El profeta y vidente -- 1830 la nueva traducción de la Biblia por José Smith
Kent P. Jackson
Al empezar enero en el año de 1830, el Profeta José Smith tenía muchas cosas en su mente. La producción del Libro de Mormón estaba bien encaminada en la imprenta de Egbert B. Grandin en Palmyra, Nueva York. El verano anterior, el Profeta había hecho contrato con Grandin para publicar el Libro de Mormón —cinco mil libros por la cantidad de tres mil dólares. Publicar un libro no era una tarea fácil en los días de José Smith. La primera edición del Libro de Mormón fue una tarea enorme debido al arreglo de los tipos, la impresión, la encuadernación y— probablemente— paciencia. [1]
Cada página del Libro de Mormón necesitó que alguien insertara a mano en una forma de madera unas dos mil quinientas piezas de metal. Cada coma, cada espacio, cada punto y cada letra debía insertarse por separado, al revés y boca abajo de forma que el texto pudiera imprimirse correctamente. Después de que el tipo para la primera página se terminó, los trabajadores prepararían los tipos para las siguientes quince páginas en orden numérico, para que un total de dieciséis páginas pudieran imprimirse de cada lado de grandes pliegos de papel. Después de que las dieciséis páginas de miles de piezas de tipos metálicos estuvieron en su lugar correcto, se entintaban los tipos, se le ponía encima un pliego de papel y se le daba vuelta a la palanca de la prensa para transferir la tinta de los tipos al papel. Después de que ese proceso se había repetido dos mil quinientas veces, se volteaban los pliegos de papel para imprimir el mismo texto en el reverso. El texto era idéntico en ambos lados de la hoja de forma que cuando se cortaran a la mitad producirían dos hojas idénticas conteniendo dieciséis páginas del libro, ocho páginas en cada lado. A esas hojas se les llama signaturas.
Después de imprimir cada hoja los tipos se devolvían a las cajas, y entonces se sacaban otra vez, uno por uno, y se reinsertaban en las formas para crear el siguiente grupo de dieciséis páginas, cada una en su orden. Se ha demostrado que para preparar la primera edición del Libro de Mormón, la palanca de la prensa en la imprenta de Grandin se giró 185,000 veces para imprimir las cinco mil copias de cada una de las treinta y siete signaturas. Al terminarse la impresión había treinta y siete pilas de papel, y cada una tenía cinco mil signaturas listas para ser dobladas, cortadas y encuadernadas en un libro.
En la época de José Smith, la encuadernación de un libro se hacía totalmente a mano. Los trabajadores colocaban en una mesa una hoja de la primera signatura y la doblaban a mano de tal forma que las dieciséis páginas que contenía quedaran en el orden correcto. Luego se repetía el proceso con una hoja de la segunda signatura y así sucesivamente hasta terminar las 37 signaturas. Los trabajadores colocaban las signaturas en el orden apropiado y empezaba el laborioso trabajo de encuadernarlas juntas. Las hojas de cada signatura debían unirse con hilo antes de poder encuadernarlas todas juntas. Los trabajadores usaban una aguja, hacían unas cuantas puntadas hacia afuera y hacia dentro del doblez de cada signatura, le daban vuelta hacia el exterior y lo ataban allí. De esta forma las hojas de una signatura se mantendrían juntas. Todas las signaturas se cosían de esa manera, después de lo cual se unían todas las signaturas muy fuertemente con hilo en un block de páginas impresas. Los trabajadores engomaban el lomo del block, ponían una cinta de refuerzo en la orilla y ponían el block de páginas en un tornillo de banco, en el cual las orillas de la parte superior, de la inferior y del lado abierto se recortaban con un cepillo o una garlopa. Entonces se agregaba cartón duro forrado en piel para formar las tapas del libro.
En la época de José Smith, tomaba hasta una año para encuadernar un libro de tamaño promedio. Hoy en día hablamos del 26 de marzo de 1830, como la fecha de publicación del libro, pero sabemos que pasó más de un año para que se terminaran de encuadernar todos los libros.
Tres personas no miembros de la Iglesia merecen ser mencionados por su ayuda para que se efectuara la primera edición del Libro de Mormón. Egbert B. Grandin era el dueño-operador de la imprenta en la cual se imprimió el libro. Aún sigue en pie su edificio en la Calle Principal de Palmyra, y ahora es el centro de visitantes de la Iglesia en esa villa. Alberga un museo excelente acerca de la imprenta que conmemora la publicación del Libro de Mormón y a la gente que la hizo posible. John H. Gilbert era el tipista de Grandin, y no solo supervisó la elaboración de los tipos sino que también fue quien puso la mayoría de la puntuación que tiene el Libro de Mormón en la actualidad. Luther Howard era el dueño de la encuadernación en el edificio. En septiembre de 1829, Howard y Grandin se hicieron socios en el negocio de las publicaciones. [2] Al imprimirse el Libro de Mormón en la primavera siguiente, quien lo publicó fue la Compañía Howard y Grandin.
El viernes 26 de marzo de 1830, el periódico local, el Wayne Sentinel, que era publicado por Grandin, anunció por primera vez el Libro de Mormón mediante la publicación de la portada. Al pie del anuncio se encuentran las siguientes palabras: “La obra citada arriba, que contiene como 600 páginas, en Duodécimo [el término usado para indicar el tamaño del libro], ya está a la venta, al mayoreo y al menudeo, por HOWARD & GRANDIN en la librería de Palmyra. [3] Parece ser que en el horario del Señor, era necesario que el Libro de Mormón fuera publicado antes de que se organizara la Iglesia. José Smith había recibido el Sacerdocio de Aarón y el de Melquisedec durante el verano anterior, pero no fue sino hasta después que el Libro de Mormón salió de la imprenta que el Señor le dijo que organizara la Iglesia. Eso sucedió el 6 de abril de 1830, once días después de la publicación del Libro de Mormón.
