Pensamientos para recuperar la historia de la Sociedad de Socorro                              

Rachel Cope

Rachel Cope (rachel_cope@byu.edu) es profesora adjunta de historia y doctrina de la Iglesia en BYU.

En el año 1881, Emmeline B. Wells hizo una observación muy inteligente: “La historia nos dice muy poco sobre las mujeres; juzgando por sus páginas, uno podría suponer que sus vidas fueron insignificantes y que sus opiniones no contaban. . . .Aún existen volúmenes de historia no escrita, la secuela de las vidas de hombres valientes y heroicos. Pero aunque los historiadores del pasado han dejado de lado a la mujer, y sería la excepción si tan siquiera la mencionaran, aún así el futuro tratará más generosamente a las mujeres, y el historiador actual verá que será muy vergonzoso el ignorar a la mujer en los registros del siglo diecinueve.” [1]

Además de ser una de las primeras proponentes de la historia de las mujeres. Wells fue conversa a la Iglesia, esposa polígama, prolífica escritora y abogada en pro del sufragio femenil, la editora de Woman’s Exponent (la revista del sufragio mormón) y la presidenta general de la Sociedad de Socorro. [2] La meta de su vida, según lo anotó una vez en su diario, era “hacer todo lo lo que pudiera para elevar la condición de [su] pueblo, especialmente de las mujeres.” [3]

Para Wells, el elevar a las mujeres consistía en: el proceso de recordar, documentar, preservar, registrar, compartir y enseñar. En su mente, la identidad personal y el establecimiento de la comunidad eran una extensión de la conciencia histórica. Por lo tanto, ella quería que las mujeres mormonas valoraran su historia a fin de que pudieran reconocer su potencial, ampliaran sus mentes e hicieran contribuciones en los contextos sociales, políticos y espirituales.

Al asumir su papel como presidenta general de la Sociedad de Socorro a principios del siglo veinte, Wells se preocupó profundamente por la falta de memoria histórica de las mujeres, en particular en lo que se refiere a la Sociedad de Socorro y su propósito—una preocupación que también expresó Eliza R. Snow el año 1868 cuando Brigham Young la llamó para re iniciar la organización de la Sociedad de Socorro—. En el año 2010, Julie B. Beck que era la decimoquinta presidenta general de la Sociedad de Socorro hizo eco a los sentimientos de Snow y Wells. Ella explicó que después de haber meditado, orado, ayunado y deliberado acerca de las formas de poder ayudar a las mujeres SUD para enfrentar sus desafíos y alcanzar su potencial, quedó claro para ella que “las hermanas de la Iglesia deben conocer y aprender de la historia de la Sociedad de Socorro.” [4] Explicó además que las mujeres mormonas han olvidado “quienes somos” y lo “que debemos hacer.” [5]

Como miembro de la organización de la Sociedad de Socorro, como historiadora de las mujeres y la religión, y como educadora de religión, me he asombrado por estas peticiones desde el púlpito para recordar la historia de las mujeres. Me ha fascinado el reconocimiento de que la historia es vital para entender a las mujeres mormonas; que la identidad y el propósito de las mujeres como parte de la obra salvadora de la Iglesia surgen de una conexión con el pasado. Al mismo tiempo, reconozco el olvido histórico implícito en la petición a recordar. Puesto que la historia de la Sociedad de Socorro se ha documentado y compartido en puntos importantes en el tiempo (en este ensayo se considerarán tres ejemplos de ello) ¿por qué no se ha transmitido la historia continuamente de una generación a otra? De hecho, ¿por qué han tenido que recuperar la historia de la Sociedad de Socorro varias generaciones de sus presidentas generales? Y, finalmente, ¿cómo podemos cambiar este modelo de recordar y olvidar y recordar y olvidar?

Para considerar algunas de las preguntas recién hechas, presentaré un breve bosquejo de la preservación y el olvido de la historia de la Sociedad de Socorro y terminaré con unas cuantas sugerencias sobre cómo podríamos mantener la conciencia histórica en el futuro, que es una meta importante si es que esperamos ayudar a nuestros estudiantes—hombres y mujeres—a captar la visión de su lugar en la obra de salvación.

