El Libro de Mormón y las Bendiciones Patriarcales: Las Reflexiones de un Patriarca Ordenado

Richard Dilworth Rust

Richard Dilworth Rust (rdrustch@aol.com) es profesor emérito de inglés en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

giving a blessingCuando se da una bendición patriarcal, el receptor escucha primero la bendición y puede sentir en ese momento una confirmación por parte del Espíritu Santo. Posteriormente, él o ella puede leer y releer la bendición como una escritura personal.

En mi servicio como patriarca de estaca antes de salir en varias misiones con mi esposa, y posteriormente dar bendiciones patriarcales a varios de mis nietos, he aprendido cómo el Libro de Mormón en su conjunto y en sus partes puede ser comparado a la bendición patriarcal. De igual manera, un bendición patriarcal dada por un patriarca ordenado, puede ser comparada al Libro de Mormón. Entender mejor al uno puede ayudarnos a entender mejor el valor del otro. Al ver juntos al Libro de Mormón y las bendiciones patriarcales, uno puede ver aún con mayor claridad el sistema de revelación y profecía de Dios y su aplicación personal.

El Principio de “Comparar A”

Comparar una cosa a otra no significa que haya equivalencia entre las dos. Más bien, es un método para resaltar ciertos aspectos de una de las cosas que se hallan en la otra. En una revelación dada a José Smith, el Señor preguntó: “¿A qué compararé estos reinos para que comprendáis?” Luego contesta: “He aquí, compararé estos reinos a un hombre que tiene un campo, y envió a sus siervos a cavar en él” (D y C 88:46,51). Jesús usó eficazmente el “comparar a” cuando ilustró las características del reino del cielo al compararlo: “al hombre que sembró buena semilla en su campo,” “al grano de mostaza,” “a la levadura,” “a un tesoro escondido en el campo,” “a una red que, echada al mar, recoge toda clase de peces” (Mateo 13:24, 31, 33, 44, 47). Otra vez, “entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio” (Mateo 25:1). Zenós registró que el Señor dijo: “Te compararé, oh casa de Israel, a un olivo cultivado” (Jacob 5:3). Luego se deja que el oyente o lector resuelva las implicaciones de la analogía.[1]

El Presidente Thomas S. Monson usó el “comparar a” cuando llamó a la “bendición patriarcal” una Liahona de luz para guiarle alegremente a su hogar celestial.[2] Aunque una bendición patriarcal no es lo mismo que la Liahona descrita en el Libro de Mormón, hay una serie de semejanzas entre una bendición patriarcal y el Libro de Mormón así como también del Libro de Mormón a una Liahona. Ambos contienen “la palabra de Cristo, que te indicará un curso directo a la felicidad eterna” (Alma 37: 44). Al igual que la brújula, el director, o la “esfera de bronce fino, esmeradamente labrada” encontrada por Lehi (1 Nefi 16:10), una bendición patriarcal y el Libro de Mormón son y han sido preparados por la mano del Señor (ver 2 Nefi 5:12). Considerando que una bendición patriarcal y el Libro de Mormón sean semejantes a una Liahona, al lector, figurativamente, se le instruye: “mira la esfera, y ve las cosas que están escritas” (1 Nefi 16:26). Lo escrito es “fácil de leer” (1 Nefi 16:29). Y al igual que para el uso exitoso de la Liahona, se requirió que los fieles presten "atención y diligencia" a la brújula (Mosíah 1:16) “la fe y la diligencia y atención” nos ayudan a "conocer las vías del Señor" (1 Nefi 16:28-29) tal como se evidencia en el Libro de Mormón y en las bendiciones patriarcales.

La Aplicación Personal de “Comparar A”