La Traducción de la Biblia por José Smith
El ministerio del Profeta no duró mucho, así que el Señor no le permitió perder el tiempo. Pasó de un gran proyecto a otro. Muy poco después de la publicación del Libro de Mormón y de la organización de la Iglesia, el Señor le mandó que empezara una nueva traducción de la Biblia. Cuando la empezó, tenía veinticuatro años de edad y vivía en el monte de América del Norte, no tenía la instrucción académica ni los antecedentes o las habilidades para emprender la tarea de hacer cambios a la Santa Biblia, la piedra angular de la civilización occidental. Era una empresa muy audaz, pero era algo que el Señor le dijo al Profeta que hiciera.
José Smith usó el término traducción al referirse a su obra, y así lo hacemos nosotros hoy. Sin embargo, no fue una traducción en el sentido normal de la palabra de usar los textos antiguos en hebreo o griego y presentarlos en un idioma moderno. En vez de eso el Profeta estaba rehaciendo el texto en una nueva forma por medio de la inspiración del Espíritu Santo. El profesor Robert J. Matthews, uno de los primeros eruditos en la Traducción de José Smith nos ofrece una descripción del proceso:
Cuando el Profeta José Smith tradujo la Biblia no estuvo limitado a lo que se encontraba en la hoja que tenía frente a él ya sea que fuera una hoja de la Biblia o un borrador manuscrito de su propia revisión. Parece ser que el texto era un “punto de partida,” pero el espíritu de revelación siempre fue una fuente de información adicional. En el caso de la traducción de la Biblia, la fuente del manuscrito fue la Versión del Rey Santiago. Esto sugirió ciertas ideas, pero aparentemente el Espíritu sugirió muchos conceptos, ampliaciones y antecedentes adicionales que no se hallaban en la página. Por tanto, el término “traducción,” al referirnos a la traducción de la Biblia por José Smith, difiere algo de lo que normalmente se usa cuando se piensa en traducir idiomas. Para un profeta, la revelación es una fuente vital y más confiable que un texto escrito. [4]
José Smith no necesitó los manuscritos originales. Pudo omitirlos para ir a la fuente original — la inspiración del Espíritu Santo— que iluminó a los escritores bíblicos originales.
El trabajo de Profeta en la Nueva Traducción duró aproximadamente tres años, del verano de 1830 al verano de 1833. [5] El producto final fueron 446 páginas manuscritas, escritas a mano de orilla a orilla y de arriba hasta abajo de la página. Las páginas medían mas o menos ocho pulgadas de ancho y trece pulgadas de largo. José Smith tuvo muchas interrupciones al trabajar en la traducción durante esos tres años, pero la tenía como prioridad constante en su mente. Varias de las revelaciones en la Doctrina y Convenios hablan de ese trabajo y aprueban lo que estaba haciendo para realizarlo. Le hizo cambios aproximadamente a tres mil cuatrocientos versículos — un mil trescientos del Antiguo Testamento y dos mil cien del Nuevo Testamento— [6] Quizá lo inmediato del evangelio de Jesucristo en el Nuevo Testamento le dio una prioridad más alta que al Antiguo Testamento.
En la época de José Smith, ese proyecto fue llamado la Nueva Traducción. Esa es la manera en que el Señor la llama en la Doctrina y Convenios, y así es como José Smith y sus contemporáneos la llamaron. [7] Durante los años 1970s, mientras la Iglesia preparaba las ediciones revisadas de las escrituras en inglés, se adoptó el nombre Traducción de José Smith y se usaron las siglas TJS en las notas al pie de página de la edición de la Biblia hecha por la Iglesia. [8] En el pasado, a la Nueva Traducción se le llamaba la Versión Inspirada. Ya no usamos esa terminología ahora, porque el término Versión Inspirada se refiere mas exactamente a la presentación impresa de la Nueva Traducción publicada por la Comunidad de Cristo (anteriormente la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).
¿Por qué una Nueva Traducción?
José Smith en algunas ocasiones habló del por qué se necesitaba una Nueva Traducción de la Biblia. En una ocasión comentó: “Muchos puntos importantes, relativos a la salvación del hombre, han sido sacados de la Biblia, o se perdieron antes de que fuera recopilada.” [9] En un editorial en el periódico de la Iglesia en 1834, el Profeta dijo: “Por lo que podemos entender de las escrituras con respecto a las enseñanzas del cielo somos inducidos a creer, que hay mucha instrucción que se le ha dado al hombre desde el principio y que no tenemos.” [10] ¿Quiere decir eso que la instrucción nunca se puso en la Biblia, o quiere decir que fue quitada? Posiblemente sea algo de las dos. Tenemos un ejemplo de tal cosa en el Libro de Mormón. Cuando Jesús se apareció a los hijos de Lehi, encontró que algo muy importante no se había incluído en los registros; era una profecía que había hecho Samuel el Lamanita. El Salvador mandó que el texto faltante se anotara en el libro (ver 3 Nefi 23: 6-13). Las declaraciones de José Smith pueden sugerir que hubo cosas que escribieron los antiguos profetas que nunca se incluyeron en el libro, o que hubo eventos que nadie pensó en escribirlos. En otra ocasión dijo: “[Hay] muchas cosas en la Biblia que tal como están ahora, no van de acuerdo con la revelación que recibo del Espíritu Santo.” [11] Cuando hay dichas discrepancias, seguimos lo que ha sido revelado a José Smith. Una de las bendiciones de la Restauración es el hecho de que el Profeta pudo restaurar el evangelio no solamente en su plenitud sino también en su pureza. El evangelio restaurado no pasó por los cambios a manos de individuos no inspirados que sufrió la Biblia a través de los siglos.