La Sociedad de Socorro

En el año 1839, los miembros de la Iglesia se instalaron en la parte alta del Valle del Río Mississippi. Allí establecieron la ciudad de Nauvoo, Illinois. Durante las primeras etapas de su fundación, empezaron a construir un templo—un espacio sagrado dedicado a las ordenanzas que llevan a la salvación—. Durante el período de la construcción del templo, los miembros de la Iglesia donaron diversos recursos, y los hombres sirvieron como trabajadores voluntarios un día de cada diez. [6]

En el año 1842, Sara Granger Kimball y Margaret Cooke comentaban la forma en que las mujeres, al igual que los hombres, podrían contribuir a la construcción del Templo de Nauvoo. Acordaron que podían proporcionar ropa para los obreros voluntarios. Como resultado de esta plática, Kimball pensó formar una sociedad femenina de benevolencia (lo que era una cosa común en esa época) que les permitiría a las mujeres mormonas participar en acciones de servicio para la comunidad. [7] En marzo de 1842, un pequeño grupo de mujeres se reunieron en el hogar de Kimball para comentar sobre la posibilidad de crear la sociedad que había ideado. La entusiasta respuesta a esa idea dio por resultado la decisión colectiva de organizar una sociedad benevolente.

A petición de las otra mujeres que asistieron a la reunión, Eliza R. Snow elaboró una constitución para su sociedad en ciernes. Subsecuentemente se la enseñó a José Smith. Encantado con la idea de una sociedad de las mujeres, el Profeta José apoyó la propuesta, y también sugirió que las mujeres de la Iglesia expandieran el alcance de su sociedad al incorporar trabajo temporal y espiritual como parte de su misión. [8]

El 17 de marzo de 1842 veinte mujeres se reunieron con José Smith, John Taylor y Willard Richards para establecer oficialmente la nueva sociedad. En esta reunión el Profeta explicó que organizaría a las mujeres de la Iglesia bajo el modelo y la dirección del sacerdocio; en esencia estaba sugiriendo que la sociedad podría trascender a cualquier sociedad de benevolencia al colocarla dentro de un marco de referencia orientado a la salvación. [9] Además de participar en actos de servicio caritativo, el Profeta José explicó que las mujeres mormonas también deberían comprometerse en la obra de la salvación. Sobre esta conversación, Elizabeth Ann Smith Whitney recordó: “El Presidente José Smith tenía mucha fe en el trabajo de las hermanas y siempre buscó animarlas en el desempeño de los deberes pertenecientes a estas Sociedades que, según dijo, no eran solamente para propósitos benevolentes y para el desarrollo espiritual, sino que realmente eran para salvar almas. [10]

Las mujeres que asistieron a la reunión del 17 de marzo eligieron a Emma Smith como la presidenta de la sociedad y acordaron que el nombre fuera La Sociedad de Socorro Femenil de Nauvoo. Las referencias del Profeta José Smith de organizar a las mujeres bajo el modelo y la dirección del sacerdocio y comprometerlas en la obra de salvación sugirieron que las mujeres son tan esenciales como los hombres para la obra de Dios y que ambos sexos tenían acceso al poder espiritual, las bendiciones y los dones del sacerdocio. [11]

Desde su inicio, la Sociedad de Socorro ha animado a las mujeres mormonas a que se coloquen dentro de una mayor historia cosmológica; ha definido sus propósitos aquí y en el más allá. La Sociedad de Socorro también brindó un espacio en el cual las mujeres mormonas pudieran dar y recibir instrucción de religión. Por ejemplo, Emma Smith escuchó el consejo revelador, que ahora está canonizado en D. y C. 25: “explicar las Escrituras y para exhortar a la Iglesia.” [12] Además, José Smith—que se había concentrado en instruir y capacitar a los hombres— se reunió con las miembros de la Sociedad de Socorro y las instruyó acerca de su papel en el plan de salvación y las preparó para los convenios que ellas, eventualmente, efectuarían dentro de las paredes del templo. Hasta ese entonces, la participación de las mujeres en el templo se había centrado en brindar materiales, trabajo manual, y ropa para los obreros. El interés del Profeta al organizar una sociedad para las mujeres se convirtió en una invitación para que ellas participaran en la adoración en el templo. En el contexto de las reuniones de la Sociedad de Socorro también aprendieron acerca del sacerdocio y sobre los dones espirituales. Llegaron a entender que el templo les dio acceso a las ordenanzas salvadoras del evangelio y les permitió realizar bautismos por los muertos a favor de sus seres queridos fallecidos. Para las mujeres, tal como lo comentó muy aptamente Carol Cornwall Madsen, esto “abrió un nuevo concepto de participación espiritual en relación a los ‘privilegios, bendiciones y dones del sacerdocio’ que no solamente mejoraron su posición en la iglesia sino que les ofreció un potencial ilimitado en el más allá.” [13]