Si uno considera el Libro de Mormón simplemente como la palabra de Dios para la humanidad, se puede tener la inclinación a leerlo superficialmente y saltarse algunas partes. Sin embargo, si uno lo hace personal aplicándolo a sí mismo como si fuera una bendición patriarcal, entonces todas las partes del libro adquieren mayor significado. Aprendemos de Nefi cómo se puede lograr la aplicación enfocada. Con respecto a las palabras de Isaías Nefi dijo: “y podéis aplicaróslas a vosotros y a todos los hombres” (2 Nefi 11:8). Aunque el “vosotros” se refiere al pueblo de Nefi, también podría referirse a personas específicas o a un lector individual. Por ejemplo, en su no muy velada aplicación de Isaías a sus hermanos Lamán y Lemuel, Nefi dijo: “pero a fin de convencerlos más plenamente de que creyeran en el Señor su Redentor, les leí lo que escribió el profeta Isaías; porque apliqué todas las escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción” (1 Nefi 19:23). Parece que Nefi usó lo que sigue (comparable a Isaías 48) para aplicar la reprensión de Isaías a Lamán y Lemuel que “no os apoyáis en el Dios de Israel” (1 Nefi 20:2). Lehi le había declarado antes a Lamán: “¡Oh, si fueras semejante a este río, fluyendo continuamente en la fuente de toda rectitud! (1 Nefi 2:9). La mención posterior de Nefi referente a la cita que Isaías hace del Señor, se asemeja a la súplica de Lehi “Oh, si hubieras escuchado mis mandamientos: habría sido entonces tu paz como un río, y tu rectitud cual las ondas del mar” (1 Nefi 20:18). Esta sección de Isaías termina con una advertencia que Nefi implicó que tenía aplicación específica para Laman y Lemuel: “no hay paz para los inicuos, dice el Señor” (1 Nefi 20:22). Sin embargo, en la dureza de sus corazones sus hermanos no entendieron y le tuvieron que preguntar a Nefi, “¿qué significan estas cosas que has leído?” (1 Nefi 22:1).

El élder Dallin H. Oaks expresó esta verdad: “Las Escrituras también pueden ayudarnos a obtener respuestas a preguntas personales muy específicas.”[3] Refiriéndose a los discursos dados en las conferencias generales, el élder Jeffrey R. Holland dijo: “Si enseñamos por el Espíritu y ustedes escuchan por el Espíritu, uno de nosotros se referirá a las circunstancias de ustedes y enviará una epístola profética personal sólo para ustedes.”[4] Hablando de su experiencia personal, Julie M. Smith dijo: “El estudio reflexivo de las Escrituras conduce a la revelación personal.”[5] El élder Devin G. Durrant nos ha aconsejado sabiamente a no solamente meditar sino a meditar y memorizar (meditizar) pasajes selectos de escrituras que se nos apliquen, cada semana y cada año. Y prometió: “Al hacer este esfuerzo, sentirán un incremento de la espiritualidad. También podrán enseñar y edificar de maneras más significativas a las personas a las que aman.”[6]

El que José Smith haya respondido a Santiago 1:5, es ejemplo de la aplicación personal. El élder Holland dijo: “De hecho, fue un encuentro divinamente ordenado con el quinto versículo del primer capítulo del libro de Santiago lo que llevó a José Smith a su visión del Padre y del Hijo, y que dio origen a la Restauración del evangelio de Jesucristo en nuestro tiempo.”[7] Otro ejemplo es del élder Jay E. Jensen que al leer la sección 3 de Doctrinas y Convenios quedó “conmovido profundamente por los primeros cinco versículos pues se aplicaban a mis preocupaciones personales.” El élder Jensen continuó diciendo:

Cuando leo un versículo, con frecuencia incluyo mi nombre en él. Lo hice así al leer el versículo 5 y encontré la ayuda que necesitaba para quitar mis sentimientos sombríos: “He aquí, Jay Jensen, se te confiaron estas cosas, pero cuán estrictos fueron tus mandamientos; y recuerda también las promesas que te fueron hechas, Jay Jensen. . .”

Las palabras “recuerda también las promesas” Me golpearon con un poder inusual. Me identifiqué con el profeta José Smith cuando leyó Santiago 1:5 Las palabras “recuerda también las promesas” “pareci[eron] introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. L[as] medité repetidas veces” (José Smith–Historia 1:12).[8]

El Libro de Mormón Como una Bendición Patriarcal

De manera similar al relato del élder Jensen, leer con oración el Libro de Mormón como si fuera una bendición patriarcal dirigida a uno personalmente, invoca “el espíritu de revelación y de profecía” (Alma 23:6).[9] Meditar y orar repetidamente “en el espíritu” (Enós 1:10) respecto al Libro de Mormón así como en la propia bendición patriarcal, nos conduce a recibir revelación personal. (Una excepción, por supuesto, es que a diferencia de la bendición patriarcal, el Libro de Mormón es aplicable a la vida de muchas personas.)

Leerlo para buscar la aplicación personal y en el espíritu de que sea a semejanza de una bendición patriarcal, el Libro de Mormón nos puede ayudar a “conocer los misterios [o sea, las verdades reveladas] de Dios. . . conforme a la atención y la diligencia que [uno] le rinda” (Alma 12:9). Eso requiere la meditación personal y el preguntar. Como dijo el Señor: “Si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna” (D y C 42:61).

