mi corazón. Nadie conoce mi historia; y yo no puedo contarla. Nunca lo intentaré. Si no hubiera experimentado lo que he pasado, yo mismo no lo hubiera sabido. . . Al ser llamado por la trompeta y pesado en la balanza, entonces me conocerán.” [3]

El élder Heber C. Kimball, uno de los asociados más cercanos del Profeta en Nauvoo, recordó una declaración similar: “¡Ojalá , hermanos, pudiera decirles lo que soy! ¡Ojalá pudiera decirles lo que sé! Si lo hiciera, dirías que es blasfemia, y hay hombres en este estrado que quisieran quitarme la vida.” [4] Mary Elizabeth Lightener, una de las esposas plurales de José Smith, también recordó que el Profeta trató el mismo asunto en otra ocasión: “Cuando la gente habla conmigo, sabe muy poco acerca de quien soy, y nunca lo sabrán sino hasta que sea pesado en la balanza en el Reino de Dios. Entonces sabrán quien soy, y me verán como lo que soy. No me atrevo a decírselos y no me conocen.” [5]

Lo que José Smith intentó o quiso decir, es tema de debate. Debido a que no es posible entrevistarlo o a alguno de sus asociados que pudieran haber tenido información privilegiada sobre ese tema, no podemos estar seguros de su intención. Sin embargo, existen dos posibilidades razonables, y probablemente ambas son correctas.

Primera, el Profeta posiblemente se estaba refiriendo a su situación o a sus actividades en el mundo pre-mortal; el recuerdo de Heber C. Kimball parece sugerirlo así. Fue por medio del Profeta que se reveló un torrente de información acerca de la vida anterior a la tierra, en la que se incluye la identidad pre- mortal de varios profetas, tales como Adán, que fue identificado como Miguel, y la de Noé que fue identificado como Gabriel. [6] Por lo tanto no sería una sorpresa que José Smith haya aprendido algo acerca de su propio papel o estado pre-mortal. Una de sus propias declaraciones parece sugerirlo así: “Todo hombre que tiene un llamamiento para ministrar a los habitantes del mundo, fue ordenado para ese propósito en el Gran Concilio de los Cielos antes de que existiera el mundo. Supongo que fuí ordenado a este oficio en ese Gran Concilio.” [7]

Segunda, la declaración de José Smith también parece referirse a su ministerio mortal. Su declaración en la conferencia de abril de 1844 destaca este punto, ya que dijo: “Si no hubiera experimentado lo que he pasado, yo mismo no lo hubiera sabido.” Debió haberse sorprendido una y otra vez al pasar el tiempo a medida que se le daba a conocer su misión — “línea por línea”— en vez de en cierto tiempo singular. Por ejemplo, el joven José Smith no sabía en 1820 que su vida terminaría una calurosa y bochornosa tarde de jueves en la cárcel de Carthage en junio de 1844.

Después de su Primera Visión en 1820, el Profeta aprendió muy rápido que la gente reaccionó negativamente a su declaración de que había tenido una visión. Sin embargo, entonces, la oposición era local, y la reacción inicial no fue el abuso físico que experimentó después. Se le advirtió del alto precio del discipulado en 1823 cuando Moroni le dijo que “entre todas las naciones, tribus y lenguas se tomaría [su] nombre para bien y para mal” (José Smith – Historia 1: 33) Su pequeña influencia crecería dramáticamente para abarcar todo el planeta, pero todavía no hubo insinuaciones acerca de lo que; que sería emplumado, la pérdida de sus propiedades, las amenazas físicas, o el abuso para él, su familia y sus seguidores; estaba en el horizonte. Al parecer lo único que aprendió en esa ocasión es “que se iba a hablar bien y mal de mí entre todo pueblo” (José Smith – Historia 1: 33). Cuán desconcertante debió haber sido para “un muchacho desconocido” cómo él mismo se consideraba (José Smith – Historia 1: 23) el pensar que, en algún día, ¡él sería conocido en todo el mundo!