Eliza R. Snow

Como secretaria de La Sociedad de Socorro Femenil de Nauvoo, Eliza R. Snow—que había tenido experiencia como registradora, transcriptora y poetisa con poemas publicados— llevó un registro meticuloso de las primeras reuniones de la sociedad al que tituló “Un Libro de Registros que Contiene las minutas de la Sociedad de Socorro Femenil de Nauvoo.” Al crear este libro, Snow se convirtió en historiadora de la Sociedad de Socorro. Desde entonces, algunos eruditos han indicado que “su exactitud muestra su creencia de que estaba construyendo un registro importante y duradero.” [14]

Snow llevó las minutas de las reuniones de la Sociedad de Socorro que se efectuaron en 1842 y principios de 1843. Conciente de su importancia particular, registró los sermones que José Smith les dio a las miembros de la Sociedad de Socorro—que son los únicos relatos existentes de sus enseñanzas dirigidas específicamente a las mujeres—. [15] Aunque Snow se mudó a veinticinco millas al sur de Nauvoo a principios de 1843, lo cual le impidió asistir con regularidad a las reuniones de la Sociedad de Socorro, ella dejó en Nauvoo el registro que estaba haciendo a fin de que otras mujeres pudieran anotar los detalles de las reuniones a las que no asistió. Phoebe M. Wheeler, Hannah Ells, y otra escribiente no identificada tomaron las notas en lugar de Snow. [16]

En el año 1844, las reuniones de la Sociedad de Socorro se suspendieron debido a las controversias asociadas con el matrimonio plural. Poco tiempo después, fue asesinado José Smith, y dos años después de su muerte, los miembros de la Iglesia empezaron su migración hacia el oeste. Durante este período tumultuoso, Snow recuperó el Registro de la Sociedad de Socorro y se lo llevó con ella al salir de Nauvoo rumbo a las Montañas Rocallosas. Entendía la importancia del documento que había creado y estaba decidida a preservarlo.

Poco después de establecerse en las Montañas Rocallosas, un pequeño grupo de mujeres mormonas establecieron sociedades de “mujeres con el propósito de hacer ropa para los niños y las mujeres indígenas.” [17] Debido a que pronto otros grupos de mujeres siguieron su ejemplo, en muchos barrios resurgió la Sociedad de Socorro. Durante la Reforma Mormona a mediados de los años 1850s, se inculcó un fuerte componente espiritual a las labores caritativas en las que participaban las miembros de la Sociedad de Socorro. Este período de renovación, “reafirmó el sentido de las hermanas en la unidad de propósito y continuidad con sus raíces de Nauvoo.” [18]

Como consecuencia de la Guerra de Utah y la Guerra Civil, el resurgimiento de la Sociedad de Socorro disminuyó y la organización prácticamente desapareció por segunda vez. [19] Sin embargo, el 6 de diciembre de 1867, Brigham Young les pidió a todos los obispos que organizaran un grupo de la Sociedad de Socorro en sus barrios, esperando que eso ayudaría a los asuntos temporales de los Santos. Dándose cuenta de la naturaleza frágil de la reorganización de la sociedad, el profeta Brigham le pidió a Eliza R. Snow que fortaleciera la renovación de la Sociedad de Socorro. [20]