Identificarse con las Personas del Libro de Mormón

Pensar en la bendición patriarcal como si fuera una escritura personal, puede también hacer del Libro de Mormón una escritura propia al identificarse con las personas en el Libro de Mormón. Con la ayuda del Espíritu, uno pude cambiar las instancias de “yo, Nefi,” yo, Mormón,” o “yo, Moroni,” a “yo [mi nombre].” Uno puede identificarse con uno de los jóvenes guerreros lamanitas bajo el liderazgo de Helamán “(somos como los 2000 lamanitas”)[10] o con Nefi cuando sale a obtener las planchas de bronce (Iré y haré las cosas que Dios manda. / Se que el Señor prepara la vía; Él quiere que yo sea obediente,”)[11] En un mensaje navideño, el élder David A. Bednar sugirió: “trate de imaginar que tiene 10 años de edad y que es un miembro de la multitud que escucha al profeta de Dios predecir eventos futuros” y posteriormente que tiene 15 años y luego 50 años de edad para ver cumplidas las profecías de Samuel el Lamanita.[12] Al aprender que Jesús tomó a los niños pequeños de los nefitas “uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos” (3 Nefi 17:21), los lectores pueden creer que Jesús los conoce “uno por uno” y pueden imaginarse en el lugar de esos niños. En las últimas líneas de su poema, “Uno por Uno,” el élder Bednar nos comparó a los niños a quienes bendijo Jesús:

Uno por uno, uno por uno

Él intercede por cada hija e hijo.

Uno por uno, uno por uno.

La fuerza de su gracia nos da poder para llegar a ser.

Uno a uno.[13]

El Libro de Mormón como un Símbolo del Salvador

Puesto que “todas las cosas que han sido dadas por Dios al hombre, desde el principio del mundo, son símbolos de él [Cristo]” (2 Nefi 11:4), y siendo que el Libro de Mormón fue “dado por Dios,” el Libro de Mormón centrado en Cristo puede ser considerado un símbolo del Salvador—otro testamento de y por Cristo— . Dando un paso adicional y escuchar las palabras de Cristo que se hallan por todo el libro,[14] uno puede oír al Salvador hablándole específicamente a él. Por ejemplo, uno puede imaginarse estar en el templo en la tierra de Abundancia y oír al Salvador decir: “He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo. Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he bebido la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio” (3 Nefi 11:10-11). En otras palabras, leer con el espíritu de revelación el libro y sus partes, pueden llegar a ser una revelación personal de parte del Salvador.

Una Bendición Patriarcal Comparada al Libro de Mormón

Así como el Libro de Mormón puede ser comparado a una bendición patriarcal, igual la bendición patriarcal puede ser comparada al Libro de Mormón. Al igual que hacen los profetas, los patriarcas hablan las palabras que “les han sido dadas por el Espíritu y poder de Dios” (1 Nefi 3:20). Ellos “escrib[en] las palabras que yo [el Señor] les hable” (2 Nefi 29:11). Pero aunque cada patriarca, como un instrumento de Dios, habla las palabras de Cristo, usa su propio lenguaje y lo adapta al nivel de entendimiento de quien las recibe. Nefi enseñó: “Porque el Señor Dios ilumina el entendimiento; pues él habla a los hombres de acuerdo con el idioma de ellos, para que entiendan” (2 Nefi 31:3; comparar con D y C 1:24). George A. Smith enseñó: “Cuando el Señor revela algo a los hombres, lo revela en un lenguaje que corresponde con el propio de ellos.”[15]

Aunque adaptados al nivel del lector u oyente, el Libro de Mormón y una bendición patriarcal son semejantes pues son dados por Dios y perfectos en el sentido de ser completos. De acuerdo a lo dicho por el Presidente Russell M. Nelson, “la palabra perfecto en Mateo 5:48 fue traducida del griego teleios que significa ‘completo’. . . La palabra no implica ‘estar libre de error’; implica ‘lograr un objetivo lejano.’”[16] Alcanzar este “objetivo lejano” es verdad en cuanto al Libro de Mormón y es—o debería serlo—de igual manera de la bendición patriarcal. Como patriarca ordenado, he experimentado un flujo de ideas enviadas por el cielo que se siguen naturalmente y luego tienen un final cuando no hay más que decir. Mi experiencia me recuerda lo que John W. Welch escribió sobre la traducción del Libro de Mormón: “Casi todo el Libro de Mormón tal como lo tenemos se tradujo entre el 7 de abril y el 30 de junio de 1829. . . . Considerando la complejidad, la consistencia, la claridad, el arte, la precisión, la densidad y la profundidad del Libro de Mormón, la traducción del profeta José es una hazaña fenomenal. Como lo testificó Oliver Cowdery unos años después: "Estos fueron días inolvidables: ¡Estar sentado oyendo el son de una voz dictada por la inspiración del cielo!"[17]