Casi seis años después, en 1829, el sentir de José Smith sobre lo que sobrevendría en el futuro, se amplió cuando el Señor le mandó que siguiera siendo fiel y agregó: “y si haces esto, he aquí, te concedo la vida eterna, aun cuando te quiten la vida.” (Doctrina y Convenios 5: 22; énfasis agregado). La palabra clave en esta revelación fue “aun” y no “cuando”. No obstante, la posibilidad del martirio surgió por primera vez y sin duda le llamó la atención, especialmente a la luz de las crecientes amenazas tanto verbales como físicas de los años recientes. Después de la organización de la Iglesia en 1830, el Profeta sufrió encarcelamientos, amenazas de muerte, violencia, y la pérdida de sus propiedades en múltiples ocasiones por causa del evangelio, pero siempre regresó con seguridad a su familia y sus amigos (como ejemplo véase Doctrina y Convenios 121: 9). [8] Para 1842 la situación ya había cambiado. Aparentemente, al hacer la oración en una de las primeras reuniones de la Sociedad de Socorro, él supo por primera vez que su misión terminaría con su martirio. [9] Desde 1842 hasta su muerte en junio de 1844, repitió la profecía más de cien veces. [10]

La vida que José Smith pudo haber esperado o siquiera soñado mientras crecía en New Hampshire, Vermont y en Nueva York no fue la que finalmente vivió. Él reconoció que no siempre sabía hacia donde se dirigía su vida. Satanás se opuso a su obra aun desde antes de que José mismo la conociera: “Parece que desde los años más tiernos de mi vida el adversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino; de lo contrario, ¿por qué habían de combinarse en mi contra los poderes de las tinieblas? ¿Cuál era el motivo de la oposición y persecución que se desató contra mí casi desde mi infancia?” Sobre su humilde situación él reflexionó así: “Sin embargo, no tardé en descubrir que mi relato había despertado mucho prejuicio en contra de mí entre los profesores de religión, y fue la causa de una fuerte persecución, cada vez mayor; y aunque no era yo sino un muchacho desconocido, apenas entre los catorce y quince años de edad, y tal mi posición en la vida que no era un joven de importancia alguna en el mundo, sin embargo, los hombre de elevada posición se fijaban en mí lo suficiente para agitar el sentimiento público en mi contra y provocar con ello una encarnizada persecución; y esto fue general entre todas las sectas: todas se unieron para perseguirme.” (José Smith – Historia 1: 20, 22; énfasis agregado). En este recuerdo revelador, el Profeta reconoció que estaba completa y totalmente sorprendido por la atención que recibió, dadas sus humildes circunstancias y sus propias expectativas sobre su vida futura, que el creyó, “no era de importancia alguna en el mundo.”

José Smith continuó aprendiendo más acerca de su misión profética mientras traducía el Libro de Mormón. Uno no puede sino imaginarse qué es lo que sintió cuando llegó a la parte que contenía las profecías de José, el hijo amado de Jacob: “y su nombre será igual que el mío; y será igual que el nombre de su padre. Y será semejante a mí, porque aquello que el Señor lleve a efecto por su mano, por el poder del Señor, guiará a mi pueblo a la salvación.” (2 Nefi 3: 15).

Entre las revelaciones y las visitas celestiales, José Smith fue abandonado a sí mismo y posiblemente se sintió muy solo. No había otro ser humano que pudiera identificarse con él. El élder Dallin H. Oaks muy sabiamente comentó: “En los asuntos espirituales, José Smith no tuvo modelos [mortales] de quienes pudiera aprender como ser profeta y líder.” [11] Aunque su padre tuvo sueños reveladores y su madre era una cristiana devota, no tuvo un mentor mortal adecuado. Las declaraciones del Profeta en abril de 1844 hechas casi al final de su vida, sugieren que algunas veces él se sintió aislado; solo. Ni siquiera su familia, como su hermano William, y otros amigos cercanos no siempre lo comprendieron. Algunos de sus colegas de confianza, como Oliverio Cowdery, Martin Harris, David Whitmer, y William Law, lo abandonaron.

Las personas que vivieron en este momento histórico de transición —en que el mundo pre moderno estaba siendo reemplazado por un mundo total e irreversiblemente influenciado por la Iluminación— batallaron para entender a José Smith, debido a las expectativas modernas que tenían. No había lugar en esa época moderna y científica para los profetas, las revelaciones, las visiones, y para nuevas escrituras; nada que les permitiera poner en contexto la vida de él. En 1851, James Hannay, al escribir en la revista de Charles Dickens Household Words, criticó el mensaje Mormón como “la locura de ver visiones en la época del ferrocarril.” [12]