En sus esfuerzos para reestablecer la Sociedad de Socorro, Snow hizo un estudio muy minucioso del libro de registros que había hecho en Nauvoo. Creía que la reorganización requería un conocimiento histórico—ella tenía que entender el propósito de la Sociedad de Socorro—a fin de poder ayudar a otras mujeres a que entendieran su importancia. Por lo tanto, Snow “llevó consigo [el registro] y citaba de él cuando les hablaba a las mujeres de la Sociedad de Socorro en Utah.” [21] Se basaba en las minutas que había llevado para formar la memoria de las mujeres acerca de los orígenes de la Sociedad de Socorro para que pudieran “recuperar la vitalidad y el espíritu” de esa sagrada organización. [22] De manera particular enfatizaba el alcance orientado a la salvación contenido en las enseñanzas de José Smith, recalcando la idea de que la Sociedad de Socorro era algo más que una sociedad de benevolencia o una organización de auxilio. Ella les enseñó que de esa forma las mujeres se podrían involucrar en la obra de salvación y que era el medio para que alcanzaran su lugar correcto en el reino de Dios. Como una de las primeras historiadoras de las mujeres mormonas, ella creó, preservó y fomentó la familiaridad con el pasado, esperando “investir a las mujeres mormonas con el sentido del poder espiritual que José había abierto para ellas.” [23]

Emmeline B. Wells

Aunque Emmeline B. Wells era una adolescente cuando se organizó la Sociedad de Socorro en Nauvoo, estaba familiarizada y muy interesada en su historia. Al igual que Snow, tenía un fuerte sentido de la conciencia histórica y esperaba preservar y diseminar la historia de la Sociedad de Socorro en particular y la historia de las mujeres mormonas en lo general. Por lo tanto, en el año 1872 Wells hizo una copia palabra por palabra de las minutas de la Sociedad de Socorro y las usó para expandir el trabajo que Snow había iniciado. [24]

Como autora y editora, Wells encontró maneras creativas de hacer que las mujeres mormonas estuvieran más expuestas a su historia; esperaba que este conocimiento legitimaría y aumentaría su participación en la Iglesia así como en una sociedad más amplia. A fin de cumplir esta meta, escribió más de cincuenta artículos y los publicó en Woman’s Exponent en los cuales resaltó, analizó e interpretó los temas principales que se detallaban en las minutas de la Sociedad de Socorro de Nauvoo. [25] Sus esfuerzos hicieron que por primera vez estuviera al alcance de las mujeres mormonas la información registrada en estos documentos importantes.

Además de compartir la historia de la Sociedad de Socorro por medio de sus escritos en Woman’s Exponent, Wells sirvió como la quinta presidenta general de la organización—la última de sus presidentas que conoció a José Smith y que tuvo conexiones personales con los orígenes de la Sociedad de Socorro—. Por lo tanto, durante su gestión como presidenta, Wells esperaba “transmitir el recuerdo y el significado de los comienzos de la Sociedad de Socorro a una segunda generación de mujeres mormonas.” [26] Creía que quienes recordaran su historia llegarían a reconocer el poder y la influencia que podían tener en diferentes esferas; en su mente, las mujeres mormonas tenían la capacidad de hacer una gran diferencia dentro y fuera del hogar. [27]

Aunque Snow y Wells sirvieron como historiadoras de las mujeres mormonas, muy pocos miembros actuales de la Iglesia conocen los esfuerzos que ellas hicieron para preservar este aspecto tan importante de la historia de la Iglesia. Snow registró y preservó las palabras del Profeta y procuró que sus enseñanzas a las mujeres fueran conocidas, y por extensión, que cambiaran sus vidas. [28] Wells siguió la obra de Snow y amplió su alcance, haciendo que la historia de la Sociedad de Socorro estuviera accesible desde el púlpito y en publicaciones. Ambas hallaron las formas para darle propósito y significado a la Sociedad de Socorro; enfatizar su papel dentro del alcance de la obra de salvación, y de preservar su recuerdo para la actual y futuras generaciones de mujeres mormonas.