Como patriarca de estaca, he experimentado algo como esto. Un amigo SUD dijo que la bendición patriarcal que le di a su hijo fue lo mejor que yo había escrito jamás. Su esposa también me agradeció “por esta bendición redactada tan hermosamente en lo personal para mi querido hijo.” Sin embargo, existe una ironía en esto. Mi forma de escribir consiste en tomar muchas notas y a partir de ellas hacer borradores de un esquema provisional. Luego hago más borradores y quizá cambio también la estructura de la obra. Aún cerca del fin, repaso mi trabajo para hacer correcciones y cambios. Sin embargo, eso no es así con una bendición patriarcal. Grabo la bendición y luego la transcribo. Aunque es probable que divida en dos una frase larga o elimine algunas palabras repetidas como “que” la bendición escrita es esencialmente la misma de principio a fin. Mi deseo al dar una bendición patriarcal siempre ha sido lo que Alma expresó: “Sé lo que el Señor me ha mandado, y en ello me glorío. Y no me glorío en mí mismo, sino en lo que el Señor me ha mandado; sí, y esta es mi gloria, que quizá sea un instrumento en las manos de Dios para conducir a algún alma al arrepentimiento; y éste es mi gozo” (Alma 29:9).

a woman reading and studyingLeer con oración el Libro de Mormón como si fuera una bendición patriarcal dirigida a uno personalmente, invoca “el espíritu de revelación y de profecía” (Alma 23:6).

Los Profetas y los Patriarcas como Instrumentos en las Manos de Dios

Los patriarcas antiguos y modernos se encuentran entre aquellos a través de los cuales, como instrumentos, vienen "las palabras de Cristo". Son como los hijos de Mosíah que “ayunaron y oraron mucho para que el Señor concediera que una porción de su Espíritu los acompañase y estuviese con ellos, a fin de que fuesen un instrumento en las manos de Dios” (Alma 17:9). Típicamente en nuestra época, un patriarca ordenado ora y ayuna mucho antes de dar las bendiciones; de igual manera, la preparación por parte del receptor de la bendición incluye el ayuno y la oración.

Las Bendiciones se Dan en Lugares Sagrados

En el Libro de Mormón, las bendiciones se dieron con frecuencia en un lugar sagrado. Nefi fue a la tienda de su padre, un lugar que también servía como un tabernáculo, donde supo del sueño de Lehi (ver 1 Nefi 3:1-2). Para ver la visión del árbol de la vida que tuvo su padre, Nefi fue “arrebatado en el Espíritu del Señor, sí, hasta una montaña extremadamente alta” (1 Nefi 11:1). El pueblo del Rey Benjamín recibió instrucciones y bendiciones en un templo (ver Mosíah 2:1), como lo fue el pueblo a quienes Jacob amonestó y bendijo (ver Jacob 2:2), y más que todos, como lo hicieron las personas justas al tiempo de la aparición del Salvador (ver 3 Nefi 11:1). En nuestra época, las bendiciones patriarcales se dan, usualmente, en un lugar sagrado como la oficina del patriarca o en un lugar apartado para ello en el centro de reuniones local.

El Receptor es Mencionado por su Nombre

Cuando una persona recibe una bendición patriarcal, puede reflexionar acerca de la manera en que las bendiciones de Lehi ilustran el modelo de dirigirse al receptor usando su nombre. Por ejemplo, Lehi dijo: “Y ahora, te hablo a ti, José mi postrer hijo. . . .Y ahora bien, bendito eres tú, José” (2 Nefi 3:1,25). Al recibir una bendición directamente de su Hacedor, a Enós se le habló por su nombre: “Y vino a mí una voz, diciendo: Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido” (Enós 1:5). Al dirigirse a él por su nombre, el receptor de una bendición patriarcal puede, por medio del Espíritu, estar seguro que Dios lo conoce personalmente. Así como el Señor dijo: “Bendito eres tú, Lehi” y “Bendito eres tú, Nefi,” (1 Nefi 2:1,19), quien recibe una bendición patriarcal bien puede sentir al Señor decirle: “Bendito eres tu, [su nombre].” También puede estar seguro de que su bendición es única y personal.