De acuerdo con sus normas “modernas”, muchas personas que vivían en las sociedades occidentales creían que José Smith era extraño, raro, y que estaba fuera de lugar. No hay duda de que era poco común. Pero aún así él era algo más que un hombre poco común con un nombre muy común. Las vidas y las obras de muy pocos individuos se han conocido de antemano y han sido predichas como las de este gran y largamente esperado vidente. La vida y el ministerio de José Smith fueron vistos por los antiguos profetas “desde el principio del mundo” como parte de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3: 21). Desde los días de Adán, los profetas como Enoc, José, Moisés, Isaías, Ezequiel, Daniel, Malaquías y el apóstol Pedro esperaron anhelosamente su ministerio, y por medio de sus obras, el establecimiento del reino de Dios. El Presidente Brigham Young indicó: “Fue decretado en los concilios de la eternidad, mucho antes de que se establecieran los cimientos de la tierra, que él sería el hombre que en la última dispensación de este mundo, traería la palabra de Dios al pueblo y recibiría la plenitud de las llaves y el poder del sacerdocio del Hijo de Dios. El Señor tenía sus ojos en él, y sobre su padre, y sobre el padre de su padre. . . Él fue pre-ordenado en la eternidad para presidir sobre este última dispensación.” [13]

Puede haber otros indicios antiguos sobre lo que se sabía de José Smith en el pasado lejano. Apenas recientemente, los eruditos han empezado a descubrir la complicada historia de las expectativas mesiánicas que existían en el antiguo Israel. Aunque hoy los Judíos Ortodoxos aun creen en la venida de un Mesías, sus progenitores, en diferentes épocas, esperaron la venida de varios siervos del Señor especialmente ungidos: [1] el Mesías ben Judá (algunas veces también identificado como el Mesías ben David), [2] el Mesías ben Levi (algunas veces identificado como el Mesías ben Aarón o Mesías el Sacerdote) y [3] el Mesías ben José (algunas veces identificado como el Mesías ben Efraín). Es muy posible que José Smith deba ser identificado como el tercer siervo ungido del Señor en estas tradiciones. Aunque las fuentes antiguas son muy confusas y en muchas casos se contradicen unas a otras, hay algunos indicios interesantes que se entrelazan entre las fuentes relativas al Mesías ben José: él aparecería antes de la llegada del mesías final el Mesías (Jesucristo), restauraría el sacerdocio y la adoración en el templo, sufriría una muerte violenta a manos de sus enemigos, y sería resucitado por el Mesías que vendrá al fin del tiempo. [14]

No fueron solamente los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento quienes profetizaron de este ministerio. Asael Smith, el abuelo de José Smith habló proféticamente antes de que naciera José: “Se le ha dicho a mi alma que uno de mis descendientes promulgará una obra que revolucionará el mundo de la fe religiosa.” [15] Tiempo después, Asael afirmó que su nieto era el “mismo profeta que durante mucho tiempo él sabía que vendría en su familia.” [16]

Reconstruir la vida del Profeta

Algunos esfuerzos anteriores para contar la historia de la vida de José Smith se han basado primordialmente en reminiscencias que fueron registradas muchos años después de la muerte del Profeta. El Presidente Joseph F. Smith reconoció las limitaciones de tales recuerdos:

Tememos que muchas cosas que se han reportado como que vienen del Profeta José Smith, y otros de los primeros líderes en la Iglesia, por no haber sido narradas o registradas cuidadosamente con el respeto estricto a la exactitud, hayan perdido algo de su valor como información histórica, y algunas veces se han agregado cosas injustificadas a los hechos originales, de forma tal que es difícil determinar hasta qué punto las tradiciones que nos han llegado pueden ser aceptadas como una representación confiable de lo que se ha dicho o hecho. Permitan que quienes se sientan inspirados a preparar un registro de los hechos, al conocerlos, que lo hagan, pero que sean muy cuidadosos al aceptar la exactitud de las declaraciones y al dar la autoridad por las declaraciones que registren. [17]

Las inquietudes, como la expresada por el Presidente Smith, han traído como consecuencia que algunos historiadores modernos se alejen de los relatos secundarios basados en recuerdos de cosas que supuestamente dijo o hizo el Profeta y se enfoquen en las fuentes primarias de la época.