José Smith escribió: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente” (Artículos de Fe 1: 8). Parece que aquí la palabra traducida significa otra cosa de como normalmente usamos la palabra. El Profeta usó la palabra más con el significado de transmitida. “Hasta donde esté transmitida correctamente” incluiría todo el proceso de escribir o dictar a un escribiente las palabras inspiradas, la preparación de copias, perder o dañar los manuscritos y todo lo demás a partir de la época de los profetas originales hasta el día de hoy. Una última declaración es muy descriptiva: “Creo en la Biblia, como debe de ser, tal como salió de la pluma de los escritores originales.” [12] De hecho, creemos que los autores originales de la Biblia fueron inspirados como el Profeta José Smith y que cuando enseñaron, escribieron y registraron, lo hicieron correctamente, tal como él lo hizo. Pero no podemos hablar con la misma certeza con respecto a lo que sucedió con esos escritos después de la época en que se escribieron originalmente. La revelación moderna, incluyendo la Nueva Traducción de José Smith, nos brinda la clave para entender la Biblia. [13]
Categorías de Cambios
La Nueva Traducción incluye cientos de cambios hechos en los versículos existentes en la Biblia. En ellos, el Profeta simplemente revisó el vocabulario que ya estaba en la Biblia. Por ejemplo, en Mateo 13: 23, la Biblia dice: “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra” La Nueva Traducción revisa el texto y simplemente añade una pequeña frase: “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra y permanece en ella” [14] (Versión Reina-Valera 2009, publicada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) La frase agregada usa el lenguaje que existe en el texto, pero hace que el pasaje sea mucho más significativo. El versículo 30 del mismo capítulo dice: “Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” La revisión en la TJS cambia las palabras existentes, pero al hacerlo así cambia el orden de los eventos para hacer que la declaración sea mas exacta doctrinalmente: “Recoged primero el trigo en mi alfolí; y la cizaña sea atada en manojos para ser quemada.” [15] Este cambio tiene implicaciones doctrinales, porque en los últimos días, el Señor recoge con seguridad a su pueblo en Sión antes de que el mundo sea destruído.
Estos dos ejemplos muestran los cambios que hizo el Profeta a las palabras existentes para dar un significado ampliado o un nuevo significado. Pero existen otros ejemplos de material que él agregó que no tienen su equivalente en la Biblia, algunas veces grandes trozos de material. El mejor ejemplo es el capítulo uno de Moisés en la Perla de Gran Precio. El Libro de Moisés es Génesis 1: 1 hasta 6: 13 de la Nueva Traducción. Es mucho más largo que su equivalente en el Génesis, porque mucho de ese material no tiene su equivalente en Génesis. El capítulo 1 de Moisés es un ejemplo de texto totalmente nuevo. El Antiguo Testamento comienza: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1 ). Pero en la Nueva Traducción, antes de que lleguemos a ese punto, tenemos cuarenta y dos versículos de visiones que antes no eran conocidas y que tuvo Moisés antes de que Dios le revelara la información acerca de la creación. Ya cerca del final de ese registro, el Señor dijo: “ Y ahora, Moisés, hijo mío, yo te hablaré acerca de esta tierra, sobre la cual te hallas; y tú escribirás las cosas que yo hablaré” (Moisés 1: 40). Unos pocos versículos después, leemos: “He aquí, te revelo lo concerniente a este cielo y a esta tierra; escribe las palabras que hablo. Soy el Principio y el Fin, el Dios Omnipotente; he creado estas cosas por medio de mi Unigénito; sí, en el principio creé los cielos y la tierra sobre la cual estás” (Moisés 2: 1). Y con eso empezamos el conocido relato de la Creación.
Otro ejemplo de un texto grande agregado al Génesis y que no tiene su equivalente en las Biblias actuales es el registro de Enoc y sus visiones en Moisés capítulos 6 y 7. El libro de Génesis menciona toda la carrera de Enoc en seis versículos. La Traducción de José Smith expande esos seis versículos hasta 117, y nos bendice con bastante nueva información que no ha sido preservada en la Biblia. ¿ Estuvo ese material alguna vez incluido en la Biblia y luego se perdió? O ¿fue reservado por el Señor para salir por primera vez en los últimos días? No tenemos una respuesta exacta para tales preguntas, pero en algunos casos tenemos algunas pistas.
Cuando José Smith hizo su Nueva Traducción, no puso notas en los cambios para decirnos el por qué los hizo. Posiblemente los varios tipos de cambios se hicieron por diversas razones. Probablemente algunos restauran textos originales perdidos, mientras que otros restauran enseñanzas o acontecimientos que nunca fueron registrados en la Biblia. Algunos cambios hacen que el texto se más fácil de leer, y probablemente algunos fueron hechos para corregir errores o para hacer que el mensaje sea más significativo para los lectores modernos. [16] Un ángel le dijo a Nefi que muchas cosas claras y preciosas serían quitadas de la Biblia (ver 1 Nefi 13: 29). Cerca del final del primer capítulo del libro de Moisés, el Señor dice: “tú escribirás las cosas que yo hablaré. Y en el día en que los hijos de los hombres menosprecien mis palabras y quiten muchas de ellas del libro que tú escribas, he aquí, levantaré a otro semejante a ti, y de nuevo existirán entre los hijos de los hombres, entre cuantos creyeren” (Moisés 1: 40-41) La palabra “menosprecien” sugiere que la gente perdería el respeto hacia las palabras o las desecharía , lo que los motivaría a quitarlas del libro. Pero Dios levantaría posteriormente a alguien semejante a Moisés —ciertamente José Smith— para restaurar cosas que Moisés había escrito pero que habían sido quitadas. Quizás Moisés capítulo uno — las visiones de Moisés previas a la llegada de la revelación de la Creación— era uno de dichos relatos, y quizás el registro de Enoc también lo fue.