Se Revelan Cosas Ocultas

Tal como ocurre en el Libro de Mormón, una bendición también puede revelar “cosas ocultas” (1 Nefi 20:6, Isaías 48:6) concernientes al futuro. La bendición que Lehi le dio a su hijo José muestra que José el patriarca supo por revelación que uno de sus descendientes sería un “vidente escogido” cuyo “nombre será igual que el mío; y será igual que el nombre de su padre” (2 Nefi 3:7,15). “Por el Espíritu son reveladas a los profetas todas las cosas” (1 Nefi 22:2)—lo que puede ser aplicado también a los patriarcas—. El Presidiente Hinckley mencionó que el patriarca que le dio su bendición nunca lo había conocido, pero Dios conocía a Gordon Hinckley, y en el tiempo, la bendición se cumplió completamente.[18]

Al igual que Nefi, quienes reciben una bendición patriarcal se benefician si tienen “grandes deseos de conocer los misterios de Dios” (1 Nefi 2:16).[19] Aunque uno no pueda tener “mas que un deseo de creer” ese deseo puede abrir el corazón y la mente a las verdades del evangelio que pueden “ensanchar el alma e iluminar el entendimiento” (Alma 32:27-28). Se requiere la voluntad de tener “un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo” (Moroni 10:4). Como ejemplo de esto, Nefi le declaró a su hermano Sam “las cosas que el Señor me había manifestado por medio de su Santo Espíritu. Y aconteció que él creyó en mis palabras” (1 Nefi 2:17).

El Linaje en el Libro de Mormón y en las Bendiciones Patriarcales

Al reflexionar en el Libro de Mormón, las personas pueden entender mejor las declaraciones del linaje en sí mismas. Al bendecir a su hijo José, Lehi dijo: “tú eres el fruto de mis lomos; y yo soy descendiente de José que fue llevado cautivo a Egipto” (2 Nefi 3:4) Conocer de que linaje es uno, ayuda a reconocer los convenios que el Padre “ha hecho con su pueblo que es de la casa de Israel” (1 Nefi 14:17). Afirma la relación que el Padre Celestial desea tener con sus hijos.

Usando el ejemplo del Libro de Mormón, entre otras cosas, como la historia extendida de una familia, una persona puede aumentar los detalles y las promesas sobre la familia que se encuentran en la bendición patriarcal. La bendición puede servir como un resumen que podría desarrollarse en la historia de la propia vida. Al cumplirse los detalles de la bendición, uno podría ampliarlos siguiendo el modelo del Libro de Mormón. Por ejemplo, si en la bendición se hace referencia a uno de los padres, entonces: “Yo, Nefi, nací de buenos padres” (1 Nefi 1:1) podría llegar a ser “Yo, [mi nombre] nací de buenos padres”—seguido de una entrada en el diario personal—acerca de las experiencias familiares de la niñez. Leer las bendiciones de Alma a Helamán, Shiblón y Coriantón podrían estimularnos a meditar y escribir acerca de nuestras relaciones familiares. Una referencia al matrimonio en una bendición patriarcal se puede apreciar mejor al examinar los matrimonios ejemplares de Nefi y su esposa y del Rey Lamoni y su reina. (ver las “lágrimas y súplicas” de su esposa a favor de Nefi en [1 Nefi 18:19] y la declaración de Lamoni a su bella esposa: “¡Bendito sea el nombre de Dios, y bendita seas tú” [Alma 19:12].)

Comparaciones de Liderazgo

Una referencia al liderazgo en una bendición patriarcal podría incitar a uno a compararlo con el llamamiento de liderazgo de un profeta del Libro de Mormón como Mormón que dijo: “He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna” (3 Nefi 5:13). De igual manera, Alma enseñó “de conformidad con el santo orden de Dios, por medio del cual había sido llamado” (Alma 8:4), y los hijos de Mosíah “cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios” (Alma 17:3).

Comparaciones de las Tiernas Misericordias

Si una bendición se refiere a las “tiernas misericordias”, puede ampliarse al conectarla con la experiencia de Lehi con “la multitud de sus tiernas misericordias [las del Señor]” (1 Nefi 8:8) y lo que aprendió Nefi de que “las entrañables misericordias del Señor se extienden sobre todos aquellos que, a causa de su fe, él ha escogido” (1 Nefi 1:20). Así como la familia de Lehi fue rescatada de Jerusalén y guiada al nuevo mundo “por la mano del Señor” (Alma 9:22 y 2 Nefi 1:6) e igual que los anales del Libro de Mormón le fueron confiados a Mormón “por la mano del Señor” (Mormón 6:6), el receptor de una bendición patriarcal puede ampliar los detalles de esa bendición para registrar las manifestaciones de la mano del Señor en su propia vida.