Algunos escritores han intentado, con buenas intenciones, dar una versión limpia de la vida del Profeta, con la creencia de que tal relato le servirá mejor a José Smith. Al igual que algunos de nuestros esfuerzos por escribir un diario personal o una autobiografía, estos escritores se enfocan exclusivamente en lo asombroso y lo sensacional y eliminan los desafíos, los desengaños, las aspiraciones no cumplidas, que tuvo el Profeta o sea “las debilidades humanas”, como él mismo las llamó. A estos autores se les olvida que las escrituras mismas brindan más bien retratos francos del pueblo del Señor, lo que incluye a Sus siervos, los Apóstoles y profetas. La grandeza de Pedro y de Pablo es más inspiradora debido a que las escrituras también muestran sus debilidades humanas al enfrentarse con los problemas y las pruebas de los demás.

Por otra parte, el restar importancia a la inspiración, a la revelación y a la grandeza del ministerio del Profeta dará un retrato incompleto, y las biografías que han quitado esas conexiones divinas, han fracasado. El enfatizar solamente los aspectos humanos de su vida es crear una caricatura exagerada de la misma forma que los hace una versión totalmente pulida. Ninguna de las dos proporciona el tipo de historia que se necesita para crear un retrato razonable. Al José Smith de los rumores que promueven la fe y de las historias corregidas le faltan las características humanas que lo hicieron tan querido a los fieles para quienes era conocido como “el Hermano José.” Lo que se ha olvidado en ese proceso es que Profeta mismo nunca proclamó ser algo más que un simple discípulo mortal de Jesucristo, intentando labrar su propia salvación con temor y temblor. Debemos recordar que él dijo que un profeta es un profeta “solamente cuando actúa como tal.” [18] Eso es lo que quiso decir al mencionarlo, y quienes lo conocieron, no pensaron mal de él por eso.

Las revelaciones dados por el Señor no escondieron los forcejeos demasiado humanos de José Smith. En la Doctrina y Convenios se le mandó algunas veces que se arrepintiera (por ejemplo, ver Doctrina y Convenios 3: 1-9). Además, en esas mismas revelaciones se le recordó que el Señor es misericordioso y sabe perdonar (ver Doctrina y Convenios 3: 10-20), lo cual es algo que brinda esperanza a todos los discípulos.

El preservar y escribir la historia del Profeta

José Smith comprendió que sería importante para la Iglesia el tener un registro, no solamente de su vida, sino también de las comunicaciones que había recibido de Dios. Durante su vida se prepararon tres recopilaciones de las revelaciones, cada una mayor que la otra pues llegaron nuevas revelaciones. [19] Como parte de sus esfuerzos para preservar su historia, en 1838 comenzó un relato de su vida. Él y sus secretarios compilaron el registro usando las fuentes disponibles, que incluyeron: su memoria, sus diarios, y los escritos de otros. Comienza con el material autobiográfico que el Profeta dictó a sus escribas y luego cambia al formato de un diario en desarrollo, y sus propios diarios formaron la estructura. Aunque él llevó diarios de forma intermitente durante la década de 1830, la información no es tan completa como la de los 1840, en los cuales su secretario guardó un registro de sus actividades. Cuando había vacíos en los diarios del profeta, se agregaron pasajes de los diarios de otros miembros de la Iglesia para completar la información necesaria, a fin de que no se omitieran ninguno de los actos o palabras importantes del Profeta que estuvieran debidamente documentados. Sus empleados agregaron cartas, transcripciones de sermones, y otros documentos en la secuencia adecuada para hacer que el registro estuviera tan completo como fuera posible.

La publicación de la historia del Profeta empezó en 1842, con entregas parciales que aparecieron en el periódico oficial de la Iglesia en Nauvoo, Times and Seasons. [20] Al momento de su muerte la historia se había compilado hasta 1838, pero se había publicado solamente hasta 1831. La obra continuó tanto en Nauvoo como en Utah, en donde publicaron fascículos en el Deseret News hasta que se terminó en 1858. [21] Décadas después el élder B.H. Roberts compiló y editó la historia en un libro de seis volúmenes llamado History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, por José Smith. [22] Todavía se imprime en esta época y sigue siendo un registro histórico importante.