Sin embargo, la muerte de Wells en el año 1921, “rompió la cadena de memoria” que conecta a los orígenes de la Sociedad de Socorro. [29] Debido a que ya no estaban vivos los testigos históricos de la organización de la Sociedad de Socorro, eventualmente resultó el olvido, un patrón muy común—demasiado—en la historia de las mujeres. De hecho, aunque las mujeres han estado registrando sus experiencias al menos desde la época medieval, la historiadora Gerda Lerner ha explicado la forma en que cada generación de mujeres parece que ignora que las mujeres de la generación anterior ya habían “acumulado muchas ‘cosas respetables”’ [30] Por la falta de este antecedente historiográfico las mujeres de cada generación deben re-inventar la rueda. [31] Tristemente, muchas mujeres mormonas del siglo veinte cayeron en esa categoría de olvido histórico. [32] Puesto que la historia que se recuerda se ha centrado típicamente en los líderes masculinos (esto es cierto dentro y fuera del mormonismo) demasiado pocos estaban familiarizados con los documentos que Eliza R. Snow conservó y con los artículos que Wells publicó. Así los mensajes vitales que contenían—particularmente la necesidad de que las mujeres participaran en la obra de salvación—se olvidaron por mucho tiempo. Sin embargo, hace poco, otra presidenta general de la Sociedad de Socorro ha reconocido la necesidad de que las mujeres mormonas recuperen su historia. [33]

Julie B. Beck

Del año 2007 al 2012 , Julie B. Beck sirvió como la decimoquinta presidenta general de la Sociedad de Socorro, Durante su gestión, muchos de los discursos que dio parecían estar atados con un matiz histórico: una y otra vez resaltó el propósito y la importancia de la organización de la Sociedad de Socorro. [34]

En la reunión general del año 2010, el conocimiento histórico de Beck se vio mucho más claro. Decidida a corregir el problema del olvido, anunció que se estaba escribiendo un recuento histórico sobre la Sociedad de Socorro y que sería distribuido a los miembros de la Iglesia. [35] Los propósitos de este libro eran, según lo explicó: restaurar el sentido de unidad y propósito, iniciar un cambio positivo, y unir a las mujeres mormonas en la obra de la salvación. [36] Como si hiciera eco de los pensamientos de Gerda Lerner, le recordó a una vasta y diversificada audiencia de mujeres—unidas por una fe común—que “es muy importante no tener una historia.” [37]

Igual que Snow y Wells. Beck recalcó el propósito salvador de la Sociedad de Socorro. [38] Al acercarse a los registros del pasado, también pudo recuperar las palabras y la visión del Profeta José Smith en relación a esta organización fundamental. Ella entendió que las mujeres mormonas modernas necesitaban recordar que la Sociedad de Socorro es más que un club social o una organización que realiza actos de servicio temporal; que es una organización espiritual que siempre ha tenido el deber de salvar almas. [39] Según lo explicó Beck en un servicio de devoción en BYU, la Sociedad de Socorro es semejante a los quórumes del sacerdocio—ya que ambos—fueron diseñados para “ayudarnos a ser quienes nuestro Padre Celestial necesita que lleguemos a ser.” [40]

Conclusión

Aunque Julie B. Beck, recuperó recientemente la historia de la Sociedad de Socorro, no debemos asumir que el olvido histórico no ocurrirá en futuras generaciones. (Seguramente Eliza R. Snow y Emmeline B. Wells supusieron, o al menos esperaron, que sus esfuerzos para preservar la historia de la Sociedad de Socorro impactarían a todas las generaciones de mujeres mormonas.) El recordar es activo; requiere seriedad. conocimiento y creatividad. Nos anima a pensar acerca de los temas antiguos de nuevas maneras y que abramos nuestras mentes a una narrativa más extensa y compleja.

Como educadores de religión, tenemos la responsabilidad de invitar a todos nuestros alumnos a participar en la obra de la salvación. Y las posibilidades para dicha participación están aumentando frecuentemente: nuestros alumnos están sirviendo misiones a una edad más temprana, y muchos de esos alumnos son mujeres. En consecuencia, las mujeres están recibiendo sus investiduras a una edad más temprana. Se les están concediendo mayores responsabilidades de liderazgo como misioneras; sus mayordomías están aumentando. [41] De hecho, se les han dado, más que nunca antes, las oportunidades para cumplir la misión de la Sociedad de Socorro, como lo enseñó José Smith.