Aplicaciones Condicionales

Una persona puede entender mejor la naturaleza condicional de su bendición patriarcal comparándola a las bendiciones y las promesas condicionales en el Libro de Mormón. Una promesa predominante es la que el Señor Dios le dio a Lehi y a otros de que si su pueblo guarda sus mandamientos, “prosperarán sobre la superficie de esta tierra” (2 Nefi 1:9; comparar con 2 Nefi 1:20; 4:4; Alma 9:13; 36:30: 37:13: 38:1). “Y según guardéis mis mandamientos, prosperaréis” (1 Nefi 2:20). “Y también seré vuestra luz en el desierto; y prepararé el camino delante de vosotros, si es que guardáis mis mandamientos” (1 Nefi 17:13) “Dios. . . ha dicho: si guardáis mis mandamientos, prosperaréis en la tierra; pero si no guardáis sus mandamientos, seréis desechados de su presencia” (Alma 37:13; énfasis agregado).

Las Bendiciones como Profecías

Como nos lo enseña el Libro de Mormón, las bendiciones pueden tener la forma de profecías. “Antes de que sucedieran te las manifesté; . . . cosas ocultas” (1 Nefi 20:5-6; comparar con Isaías 48:5-6). Uno no puede saber al principio el propósito de una bendición patriarcal. De la misma manera, Nefi dijo: “el Señor me ha mandado hacer estas planchas para un sabio propósito suyo, el cual me es desconocido” (1 Nefi 9:5). También, puede ser que algunas bendiciones no se cumplan sino hasta la siguiente vida.

Comparaciones de Servicio y Otros Dones

Una referencia al servicio misional en una bendición patriarcal, se puede ampliar en nuestra forma de pensar al reflexionar acerca del servicio misional en el Libro de Mormón, como el de los hijos de Mosíah. Una referencia en una bendición acerca del don de discernimiento se puede entender mejor al compararla a los dones que mostraron Alma y Amulek; como cuando los “abogados e hipócritas” empezaron a interrogar a Amulek, “él percibió sus pensamientos” (Alma 10:17). A Zeezrom, Alma le dijo que Dios “conoce todos tus pensamientos, y ya ves que tus pensamientos nos son manifestados por su Espíritu” (Alma 12:3).

Instrucciones y Amonestaciones

Una bendición patriarcal puede contener instrucciones, amonestaciones y advertencias como las que se encuentran frecuentemente en el Libro de Mormón: “Porque el Señor de este modo me habló con mano fuerte, y me instruyó que no anduviese por el camino de este pueblo” (2 Nefi 18:11; comparar con Isaías 8:11). “Y amonestaban a sus hermanos, y también recibían amonestación, cada uno por la palabra de Dios” (Mosíah 26:39). “Ahora bien, yo, Jacob, hablé muchas cosas más al pueblo de Nefi, amonestándolo contra la fornicación y la lascivia y toda clase de pecados, declarándole las terribles consecuencias de estas cosas” (Jacob 3:12).

Los Beneficios de Escuchar y Leer

El Libro de Mormón muestra los beneficios de escuchar y leer las instrucciones o las bendiciones del Señor. En la primera visión que reportó, Lehi “vio y oyó” en tanto que poco después se “le dio un libro para que leyera” (1 Nefi 1:6, 11). De igual manera, cuando se da una bendición patriarcal, el receptor escucha primero la bendición y puede sentir en ese momento una confirmación por parte del Espíritu Santo. Posteriormente, él o ella puede leer y releer la bendición como una escritura personal. Aunque hay poder y testimonio en la palabra hablada, la palabra escrita permite el recuerdo y la pureza del conocimiento. Con respecto a las planchas de bronce el Rey Benjamín les dijo a sus hijos: “quisiera que recordaseis que si no fuera por estas planchas, que contienen estos anales y estos mandamientos, habríamos padecido en la ignorancia, aun ahora mismo, no conociendo los misterios de Dios” (Mosíah 1:3). En forma escrita, el Libro de Mormón y las bendiciones patriarcales ayudan a las personas a “que se acuerden del Señor su Redentor” (1 Nefi 19:18). Sin embargo, quienes se olvidan de su bendición patriarcal son, en alguna manera, como los mulekitas que perdieron su idioma y su fe por la falta de anales escritos (ver Omni 1:17).