Usando material de la History of the Church se han compilado otras obras importantes. Por ejemplo, en 1938 el élder Joseph Fielding Smith del Quórum de los Doce Apóstoles publicó Enseñanzas del Profeta José Smith que es una selección de los sermones y escritos del Profeta, los cuales, en su mayoría fueron tomados de la History of the Church. [23] Esta obra permaneció durante muchas décadas como la colección principal de las enseñanzas de José Smith. En los años 2008-2009, las lecciones de las reuniones de la Sociedad de Socorro y del Sacerdocio se enfocaron en: Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, [24] Tomada mayormente de la History of the Church, esta colección importante de extractos de los sermones y escritos del Profeta, incluye también materiales menos conocidos y no publicados previamente. A finales del siglo veinte, los eruditos aumentaron sus esfuerzos para localizar y compilar las palabras y experiencias de José Smith registradas en las fuentes primarias más antiguas. [25] Las colecciones indispensables de esos años incluyen The Words of Joseph Smith (1980) , The Personal Writings of Joseph Smith (1984, con una edición revisada en 2002), [26] y The Papers of Joseph Smith (1989, 1992). [27]

Usando las fuentes documentales disponibles, los eruditos continúan estudiando y escribiendo sobre la vida del Profeta. El esfuerzo biográfico reciente más ambicioso y comprehensivo es Joseph Smith: Rough Stone Rolling (2005). [28]

En décadas recientes, se han hecho grandes esfuerzos para investigar manuscritos importantes basados en las escrituras. uno de tales esfuerzos es el Book of Mormon Critical Text Project, bajo la dirección del profesor Royal Skousen de la Universidad de Brigham Young, [29] Ese proyecto identificó todas las partes conocidas del Manuscrito Original y del Manuscrito del Impresor del Libro de Mormón y proporcionó una transcripción del facsímil de ambos manuscritos. Los investigadores Scott H. Faulring, Kent P. Jackson y Robert J. Matthews prepararon y publicaron en 2004,una transcripción del facsímil de los Manuscritos Originales de la Traducción de José Smith. [30] Estos monumentales proyectos documentales nos permiten, como nunca antes, aprender de primera mano acerca de las experiencias reveladoras de José Smith, y se convierten en punto de partida para los intentos actuales y futuros para avanzar en nuestra comprensión de su misión.

Además de estas actividades eruditas está el Joseph Smith Papers Project [El Proyecto de los Documentos de José Smith]. Este es el esfuerzo más ambicioso hasta la fecha para publicar todos los documentos primarios que se conocen que hayan sido creados o encargados por el Profeta. Este esfuerzo sumamente importante, que tomará varios años para terminarlo, incluirá todos los diarios, cartas, revelaciones, reportes contemporáneos de los discursos conocidos de José Smith, así como muestras de otros documentos públicos escritos por él. Debido a este proyecto, los historiadores ya han ganado una visión importante de la vida y el ministerio del Profeta, y continuarán haciéndolo. Este es uno de los esfuerzos mas emocionantes hasta la fecha, y promete proporcionar las fuentes importantes necesarias para nuevos, cuidadosos y bien pensados estudios interpretativos acerca de la vida y el ministerio de José Smith.

El proyecto de los documentos de José Smith

Puede que nunca conozcamos a José en la misma forma que aquellos que lo conocieron personalmente durante su vida; sin embargo, estamos llegando a conocer sus escritos personales de forma tal que mucha gente, aun sus amigos, no pudieron hacerlo durante su vida. [31]

Además de tener una mejor comprensión de los tiempos en los que vivió el Profeta, actualmente los eruditos están teniendo acceso a numerosos documentos que arrojan luz sobre la vida y las experiencias de José que no estuvieron a la disposición de los historiadores de hace una generación. En los años 2008 y 2009 se publicaron los primeros dos volúmenes de Los Documentos de José Smith. [32] Adicionalmente, los eruditos tienen fuentes contemporáneas suplementarias tales como los diarios de Wilford Woodruff, que añaden una riqueza de material primario acerca del Profeta. [33] Todas estas fuentes brindan, a través de los ojos de quienes lo conocieron personalmente, una imagen cercana del Profeta.