No conocemos el proceso por el cual todos los errores llegaron al texto de las escrituras. El ángel le dijo a Nefi que algunos sería hechos deliberadamente por quienes intentaban cambiar la Biblia para las futuras generaciones (ver 1 Nefi 13: 26-28). [17] Pero quizás, la mayoría vino por medios inocentes a través de errores de los escribientes o debido a daños o a la pérdida de los manuscritos. Como un ejemplo, sospecho que nuestro actual texto de Juan 1: 18 es uno de esos. La frase “A Dios nadie le vio jamás” contradice evidencias en la Biblia misma, en donde se registran varios casos de profetas que han visto a Dios (v.g. Exodo 24: 9-11; 33: 11; Números 12: 6-8; Isaías 6: 1; Amós 9: 1). José Smith lo cambió a: “ ”A Dios nadie le vio jamás, excepto el que ha dado testimonio del Hijo,” [18] lo cual añade una nueva dimensión al versículo y lo hace histórica y doctrinalmente correcto.
José Smith hizo muchos pequeños cambios en la Biblia que la hacen más comprensible para los lectores modernos. De hecho, la modernización del texto es el tipo más frecuente de cambios que hizo en la Nueva Traducción. Muy pocos Santos de los Últimos Días están al tanto de esto, ya que dichos cambios no se hallan en las notas al pié de página en la edición de la Biblia hecha por nuestra Iglesia. En los años previos a 1979, que es cuando la Iglesia publicó una edición SUD de la Biblia en inglés, se tomó la decisión de incluir los cambios de la TJS en las notas al pié de página en orden prioritario, ya que no se podrían incluir todos. Se escogieron para ser incluidos los cambios de importancia doctrinal e histórica, pero los cambios hechos para modernizar la gramática o para hacer que el texto fuera más fácil de leer no recibieron una alta prioridad. [19]
Ejemplos de este tipo incluyen cambiar la palabra arcaica wot [estar al tanto de] por know [saber, conocer]. El Profeta dio instrucciones que todas las veces que apareciera la palabra wot se cambiara a know. [20] El artículo an [un, una, uno] fue reemplazado por a cuando aparece antes de las palabras que empiecen con h [en inglés] como en la frase an house [una casa]. La palabra saith [dije, dijo] con frecuencia se cambió a said [dije, dijo]. Este no es simplemente un cambio de una forma antigua de hablar a una nueva forma de hacerlo. sino que también cambia el texto del tiempo presente al tiempo pasado para hacer que las oraciones se lean más fácilmente. Al referirse a las personas la Biblia usa los pronombres relativos that y which [esa, ese, eso, el cual, la cual] en vez de who [quien] Por lo general el Profeta cambió aquellos a quien, y así los puso más de acuerdo con la forma de hablar normal. También hay lugares en donde las palabras ye, thou, y thee [tu, usted, ustedes] son cambiadas a you [tu, usted, ustedes], la cual en el inglés de hoy en día substituye a las tres formas arcaicas. Él también modernizó las conjugaciones verbales. En un pasaje del libro de Moisés, el Señor le habla a Moisés de “esta tierra sobre la cual estáis” (Moisés 1: 40). José Smith, al hacer la revisión final del manuscrito, lo cambió a “esta tierra, sobre la cual estás. En ese mismo versículo, cambió el “and thou shalt write [escribirás] a “and you shall write [escribirás], y en el siguiente versículo “like unto thee,”[parecido a ti] es cambiado a “like unto you.” [parecido a ti]” [21] Pero José Smith no hizo cambios como estos de manera consistente. En Moisés 6: 32 leemos: “toda carne está en mis [my] manos,” pero en Moisés 7: 36 se lee “la obra de mis [mine] manos,” usando la forma moderna en un caso pero no en el otro. Las inconsistencias como estas se encuentran en varios lugares en el manuscrito, lo cual muestra que la modernización del texto no era la prioridad principal del Profeta. Aun así, hizo suficientes cambios de este tipo para convencerme a mí de que tenía la intención de modernizar y simplificar el texto de esta forma.
Hay veintenas de lugares en los cuales el Profeta aclaró los pronombres el y ella poniendo los nombres de las personas a las cuales se refieren. Por ejemplo, “María se quedó con ella” (Lucas 1: 56) se cambia a “María se quedó con Elizabeth.” [22] y “él entrando en la barca” (Lucas 8: 37) se cambió a “Jesús entrando en la barca.” [23] Como resultado de los cambios parecidos a estos, la Nueva Traducción de José Smith es más exacta que las Biblias tradicionales. Algunos cambios pudieron haber sido hechos como resultado de las realidades culturales. Pablo termina la mayoría de sus epístolas con la frase “Saludad a los hermanos con ósculo santo” (v.g. 1 Tes. 5: 26). En el mundo mediterráneo, tanto en la época de Pablo como la actual, los hombres saludan abiertamente a sus amigos varones con un beso en cada mejilla. Pero tal no era el caso en el mundo de José Smith ni en la sociedad occidental actual. Todas las veces que aparece esta frase en la Biblia, el Profeta reemplazó la palabra ósculo con salutación. [24] Sospecho que el texto en la Biblia registra exactamente las palabras originales de Pablo, pero parece que José Smith hizo aquí una traducción cultural para presentar un pasaje más apropiado y útil para su propia época así como para la nuestra.