Las Bendiciones son Aplicables a la Posteridad

Una bendición se puede aplicar a la propia posteridad. Por ejemplo, con el tiempo, los descendientes de Lemuel recibieron la bendición que Lehi deseaba para su segundo hijo: “¡Oh, si fueras tú semejante a este valle, firme, constante, e inmutable en guardar los mandamientos del Señor!” (1 Nefi 2:10). Cerca de 600 años después “unos pocos lamanitas que se habían convertido a la verdadera fe; . . eran firmes, inquebrantables e inmutables; y estaban dispuestos a guardar los mandamientos del Señor con toda diligencia” (3 Nefi 6:14). En la bendición patriarcal que dio a sus hijos Lamán y Lemuel, Lehi prometió que su descendencia “ no ser[ía] destruid[a] por completo, sino que al fin vuestra descendencia será bendecida” (2 Nefi 4:9). De igual manera, nuestra bendición patriarcal de hoy también puede tener aplicación para nuestros descendientes, y las bendiciones de nuestros antepasados pueden aplicarse a nosotros.[20] De hecho, siendo que las bendiciones patriarcales se guardan en los archivos de la Iglesia, ayudan a cumplir esta intención del Señor: “se llevará entre vosotros una historia” (D y C 21:1) para “que se conserven las cosas más sagradas para el conocimiento de [nuestra posteridad]” (1 Nefi 19:5).

La Interpretación de las Bendiciones

Cuando Moroni les llamó a las planchas “El Libro de Mormón. Un relato escrito por la mano de Mormón sobre planchas. Tomado de las planchas de Nefi,” dijo que la interpretación del mismo sería por medio “del don de Dios’ (portada). Al decirlo, Moroni previó la función de José Smith como el traductor; y también pudo haber previsto a los lectores de los últimos días interpretar el libro “por el poder del Espíritu Santo” (Moroni 10:5); con ese poder manifestándose mediante los dones del Espíritu como los que mencionó Moroni en su último testimonio. De la misma forma, se espera que los receptores de bendiciones patriarcales interpreten sus propias bendiciones con la ayuda del cielo.[21] En otras palabras, por ser dados por revelación el Libro de Mormón y las bendiciones patriarcales se entienden por revelación. Como el Señor le enseñó a Nefi: “y me pedís con fe, creyendo que recibiréis, guardando diligentemente mis mandamientos, de seguro os serán manifestadas estas cosas” (1 Nefi 15:11)

Testimonio de Cristo

Así como el testimonio de Cristo y su evangelio es fundamental para el Libro de Mormón, así lo es la propia bendición patriarcal. Se puede pensar que la bendición contiene las promesas y los consejos personales del Salvador. Como es una escritura personal, se debe leer con frecuencia y hasta memorizarla. Además, se puede mejorar este proceso al conectar las palabras y frases de la bendición cuando aparezcan en las escrituras.

“Cosas Pequeñas y Sencillas”

El Libro de Mormón y la bendición patriarcal pueden ser considerados como “cosas pequeñas y sencillas,” pero “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas; y en muchos casos, los pequeños medios confunden a los sabios. Y el Señor Dios se vale de medios para realizar sus grandes y eternos designios; y por medios muy pequeños el Señor confunde a los sabios y realiza la salvación de muchas almas” (Alma 37:6-7).

El Tamaño de las Escrituras y las Bendiciones

En relación al tamaño, una típica bendición patriarcal hoy en día es más larga que la Epístola Universal de Judas y casi tan larga como el rico y complejo capítulo 12 de 3 Nefi. Y así como esas escrituras se expanden grandemente al meditarlas con oración repetidamente, igual una bendición patriarcal puede seguir expandiéndose. De hecho, a la persona que medita fielmente, el Espíritu Santo le da “la mayor parte de la palabra, hasta que le es concedido conocer los misterios de Dios al grado de conocerlos por completo” (Alma 12:10). Otra vez, “Lo que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto” (D y C 50:24).