El Proyecto de los Documentos de José Smith no intenta producir relatos históricos; muy pocas personas abrirán el libro en la página 1 y seguirán leyendo hasta terminar, como lo harían con una biografía. Más bien, estos documentos exigirán un examen cuidadoso, como si se estuviera trabajando con un archivo en el que los documentos originales están frente a ellos. Sin embargo, el Proyecto de los Documentos de José Smith proporcionará anotaciones hechas por historiadores muy importantes para ayudar al lector a entender los documentos de mejor manera que si estuviera por sí mismo en la Biblioteca de Historia de la Iglesia en Salt Lake City. El beneficio primario de los Documentos para los Santos de los Últimos Días y para otros que deseen entender al Profeta, probablemente será el resultado del trabajo futuro de eruditos que utilizarán los Documentos de José Smith como la fuente primordial para sus historias interpretativas. Ronald K. Esplin, el director en funciones del proyecto, explica que los libros contienen el material crudo de la historia; en otras palabras, el oro de la historia. Al igual que una mina de oro, estos volúmenes contendrán metal precioso que no ha sido procesado; a los eruditos les tocará extraer el oro para crear joyas hermosas. [34]

La Iglesia decidió que el Proyecto de los Documentos de José Smith fuera dirigido a los eruditos. Obviamente, si los Documentos no fueran escritos para los eruditos, con todos los convencionalismos clásicos, no serían tomados seriamente en el mundo académico. El propósito primordial de la inversión multimillonaria y para el enorme esfuerzo que se ha puesto en el proyecto es preparar un registro fidedigno que los eruditos que no son SUD puedan tomar seriamente. Esplin agrega: “Mientras que este énfasis erudito es el énfasis del proyecto, hay un propósito secundario y es asegurar que los Santos de los Últimos Días tengan acceso a estos documentos, y que sean algo que ellos puedan usar.” Los dos círculos — la audiencia erudita y la audiencia SUD— coinciden pero no completamente. Esplin indica:

El cuento sobre el como y por qué nos enfocamos más claramente en la audiencia erudita está apoyado por el punto que quiero explicar. Cuando tengas la oportunidad, espero que subrayes que nuestro trabajo no ha sido designado para defender a José Smith tanto como para comprenderlo. Por supuesto, todos somos Santos de los Últimos Días y el trabajo que estamos haciendo está centrado en José Smith y los SUD. Somos quienes somos. Nuestro tono, lenguaje, enfoque e intención es el entender y no el defender. Todos los que participamos en el proyecto tenemos la fe y la experiencia que si podemos hacer eso, o sea entenderlo, él saldrá bien librado. Puesto que él es lo que dijo que era, su vida y sus obras pueden aguantar el escrutinio. No hay necesidad de distorsionar el registro histórico, pero si hay la gran necesidad de conocer en realidad a José y entender otras razones dignas. Al grado en que hagamos bien nuestro trabajo, todos nosotros, en el futuro, tendremos herramientas para lo que no las tenemos ahora y que nunca hemos tenido antes; o sea, los materiales que nos permitirán conocer otra vez al Hermano José. [35]

Llegar a conocer al Hermano José

Durante el otoño del 2008, invitamos a varios eruditos, incluso a algunos de los editores del Proyecto de los Documentos de José Smith, para que participaran en una serie de conferencias en la Universidad de Brigham Young titulada “El Ministerio Profético de José Smith.” Las conferencias se publicaron en un disco compacto, y los capítulos de este libro se basaron en sus conferencias. Estos buenos eruditos usan nuevos ojos para ver a José Smith, extrayendo tanto la evidencia antigua al igual que los nuevos descubrimientos para darnos un panorama sobre quien fue el Profeta, que fue lo que hizo y por qué es importante su vida. Como resultado de los esfuerzos de estos y de otros eruditos, en algunas maneras ahora podemos conocer más acerca del Profeta que los que vivieron con él, a causa del acceso íntimo que tenemos a sus cartas y diarios personales. Naturalmente, su familia, sus amigos y asociados cercanos lo conocieron en formas que nosotros no podemos.

El José Smith que emerge de este esfuerzo actual es una persona extraordinaria, compleja, apasionada, y verdaderamente agradable. La investigación reciente no lo ha disminuído en lo absoluto sino que lo presenta más grande que nunca. Verdaderamente el fue el profeta de la Restauración, el gran vidente que estableció el reino del Señor para los últimos días. Él fue un discípulo de Jesucristo, al igual que los Apóstoles del Nuevo Testamento que dejaron sus redes, sus embarcaciones, sus casetas de cobro y otras labores diarias para seguir a Jesús. Uno de los asociados más cercanos, Wilford Woodruff, usando la misma metáfora de José Smith indicó el proceso que lo refinó: “Él nunca profesó ser una piedra lisa y pulida, sino que era una piedra áspera salida de la montaña y que ha estado rodando entre las rocas y los árboles y que nunca lo han lastimado. Pero que al final estará tan liso y pulido como cualquier otra piedra.” [36]