Fechas y Escribientes
José Smith comenzó el Génesis en junio de 1830 y trabajó hasta el capítulo 24 para marzo de 1831. [25] Fue durante ese tiempo que se reveló el libro de Moisés, el cual se compone de los primeros capítulos de Génesis de la TJS. El 7 de marzo de 1831, el Señor instruyó a José Smith por revelación que suspendiera el trabajo en el Antiguo Testamento y que trabajara en el Nuevo Testamento, porque contenía cosas que él necesitaba aprender (ver Doctrina y Convenios 45: 60-62). Al día siguiente empezó la traducción del Nuevo Testamento, y trabajó en ella hasta julio de 1832. Entonces regresó al capítulo 24 de Génesis y tradujo desde allí hasta el fin del Antiguo Testamento, el cual terminó el 2 de julio de 1833. Además del trabajo inicial de la traducción, hay partes en las que el Profeta repasó una segunda vez para hacer correcciones adicionales o para afinar la traducción. Para el Nuevo Testamento, ese trabajo se terminó para febrero de 1832, y probablemente se terminó el Antiguo Testamento para la fecha de terminación del 2 de julio de 1833. [26]
Como la mayoría de las personas prominentes de su época, José Smith escribió muy poco con su propia mano, pero hizo la mayoría de sus escritos dictando sus palabras a escribientes. Durante seis años trabajé con un grupo de estudiantes de la Universidad Brigham Young a fin de descifrar los manuscritos de la TJS en preparación para su publicación en forma impresa. En ese proceso, nos familiarizamos con los seis escribientes que trabajaron en la traducción junto a José Smith. Utilizamos mucho del tiempo estudiando su escritura y al final pudimos distinguir las manos de cada escribiente y determinar el lugar donde empezó y terminó cada uno. Durante ese tiempo un día entré a mi oficina y encontré a Brenda Johnson, mi asistente en la investigación, practicando mi firma. Pensé que era raro haberla encontrado imitando la firma de su jefe, pero comprendí que tenía una empleada que poseía el talento de entender y distinguir la escritura hecha a mano. Ella trabajó en el proyecto durante varios años y se convirtió en experta en las manos de los escribientes de los manuscritos de la la Nueva Traducción. De las 446 páginas escritas a mano que forman la Nueva Traducción, solamente unas cuantas contienen la escritura de José Smith. Él fue su propio escribiente en tres páginas del Antiguo Testamento, e hizo algunas pequeñas correcciones por su propia mano en otros pocos lugares.
Oliver Cowdery fue el primer escribiente de José Smith para la Nueva Traducción. Él y el Profeta sabían trabajar juntos habiendo laborado como vidente y escribiente para la mayor parte del Libro de Mormón. Después, John Whitmer fue llamado para ser el escribiente, muy probablemente porque Cowdery fue llamado a salir a una misión al oeste en octubre de 1830. Whitmer fue el principal escribiente de octubre a diciembre. Tenemos la letra de Emma Smith en el manuscrito del Génesis, con fecha 1 de diciembre. Su letra no fue descubierta sino hasta 1995. Ese verano, los investigadores de la Universidad Brigham Young, Robert J. Matthews y Scott H. Faulring estuvieron en Independence, Missouri, y estuvieron viendo los manuscritos de la TJS. En medio de la sección de John Whitmer, notaron lo que parecía ser la letra de un escribiente diferente. El profesor Matthews durante mucho tiempo había sospechado que Emma Smith había trabajado como escribiente en la Nueva Traducción, y sus ideas fueron confirmadas al comparar muestras de la correspondencia de ella con los escritos del manuscrito de la TJS. [27] En una revelación que el Profeta había recibido a favor de su esposa en julio de 1830, a ella se le dijo: “y le serás por escribiente, mientras no haya otro que escriba por él” — o sea que fue llamada para ser el escribiente substituto— “a fin de que yo mande a mi siervo Oliver Cowdery a donde yo quiera” (Doctrina y Convenios 25: 6). Para cuando se necesitaron sus servicios como escribiente, Cowdery había sido enviado a otra parte, y John Whitmer fue el escribiente principal.
Sidney Rigdon fue llamado como el escribiente del Profeta en diciembre de 1830 (ver Doctrina y Convenios 35: 20), y sirvió en esa capacidad hasta marzo de 1832. su letra es la más frecuente en las páginas; ya que más de la mitad de esas páginas demuestran que él fue el escribiente original. Jesse Gause, que sirvió como consejero en la Primera Presidencia con José Smith y Sidney Rigdon, también sirvió como escribiente alterno en marzo de 1832. Frederick G. Williams reemplazó a Gause en la Primera Presidencia y como escribiente en la Nueva Traducción. El empezó como escribiente en julio de 1832 y continuó hasta julio de 1833, que es cuando se terminó la traducción.
Una mirada a los nombres de los escribientes muestran que José Smith seleccionó a quienes estaban muy cerca de él en su ministerio: El Segundo Élder y Presidente Asistente (Oliver Cowdery), un confidente cercano y uno de los primeros líderes de la Iglesia (John Whitmer), los consejeros en la primera presidencia (Sidney Rigdon, Jesse Gause y Frederick G. Williams), y su esposa (Emma Hale Smith). La mayor parte de la traducción fue hecha por la Primera Presidencia, con José Smith dictando la traducción y sus consejeros sirviendo como escribientes. Eso sugiere que el Profeta y quienes él seleccionó para ayudarle sabían que esta era una obra sagrada.
Manuscritos y Publicaciones
José Smith y sus escribientes produjeron dos manuscritos del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento Manuscrito 1 es el texto original de Génesis capítulo 1 al 24. [28] Se terminó cuando el Profeta cambió su enfoque hacia el Nuevo Testamento. Mientras se hacía la traducción del Nuevo Testamento con Sidney Rigdon sirviendo como escribiente, José Smith le pidió a John Whitmer que hiciera una copia del Manuscrito 1 del Antiguo Testamento, sin duda influenciado por la pérdida de la primera parte del Libro de Mormón tres años antes. A esa copia le llamamos Antiguo Testamento Manuscrito 2. Pero cuando se terminó el Nuevo Testamento y el Profeta volvió a la traducción del Antiguo Testamento no usó el Manuscrito 1 sino el Manuscrito 2. Fue en el Manuscrito 2 que continuó la traducción hasta Malaquías, y lo usó cuando volvió otra vez al Génesis e hizo correcciones y refinamientos adicionales a lo que había traducido antes. Por lo tanto, la copia se convirtió en el manuscrito en el cual se hizo el resto del trabajo. En las páginas para el Génesis podemos ver el texto original y en donde se agregaron las correcciones posteriores. Estas, a menudo, están escritas en tinta más obscura y casi siempre fueron hechas por otro escribiente. Usualmente, el modelo que seguía José Smith era que hacía la traducción con un escribiente, pero que usaría a otro escribiente para hacer los ajustes adicionales. Aparentemente, hacía los ajustes finales después de haber estudiado en su mente las palabras y seguía los susurros espirituales para ajustarlo hasta quedar satisfecho de que era correcta.