Para ayudar con la siempre creciente obra de la salvación, y para evitar los modelos anteriores de olvido histórico, cada uno de nosotros necesita hacer un mayor esfuerzo para “conocer y aprender la historia de la Sociedad de Socorro” y enseñar su importancia a nuestros alumnos, hombres y mujeres. [42] Por ejemplo, ¿qué tal si incorporamos en nuestras lecciones las enseñanzas de José Smith que se encuentran en las minutas de la Sociedad de Socorro? También podríamos sacar de las escrituras y de la historia de la Iglesia las historias que se refieran a las mujeres y a los hombres. Podríamos leer y citar cosas de los discursos que han sido dados por las líderes de las mujeres, ayudando así a nuestros alumnos a reconocer la importancia de la obra que hacen y de los consejos que brindan, así como la importancia de las organizaciones auxiliares que representan. [43]

Si enseñamos a las nuevas generaciones de estudiantes a considerar la importancia de la historia de la Sociedad de Socorro—a valorar la obra salvadora de Dios como la efectúan las mujeres—entonces el recordar será algo inevitable. Si se convierte en una parte de lo que son y de la forma en que entienden el evangelio, la preservarán, la enseñarán y harán que sea una norma. “A medida que hagamos progresar la obra del Señor,” sugirió la hermana Beck, “las fieles hermanas [y los hermanos fieles] de todo el mundo seguirán escribiendo la historia de la Sociedad de Socorro.” [44] Y el olvido puede llegar a ser una cosa del pasado.

Notas

[1]- Emmeline B. Wells, “Self-Made Women,” Woman’s Exponent, 1 de marzo de 1881, página 148.

[2]- Carol Cornwall Madsen, An Advocate for Women: The Public Life of Emmeline B. Wells, 1870-1920 (Provo, UT: Brigham Young University Press, 2005). Ver también de Carol Cornwall Madsen, “Emmeline B. Wells: Romantic Rebel,” en Supporting Saints: Life Stories of Nineteenth-Century Mormons, editado por Donald Q. Cannon y David J. Whittaker, (Provo, UT: Religious Studies Center, 1985), páginas 305-341.

[3]- Emmeline B. Wells diary, el 4 de enero de 1878. L. Tom Perry Special Collections, Harold B. Lee Libraryt, Brigham Young University, Provo, UT.

[4]- Julie B. Beck “‘Hijas en mi Reino’: La Historia y la Obra de la Sociedad de Socorro,” Liahona, noviembre de 2010.

[5]- Julie B. Beck, “Hijas en Mi Reino”

[6]- Glen M. Leonard, Nauvoo, A Place of Peace, a People of Promise (Salt Lake CityL Deseret Book, 2002), página 237.

[7]- Lori Ginzberg, Women and the Work of Benevolence: Morality, Politics and Class in the Nineteenth-Century United States (New Haven, CT: Yale University Press, 1990).

[8]- “Minutes of the Proceedings of the Third Meeting of the Society,” Nauvoo Relief Society Minute Book, 31 de marzo de 1842; The Joseph Smith Papers, http://josephsmithpapers.org/paperSummary/ nauvoo-relief -society-minute-book&p=19. Veáse también de Jill Mulvay Derr, Janatg Russel Cannon, y Maureen Ursenbach Beecher Women of Covenant: The Story of Relief Society (Salt Lake City: Deseret Book Company, 1992), pígina 79; de Jill Mulvay Derr y Carol Cornwall Madsen, “Preserving the Record an Memory of the Female Relief Society of Nauvoo,” Journal of Mormon History 35, num. 3 (2009): páginas 88-117; y de Jill Mulvay Derr y Carol Cornwakk Madsen, “‘Something Better’ for the Sisters: Joseph Smith and the Female Relief Society of Nauvoo,” en Joseph Smith and the Doctrinal Restoration: The 34th Annual Sidney B. Sperry Symposium (Provo, UT: Religious Studies Center; Salt Lake City: Deseret Book, 2005), páginas 123-143.

[9]- “Minutes of the Proceedings of the Third Meeting of the Society,” Nauvoo Relief Society Minute Book, 31 de marzo de 1842; The Joseph Smith Papers, http://josephsmithpapers.org/paperSummary/ nauvoo-relief -society-minute-book&p=19.