Quienes estamos involucrados en la investigación actual sobre José Smith, no creemos que nuestros esfuerzos individuales representen la interpretación final de su vida. Ciertamente, los historiadores del futuro darán puntos de vista nuevos y harán las correcciones posteriores al descubrirse nueva información, la cual, a su vez, les permitirá re-examinar las fuentes primarias que ahora están disponibles. Sin embargo, no podemos esperar hasta que sepamos todo acerca de José Smith y del mundo en que vivió. Anhelamos con anticipación el Milenio, porque solamente allí podremos “conocer completamente” (1 Corintios 13: 9-12, de acuerdo a la Nueva Versión Internacional) todas las cosas que queremos conocer ahora. Mientras tanto, el trabajo actual de los historiadores esta expandiendo nuestra comprensión de José Smith de formas que antes eran imposibles. Este esfuerzo continuará beneficiándonos a todos.

Notas

[1] Charles Mackay, The Mormons: Or Latter-day Saints (Londres: Oficina de la Biblitoeca Nacional Ilustrada, 1851), página vi.

[2] Existen vacíos en las fuentes de materiales usados para escribir la historia de José Smith de igual forma en que hay vacíos importantes en las fuentes usadas en la reconstrucción de la vida del Salvador (ver “The Public Life of Christ to the Time of His Arrest” por F. E. Schleiermacher, en The Historical Jesus: Critical Concepts in Religious Studies editado por Craig A. Evans [Londres: Routledge, 2004], 4:34).

[3] The Words of Joseph Smith: The Contemporary Accounts of the Nauvoo Discourses of the Prophet Joseph, editado por Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook, (Provo, UT: Centro de Estudios Religiosos, 1980, página 355; las mayúsculas y la puntuación han sido actualizdas.

[4] Orson F. Whitney, The Life of Heber C. Kimball (Salt Lake City: Deseret Book, 2001), páginas 322-323.

[5] Mary Elizabeth Lightener, discurso dado a la Universidad de Brigham Young el 14 de abril de 1905; texto mecanografiado que se encuentra en la sección de Colecciones Especiales L. Tom Perry de la Biblioteca Harold B. Lee, en la Universidad de Brigham Young en Provo, Utah.

[6] Para la identidad de Adán, ver DyC 27: 11; 107: 54; Words of Joseph Smith, página 8. Para la identidad de Noé, ver Words of Joseph Smith. página 8.

[7] Words of Joseph Smith, página 367; se han actualizado la ortografía, las mayúsculas y la puntuación. Aunque esta doctrina se aplica a menudo a todos los hombres y mujeres, el contexto original se enfocaba en el llamamiento de los cabezas de dispensación; véase el relato de Samuel A. Richard sobre el discurso del 12 de mayo de 1844: “En el gran concilio de los cielos, todos aquellos a quienes se les ha entregado una dispensación, fueron apartados y ordenados para ese llamamiento en esa ocasión” Words of Joseph Smith, página 371.

[8] Ver “Joseph Smith’s Mission and Timetable: ‘God Will Protect Me until My Work is Done’” por Ronald K. Esplin, en The Prophet Joseph: Essays on the Life and Mission of Joseph Smith, editado por Larry C. Porter y Susan Easton Black (Salt Lacke City: Deseret Book, 1988), páginas 280-319.

[9] Words of Joseph Smith, página 116.

[10] Ver “Joseph Smith’s Prophecies of Martyrdom,” por Richard Lloyd Anderson, en The Eight Annual Sidney B. Sperry Symposium: A Sesquicentennial Look al Church History (Brigham Young University, Provo, Ut: Enero 26, 1980), páginas 1-14.

[11] Dallin H. Oaks, “Joseph Smith in a Personal World,” en The Worlds of Joseph Smith: A Bicentennial Conference at the Library of Congress (Provo, Ut: Brigham Young University Press, 2006), pág. 159.

[12] James Hanney, en Household Words: A Weeklu Journal 3 (1851): página 385.

[13] Deseret News, 26 de octubre de 1859, página 266.

[14] Richard Neitzel Holzapfel, “The Hidden Messiah,” en A Witness of Jesus Christ: The 1989 Sperry Symposium on the Old Testament (Salt Lake City: Deseret Book, 1990), página 81.

[15] Citado en Church History and Modern Revelation por José Fielding Smith (Salt Lake City: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1953), 1:4; ver también Joseph Smith’s New England Heritage por Richard Lloyd Anderson (Salt Lake City: Deseret Book, 1971), página 112.