Vemos el mismo modelo en los manuscritos del Nuevo Testamento. El dictado original de Mateo está en lo que llamamos Nuevo Testamento Manuscrito 1. El Profeta interrumpió el trabajo en el capítulo 26 de Mateo ya que fue a Missouri por casi todo el verano de 1831. Mientras estuvo fuera, John Whitmer hizo una copia, a la cual llamamos Nuevo Testamento Manuscrito 2. Cuando regresó el Profeta y reanudó la traducción del Nuevo Testamento, lo hizo en el Nuevo Testamento 2, y así, otra vez, la copia llegó a ser el original de la traducción hasta el fin del Nuevo Testamento. Sobre ese manuscrito hizo ajustes finales al texto ya registrado hasta que tuvo la confianza de que la traducción estaba como el Señor la quería.
Después de que la traducción y los ajustes posteriores se hubieron terminado, es probable que para el 2 de julio de 1833, José Smith le pidió a sus ayudantes que repasaran los manuscritos otra vez y que agregaran la puntuación, las letras mayúsculas, y las divisiones por capítulos y versículos a fin de que la traducción estuviera lista para imprimirse. Los documentos de la época indican que él tenía un deseo urgente de que se publicara la Nueva Traducción y regularmente expresó su decepción porque los Santos no podían reunir el dinero para imprimirla. [29] Aunque se habían impreso algunos extractos en los periódicos durante su vida, al momento de su muerte en junio de 1844, la obra como un todo seguía sin ser publicada. Cuando lo mataron, los manuscrito estaban en manos de su familia, y siguieron en su posesión hasta los años 1860. Durante esos años, Emma Smith los preservó muy cuidadosamente, manteniéndolos seguros y tratándolos como los documentos valiosos que son. Ella los entregó a la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y desde entonces han estado en los archivos de la Comunidad de Cristo.
En el año 1851, el élder Franklin D. Richards, Apóstol y Presidente de la Misión Británica, creó un folleto para el beneficio de su misión, que contenía escritos que hizo el Profeta José Smith. [30] A este folleto le llamó La Perla de Gran Precio sacando el nombre de la parábola del capítulo 13 de Mateo. Incluyó algunos extractos de la Nueva Traducción de la Biblia por José Smith: una versión anterior fragmentada del Libro de Moisés que consiguió de los periódicos de la Iglesia y copias hechas a mano de los manuscritos, y el capítulo 24 de Mateo que obtuvo de otros impresos anteriores hechos por la Iglesia.
En el año 1867 la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tomó los manuscritos de la Nueva Traducción y los imprimió en un libro. El comité de publicaciones le agregó las divisiones por capítulos y versículos siguiendo el modelo de los de las Biblias tradicionales (en vez de seguir las que estaban en los manuscritos), y actualizaron la ortografía, la puntuación y el uso de letras mayúsculas. De esta forma, publicaron The Holy Scriptures: Translated and Corrected by the Spirit of Revelation [Las Santas Escrituras: Traducidas y Corregidas por el Espíritu de Revelación], comúnmente conocida como la Versión Inspirada. [31] Es la edición de la Comunidad de Cristo de la Revisión de la Biblia por José Smith y aún se imprime en esta época. El trabajo se hizo con mucho cuidado, y en su mayor parte, reproduce exactamente lo que está en los manuscritos. A fin de crear un libro moderno en un formato como el de la Biblia, los editores tuvieron que tomar miles de decisiones editoriales, porque el texto contenía inconsistencias en la ortografía, en la gramática y en la puntuación. Cuando se encontraron con los dos manuscritos del Antiguo Testamento, no entendieron como se relacionan entre sí. Como resultado, omitieron de la Versión Inspirada muchos de las correcciones que el Profeta le hizo al Génesis, y esos cambios importantes no fueron llevados a las ediciones posteriores.
En el año 1878 los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Utah publicaron una edición para toda la Iglesia del folleto0 del élder Richards de la Misión Británica Esa tarea se puso en las manos del élder Orson Pratt del Quórum de los Doce. El élder Pratt no tuvo acceso a los manuscritos originales de la Nueva Traducción, pero estaba al tanto de que el material de Génesis en La Perla de Gran Precio de la Misión Británica era fragmentario y no estaba en orden. Para crear el Libro de Moisés como lo tenemos hoy, él simplemente lo copió exactamente de la Versión Inspirada de la RSUD, pues supuso correctamente que era un texto más exacto y completo que el de la edición Británica. Este es el texto que ha estado en todas las ediciones posteriores del Libro de Moisés, con algunas correcciones posteriores. Esa edición de la Perla de Gran Precio y todas las ediciones posteriores fueron preparadas sin tener acceso a los manuscritos originales. En la conferencia general de la Iglesia en octubre de 1880, la Perla de Gran Precio fue canonizada como escritura, y desde entonces, un extracto de Génesis (El Libro de Moisés) y un extracto de Mateo (José Smith — Mateo) han sido parte de nuestras escrituras y libros canónicos.
En el año 2004 el Centro de Estudios Religiosos de la Universidad Brigham Young publicó una transcripción tipográfica de todos las páginas originales de los manuscritos, completa con la ortografía original, la puntuación, las tachaduras y las inserciones. [32] Los investigadores de BYU tuvieron acceso completo a los manuscritos originales, y con la total cooperación de la Comunidad de Cristo, los transcribieron y los imprimieron en un libro imponente. Ahora, por primera vez en la historia, los eruditos y los laicos por igual se pueden valer libremente de los textos originales de la traducción de la Biblia hecha por José Smith.