[10]- Carol Cornwall Madsen, In Their Own Words: Women and the Story of Nauvoo (Salt Lake City: Deseret Book, 1994), páginas 200-201.

[11]- Este principio ha sido confirmado por el actual Apóstol M. Russell Ballard, que dijo: “En el grandioso plan de nuestro Padre Celestial, que incluye el sacerdocio, los hombres tienen la singular responsabilidad de administrarlo; pero ellos no son el sacerdocio. . . .en la perspectiva eterna, el hombre y la mujer comparten el poder procreativo y el poder del sacerdocio.” “Esta es Mi Obra y Gloria” Liahona mayo de 2013. Veáse también “Las Llaves y la Autoridad del Sacerdocio” por Dallin H. Oaks, Liahona, mayo de 2014.

[12]- Doctrina y Convenios 25: 7.

[13]- Carol Cornwall Madsen, “Mormon Women and the Temple: Toward a New Understanding,” en Mormon Women in Historical y Cultural Perspective, editado por Maureen Ursenbach Beecher y Lavina Fielding Anderson (Chicago: University of Illinois Press, 1987), páginas 83-84.

[14]- Madsen, “Mormon Women and the Temple; página 92.

[15]- Madsen, “Mormon Women and the Temple; página 94.

[16]- Derr y Madsen, “Preserving the Record,” página 94.

[17]- “Record of the Female Relief Society Organized on the 9th of Feby in the City of the Great Salt Lake 1854", holograph, Louisa R. Taylor Papers; L. Tom Perry Special Collections, Harold B. Lee Library, BrighamYoung University, Provo, UT.

[18]- Veáse “Relief Society in the Early Days,” Woman’s Exponent, 1 de julio de 1895, página 21; “Relief Society Begninnings in Utah,” por Susa Young Gates en la Relief Society Magazine 9 de abril de 1922; “Record of the Relief Society from First Organization to Conference Apr 5, 1892. Book II.” catalogado como Relief Society Record, 1880-1892; Eliza R. Snow, “Relief Society,” Deseret Evening News, 18 de abril de 1868, página 2; y de Jill Mulvay Derr, Janath Russell Cannon, y Maureen Ursenbach Beecher, Women of Covenant: The Story of Relief Society (Salt Lake City: Deseret Book, 1992), página 79.

[19]- Derr, Cannon y Beecher, Women of Covenant, páginas 59-82.

[20]- Derr, Cannon y Beecher, Women of Covenant, páginas 83-126.

[21]- Derr, y Madsen, “Preserving the Record,” página 90.

[22]- Derr, y Madsen, “Preserving the Record,” página 104.

[23]- Derr, y Madsen, “Preserving the Record,” página 105.

[24]- Holograph copy of Emmeline B. Wells Papers; L. Tom Perry Special Collections, Harold B. Lee Library, Brigham Young University, Provo, UT.

[25]- Ver por ejemplo, “Sermons and Writings of the Prophet Joseph, His Teachings to the Relief Society,” Woman’s Exponent, 15 de agosto de 1844, páginas 44-52; “The Relief Society: Extracts from the Records,” Woman’s Exponent, noviembre de 1905, páginas 36-38; “The Relief Society (copied from the Original Records), Eliza R. Snow, Secretary,” Woman’s Exponent, febrero de 1911, página 49.

[26]- Derr, y Madsen, “Preserving the Record,” página 90.

[27]- Veáse por ejemplo, Emmeline B. Wells, diary el 4 de enero de 1878 y el 23 de mayo de 1908, L. Tom Perry, Special Collections, Harold B. Lee Library, Brigham Young University, Provo, Ut.; “A Noble Woman,” Deseret Evening News, 5 de marzo de 1910, página 4; Blanche Beachwood [el seudónimo de Emmeline B. Wells], “Real Women,” Woman’s Exponent, 1 de junio de 1874, págiuna 118; Blanche Beachwood, “Real Women,” Woman’s Exponent, 1 de abril de 1876, página 118. Véase también de Carol Cornwall Madsen, An Advocate for Women: The Public Life of Emmeline B. Wells, 1870-1920 (Provo, UT: Brigham Young University Press, 2005); y de Carol Cornwall Madsen. “Telling the Untold Story: Emmeline B. Wells as Historian,” en Telling the Story of Mormon History; Proceedings of the 2002 Symposium of the Joseph Fielding Smith Institute for Latter-day Saint History at Brigham Young University, editado por William G. Hartley (Provo, UTL Joseph Fielding Smith Institute for Latter-day Saint History, 2004).