[16] José Smith, History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, editada por B. H. Roberts, 2ª. edición revisada. (Salt Lake City: Deseret Book, 1957), 2: 443.

[17] Joseph F. Smith, “Shall We Record Testimony?” Improvement Era, marzo de 1898, página 372.

[18] José Smith, History of the Church, 5: 265

[19] El Libro de Mandamientos en 1833, y las ediciones de 1835 y 1844 de la Doctrina y Convenios.

[20] Véase “History of Joseph Smith,” Times and Seasons, 15 de marzo de 1842, páginas 726-728.

[21] Ver “The Writing of Joseph Smith;s History” por Jessee, BYU Studies 11, núm. 4 (verano de 1971): páginas 439-473.

[22] José Smith, History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, editada por B. H. Roberts (Salt Lake City: Deseret News, 1902-1912). En 1932 se publicó un séptimo volumen que trata de eventos posteriores a la muerte de José Smith.

[23] José Smith, Enseñanzas del Profeta José Smith, compilado por José Fielding Smith (Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1954).

[24] Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith (Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2007).

[25] Ver “Understanding Joseph: A Review of Published Documentary Sources” por Paul H. Peterson, en Joseph Smith: The Prophet, The Man, editado por Susan Easton Black y Charles D. Tate hijo, (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), páginas 101-116.

[26] The Personal Writings of Joseph Smith, editado por Dean C. Jessee, edición revisada (Salt Lake City: Deseret Book, 2202).

[27] The Papers of Joseph Smith, vol. 1: Autobiographical and Historical Writings, editado por Dean C. Jessee, (Salt Lake City: Deseret Book, 1989); vol. 2: Journal, 1832-1842, editado por Dean C, Jessee (Salt Lake City: Deseret Book, 1992).

[28] Richard Lyman Bushman, Joseph Smith: Rough Stone Rolling (New York: Knopf, 2005).

[29] Royal Skousen, editor The Original Manuscript of the Book of Mormon: Typographical Facsimile of the Extant Text (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, Brigham Young University, 2001); The Printer’s Manuscript of the Book of Mormon: Typographical Facscmile of the Entire Text in Two Parts (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, Brigham Young University, 2001); M Gerald Bradford and Allison V. P. Coutts, editores Uncovering the Original Text of the Book of Mormon: History and Findings of the Critical Text Project (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, Brigham Young University, 2002).

[30] Scott H. Faulring, Kent P. Jackson, y Robert J. Matthews, editores Joseph Smith’s New Translation of the Bible: Original Manuscripts (Provo, Ut: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2004); Kent P. Jackson, The Book of Moses and the Joseph Smith Translation Manuscript (Provo, UT: Religous Studies Center, Brigham Young University, 2005).

[31] Para una explicación biográfica de José Smith en este período, véase Rough Stone Rolling por Bushman, páginas 8-39.

[32] Dean C. Jessee, Ronald K. Esplin, y Richard Lyman Bushman son los editores generales del Proyecto de los Documentos de José Smith. Los primeros dos volúmenes fueron Journals, Volume 1: 1832-1839, editado por Dean C. Jessee, Mark Ashurst McGee, y Richar J. Jensen (Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2008); y Revelations and Translations, Volumen 1: Manuscript Revelation Books, editado por Robin Scott Jensen, Stephen C. Harper y Robert J. Woodford (Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2009).

[33] Ver Wilford Woodruff’s Journal, 1833-1898, Typescript, editado por Scott G, Kenney, en 9 volúmenes (Midvale Ut: Signature Books, 1983).

[34] Mensaje electrónico de Ronald K. Esplin para el autor, el 27 de agosto de 2008.

[35] Mensaje electrónico de Ronald K. Esplin para el autor, el 27 de agosto de 2008.

[36] Wilford Woodruf’s Journal 2: 297. Parece ser que la cita viene de un sermón de Heber C. Kimball. Sin embargo, Richard Bushman indica que Brigham Young es la fuente de esa cita (ver Rough Stone Rolling, página vii). José Smith se definió a sí mismo como “una piedra áspera que rueda cuesta abajo” (Joseph Smith Journal, 21 de mayo de 1843; según se cita en Words of Joseph Smith, página 205; ver también la anotación en el diario del 11 de junio de 1843, en Words of Joseph Smith, página 209).