Las Bendiciones de la Nueva Traducción
Recibimos muchas bendiciones de la Traducción de la Biblia por José Smith. Como bendiciones directas , tenemos los extractos en la Perla de Gran Precio y muchas otras lecturas corregidas que fortalecen al texto de la Biblia, que aclaran su mensaje, y que revelan muchas cosas nuevas que apenas estamos empezando a aprender y entender. Quizás lo mejor de estos se encuentran en las notas al pie de página de la edición en inglés de la Biblia SUD y en la “Guía de las Escrituras,” que se ha publicado junto con la triple combinación en otros idiomas y que se ha publicado en el sitio de Internet de la Iglesia. [33] La disponibilidad de estas lecturas de la TJS ha cambiado de manera permanente el conocimiento del evangelio en la Iglesia al traer la traducción al lugar que merece como una de las grandes contribuciones del Profeta José Smith.
Pero también tenemos muchas bendiciones indirectas que se derivan de la Traducción de José Smith y que antes, los Santos de los Últimos Días no habían tomado en cuenta. Muchas de las revelaciones en la Doctrina y Convenios vinieron como resultado de las cosas que el Profeta estaba meditando y preguntando al trabajar en su traducción de la Biblia.
Setenta y siete secciones de la Doctrina y Convenios, el 56 porciento del número total se recibieron durante los meses en que estuvo trabajando en la traducción. Algunas secciones de la Doctrina y Convenios están relacionadas explícitamente a ella. La visión de los tres grados de gloria, la sección 76, vino directamente en respuesta a las preguntas que hizo el Profeta mientras traducía. Él y su escribiente Sidney Rigdon, escribieron: “Mientras hacíamos la traducción que el Señor nos había designado, llegamos al versículo veintinueve del quinto capítulo de Juan” (Doctrina y Convenios 76: 15). El Señor les reveló el versículo de una manera corregida, lo que hizo que dijeran “nos maravillamos” (Doctrina y Convenios 76: 18). Entonces, el Señor les reveló la visión de los tres grados de gloria. Otras revelaciones tales como las secciones 77, 91, y 132, pueden eslabonarse muy fácilmente a la Traducción de la Biblia, y otras varias dan pistas de que fueron recibidas como resultado de ese trabajo.
Otra bendición indirecta que disfrutamos a causa de la Nueva Traducción, es la educación que recibió José Smith mientras trabajaba en ella. Robert Matthews ha dicho: “El Señor hizo que José Smith hiciera una traducción de la Biblia debido al bien que le haría a José Smith así como por el bien que le haría a la Iglesia. Esa es la manera en que el Profeta Joseph Smith aprendió muchas de las cosas del evangelio.” [34] Y agregó: “Por medio de la experiencia de traducir la Biblia José Smith iba a obtener conocimiento que no tuvo previamente. . . El trabajo sería su propia recompensa y resultaría en la educación espiritual del Profeta.” [35] De hecho, José Smith no solamente aprendió bien la Biblia a causa de ese proceso, sino que también aprendió bien a entenderla por medio del Espíritu. Durante el resto de su vida adornó sus sermones con grandes cantidades de material de la Biblia, y usualmente presentaba los pasajes bajo una nueva luz y con significados aumentados no conocidos por sus contemporáneos. [36]
La Traducción de José Smith es un gran milagro, y es algo que no hemos apreciado lo suficiente a lo largo de la historia de la Iglesia. Cuando era estudiante en BYU a principios de los años 1970, tomé una clase de Robert Matthews, que en esa época estaba haciendo investigaciones revolucionarias acerca de la Traducción de José Smith. El profesor la citaba con frecuencia en la clase. Esto me preocupó, porque se me había enseñado que no debíamos usarla porque José Smith no la había terminado, o porque era misteriosa, o porque alguien la había manipulado, o porque no era confiable, o porque la Iglesia la rechazó. Ninguna de esas cosas eran verdaderas, pero muchos Santos de los Últimos Días las creyeron durante generaciones. Debido a la investigación y a las publicaciones del Profesor Matthews, que presentaron la Nueva Traducción a la Iglesia e hicieron posible que tengamos los extractos impresos en nuestra Biblia, ahora la conocemos por lo que realmente es — un texto revelador y un testimonio del llamamiento divino del Profeta José Smith— . Hoy, mis estudiantes en BYU han sido capacitados desde su juventud para conocer la Nueva Traducción y para apreciar sus contribuciones a nuestro entendimiento del evangelio. Los manuscritos originales mismos dan testimonio de ello. El Antiguo Testamento comienza con estas palabras: “Una revelación dada a José el Revelador.” [37] En una sección posterior del Antiguo Testamento leemos: “Una revelación dada a los Élderes de la Iglesia de Cristo.” Entonces, el Nuevo Testamento empieza: “Una Traducción del Nuevo Testamento traducido por el poder de Dios.” [38] Y en la Doctrina y Convenios el Señor la aprobó con sus propias palabras cuando llamó a Sidney Rigdon para que fuera el escribiente de la traducción: “y se darán las escrituras, tal como se hallan en mi propio seno, para la salvación de mis escogidos” (Doctrina y Convenios 35: 20).
Notas
[1] Los siguientes comentarios sumarizan “Publishing the Book of Mormon” de Kent P. Jackson, en Joseph: Exploring the Life and Ministry of the Prophet, editado por Susan Easton Black y Andrew C. Skinner (Salt Lake City: Deseret Book, 2005), páginas 107-116.
[2] Ver el Wayne Sentinel, del 11 de septiembre de 1829.
[3] Wayne Sentinel, del 26 de marzo de 1830.
[4] Robert J. Matthews, “What Is the Book of Moses?” en Studies in Scripture, volúmen 2, The Pearl of Great Price, editado por Robert L. Millet y Kent P. Jackson (Salt Lake City: Randall Book, 1985), pág. 37.