[28]- El contenido de las minutas de la Sociedad de Socorro está disponible por medio del proyecto de los Documentos de José Smith (incluyendo copias de los originales y la transcripción) en http://josephsmithpapers.org/paperSummary/nauvoo-relief-society-minute-book y también están disponibles en una publicación de Sheri L. Dew y Virginia H. Pearce, The Beginning of Better Days: Divine Instructions to Women from the Prophet Joseph Smith (Salt Lake City: Deseret Book, 2012).

[29]- Derr, y Madsen, “Preserving the Record,” página 113.

[30]- Gerda Lerner, Creation of Feminist Consciousness: From the Middle Ages to Eighteen-seventy (Nueva York: Oxford University Press, 1994), página 210.

[31]- Lerner, Creation of Feminist Consciousness, página 166.

[32]- La historia de las mujeres mormonas se ha convertido en un campo académico creciente con el aumento de la historia de las mujeres en los años 1970s; sin embargo, sigue siendo desconocida para la mayoría de los lectores laicos.

[33]- Esta declaración no tiene la intención de sugerir que otras presidentas generales de la Sociedad de Socorro no hayan reconocido la historia de la Sociedad de Socorro, y tampoco implica que la organización de la Sociedad de Socorro no se haya comentado y celebrado por toda la Iglesia SUD. Sin embargo, la declaración hace notar un ejemplo reciente de una presidenta general de la Sociedad de Socorro que hizo un esfuerzo concertado—semejante a los de Snow y Wells—para recuperar una historia olvidada.

[34]- Ver los siguientes discursos de Julie B. Beck en las Conferencias Generales publicados en la revista Liahona: Nov. de 2008: “Cumplir el Propósito de la Sociedad de Socorro”; nov. de 2009: “La Sociedad de Socorro: Una Obra Sagrada” ; nov. de 2010: “Hijas en mi Reino”; nov. de 2011: “Lo que espero que mis nietas (y nietos) comprendan de la Sociedad de Socorro”; mayo de 2012: “La Visión de los Profetas en cuanto a la Sociedad de Socorro: Fe, Familia, Socorro”; además ver de ella misma “Why We are Organized into Quorums and Relief Societies,” publicado en Religious Educator 14, núm 1 (2013): páginas 19-33.

[35]- Susan W. Tanner, Hijas en Mi Reino (Salt Lake City: Intellectual Reserve, 2011).

[36]- Beck: “Hijas en mi Reino,”

[37]- Gerda Lerner, Why History Matters: Life and Thought (Nueva York: Oxford University Press, 1988), página 208.

[38]- Derr, Cannon, y Beecher, Women of Covenant, página 79; y también Derr y Madsen, “Preserving the Record,” páginas 88-117; “Something Better for the Sisters,” páginas 123-143; Nauvoo Relief Societey Minute Book del 30 de marzo de 1842; Dew y Pearce, The Beginning of Better Days.

[39]- Julie B. Beck, “Hijas en mi Reino.”

[40]- Julie B. Beck, “Why We Are Organized into Quorums and Relief Societies,” página 29.

[41]- Además, están aumentando las funciones de liderazgo de las esposas de los presidentes de misión, y el alcance del liderazgo internacional se está expandiendo con el reciente anuncio de que se han llamado a hermanas de distintas partes para ser parte de la mesa general de la organización de las Mujeres Jóvenes. http://www.mormonnewsroom.org/article/mormon-auxliary-leaders-announce-international-board-members.

[42]- Beck, “Hijas en mi Reino” página 114.

[43]- Para más ideas, ver de Neylan McBaine, Women at Church: Magnifying LDS Women’s Local Impact (Sandy, UT: Greg Kofford Books, 2014).

[44]- Beck, “Hijas en mi Reino,” página 115.