[5] Para los manuscritos originales de la Nueva Traducción y su historia, véase Joseph Smith’s New Translation of the Bible: Original Manuscripts por Scott H. Faulring, Kent P. Jackson y Robert J. Matthews (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2004).
[6] Robert J. Matthews, “A Plainer Translation”: Joseph Smith’s Translation of the Bible – A History and Commentary (Provo, UT: Brigham Young University Press, 1975), pág. 425.
[7] Doctrina y Convenios 124: 89; Times and Seasons, de julio de 1840, pág. 140; José Smith, History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, editada por B.H. Roberts, 2a. edición revisada (Salt Lake City: Deseret Book, 1957), 1: 341, 365; 4: 164.
[8] Se inventó ese título porque no se podía usar la abreviación NT en las notas al pie de página ya que se usa comunmente para indicar el Nuevo Testamento (comunicación personal de Robert J. Matthews).
[9] The Papers of Joseph Smith, volúmen 1, Autobiographical and Historical Writings, editado por Dean C. Jessee (Salt Lake City: Deseret Book, 1989-1992), pág. 372.
[10] Evening and Morning Star marzo de 1834, pág. 143.
[11] The Words of Joseph Smith: The Contemporary Accounts of the Nauvoo Discourses of the Prophet Joseph, editado por Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook (Provo,UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1980), pág. 211.
[12] Words of Joseph Smith, pág. 256.
[13] Ver Kent P. Jackson, “Asking Restoration Questions in New Testament Scholarship,” en How the New Testament Came to Be, editado por Kent P. Jackson y Frank F. Judd, hijo (Provo, UT: Religous Studies Center, Brigham Young University; Salt Lake City: Deseret Book, 2006), páginas 27-42.
[14] New Testament Manuscript 2, folio 1, página 25, líneas 22-24, en Joseph Smith’s New Translation of the Bible, págs. 266-267 escrito por Faulring, Jackson y Matthews. En algunas de las citas de la TJS que se mencionarán, la capitalización de letras la puntuación y la ortografía se han estandarizado. Se agregaron las cursivas en algunos pasajes para destacar las diferencias entre la Nueva Traducción y la Versión del Rey Santiago. (Nota del T.Esto es en inglés, en español se han usado las versiones Reina-Valera de 2009 y 1960 respectivamente)
[15] New Testament Manuscript 2, folio 1, página 25, nota aclaratoria en la línea 37, en Faulring, Jackson y Matthews Joseph Smith’s New Translation of the Bible, página 267. Ver también Mateo 13: 30 nota b en la Versión Reina-Valera 2009).
[16] Ver de Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation of the Bible, págs. 8-10.
[17] Para un posible acomodo de los cambios en el texto, ver de Jackson, From Apostasy to Restoration (Salt Lake City: Deseret Book, 1996), páginas 19-30; y “Asking Restoration Questions in New Testament Scholarship,” páginas 34-37.
[18] New Testament Manuscript 2, folio 4, páginas 105-106 en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 443.
[19] Comunicación personal de Robert J. Matthews.
[20] Old Testament Manuscript 2, página 69 línea 17, en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 699.
[21] Old Testament Manuscript 2, página 3 líneas 30-34, en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 594. Ninguno de estos cambios en Moisés 1: 40-41 se encuentran en la edición actual del libro de Moisés. Ver de Kent P. Jackson The Book of Moses and the Joseph Smith Translation Manuscripts (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2005), pág. 66.
[22] New Testament Manuscript 2, folio 2, página 48, línea 11, en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 362.
[23] New Testament Manuscript 2, folio 3, página 65, líneas 25-26, en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 387. Nota del Traductor: Este es un ejemplo de los cambios que no alteran la Biblia en español.
[24] Como ejemplo, ver New Testament Manuscript 2, folio 4, página 135, línea 26, en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, pág. 527.
[25] Una lista de acontecimientos de la Nueva Traducción se halla en en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation, págs. 57-59.
[26] La evidencia de esas fechas se presenta en la introducción de los manuscritos originales en Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation. Ver también Kent P. Jackson, “New Discoveries in the Joseph Smith Translation of the Bible,” Religious Educator 6, núm. 3 (2005): páginas 149-160.
[27] Ver “Emma and the Joseph Smith Translation,” Insights: An Ancient Window, agosto 1996.
[28] Para comentarios de cada manuscrito individual, ver las introducciones para cada uno en Faulring, Jackson, y Matthews, Joseph Smith’s New Translation.
[29] “Veréis por estas revelaciones que tenemos que imprimir la nueva traducción aquí en Kirtland, para lo cual nos prepararemos tan pronto como sea posible” ( de José Smith, Sidney Rigdon y Frederick G. Williams para Edward Partridge, el 6 de agosto de 1833, Joseph Smith Collection, Church History Library). Ver de Robert J. Matthews, “Joseph Smith’s Efforts to Publish His Bible ‘Translation,’” Ensign, enero de 1983, páginas 57-64.
[30] Se pueden encontrar comentarios más detallados para este párrafo y los siguientes en Jackson, The Book of Moses and the Joseph Smith Translation Manuscripts, páginas 18-52.
[31] The Holy Scriptures: Translated and Corrected by the Spirit of Revelation. By Joseph Smith, Jr., The Seer (Plano, IL: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días [Reorganizada], 1867).
[32] Faulring, Jackson, y Matthews: Joseph Smith’s New Translation.
[33] Ver http://
[34] Robert J. Matthews, “Using the Scriptures,” Brigham Young University 1981 Fireside and Devotional Speeches (Provo, UT: Brigham Young University Publications, 1981), pág. 123.
[35] Matthews, A Plainer Translation, pág. 53.
[36] Ver de Kent P. Jackson, “ The Prophet’s Teachings in Nauvoo,” en Joseph, páginas 367-379.
[37] Faulring, Jackson y Matthews, Joseph Smith’s New Translation of the Bible, página 83.
[38] Faulring, Jackson y Matthews, Joseph Smith’s New Translation of the Bible, página 159.