El Propósito Principal de los Profetas y los Patriarcas

Finalmente, puesto que son dados por Dios por medio de personas imperfectas que sirven como sus instrumentos, el Libro de Mormón y las bendiciones patriarcales son semejantes por ser “mi palabra . . . reunida en una” (ver 2 Nefi 29:14) dice Dios el Señor. Esos instrumentos humanos pueden decir junto con José Smith: “Nunca dije que fuera perfecto; pero no hay error en las revelaciones que he enseñado”[22] Su propósito como profetas y patriarcas es, finalmente, igual al de los patriarcas de la antigüedad: ayudar a llevar a los hijos de Israel a la presencia de Dios—en su reposo—“en su reposo, el cual es la plenitud de su gloria” (D y C 84:24)[23]

Notas

[1] Una excepción es la explicación de la parábola del sembrador hecha por Jesús en respuesta a la súplica de sus discípulos: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo” (Mateo 13: 36).

[2] Thomas S. Monson, “Your Patriarchal Blessing: A Liahona of Light,” Ensign, noviembre de 1986 página 67.

[3] Dallin H. Oaks, en Scripture Study—The Power of the Word Teacher Manual, edición revisada (Salt Lake City: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 2001), página 45.

[4] Jeffrey R. Holland, “Un Estandarte a las Naciones,” Liahona, mayo de 2011.

[5] Julie M. Smith, Search, Ponder, and Pray: A Guide to the Gospels (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2014), [xi].

[6] Devin G. Durrant, “Mi Corazón las Medita Continuamente,” Liahona, noviembre de 2015.

[7] Jeffrey R. Holland, “…mis palabras… jamás cesan” Liahona, mayo de 2008.

[8] Jay E. Jensen, “Remember Also the Promises,” Ensign, noviembre de 1992, página 80.

[9] Aunque la frase “el espíritu de profecía: se encuentra solamente una vez en la Biblia (Apocalipsis 19:10) así y en su forma ampliada para incluir la revelación se encuentra a lo largo del Libro de Mormón. Además de los ya citados, algunos ejemplos notables se encuentran en: la portada del libro; 2 Nefi 23:4; Jacob 1:6 y 4:6; Alma 3:27; 4:13 y 20, 5:47; 6:8; 8:24; 10:12; 12:7; 13:26; 16:5; 17:3; 25:16; 37:15; 43:12; y 3 Nefi 3:19.

[10] Janice Kapp Perry, “We’ll Bring the World His Truth,” Children’s Song Book (Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1989) núm. 172

[11] Wilford N. Hansen jr, y Lisa Tensmeyer Hansen, “Nephi’s Courage,” Children;s Song Book, núm 120.

[12] David A. Bednar, “”The Light and the Life of the World” (devocional de Navidad el 6 de diciembre de 2015), https://www.lds.org/broadcasts/article/christmas-devotional-the-light-and-the-life-of-the-world.

[13] David A. Bednar (letra) y Paul Cardall (música), “One, by One,” New Era, julio de 2019, páginas 39-40.

[14] Una gráfica de las palabras de Cristo en el Libro de Mormón se encuentra en el apéndice del documento de Richard Dilworth Rust “Taste and Feast: Images of Eating and Drinking in the Book of Mormon en BYU Studies33 núm 4 (1993): páginas 751-752.

[15] George A. Smith, en Journal of Discourses, (Londres:Latter-day Saints’ Book Depot, 1869), 12:335 (15 de noviembre de 1863).

[16] Russell M. Nelson, “Perfection Pending,” Ensign, noviembre de 1995, página 86.

[17] John W. Welch, “How long did it take Joseph Smith to translate the Book of Mormon,” Ensign, enero de 1988, citando a Oliver Cowdery. Letter 1 (véase José Smith–Historia 1:71 nota con asterisco), https://www.lde.org/ensign/1988/01/i-have-a-question/how-long-did-it-take-joseph-smith-to-translate-the-book-of-mormon.

[18] Gordon B. Hinckley, “ Buscad el reino de Dios,” Liahona, mayo de 2006. “Cuando yo era un niño de apenas once años de edad, recibí una bendición patriarcal de un hombre al que jamás había visto y al que nunca volví a ver. Es un documento asombroso y profético. Es muy personal y no leeré mucho; sin embargo, contiene esta afirmación: “Las naciones de la tierra escucharán tu voz y recibirán el conocimiento de la verdad por el maravilloso testimonio que expresarás”. Cuando fui relevado de mi misión en Inglaterra, viajé un poco por Europa. Había dado mi testimonio en Londres, y lo hice también en Berlín y de nuevo en París, y más tarde en Washington, D.C. En mi mente, había expresado mi testimonio en esas grandes capitales del mundo y ya había cumplido esa parte de mi bendición. Pero eso resultó ser sólo el principio. A partir de entonces mi voz ha resonado en todos los continentes, en ciudades grandes y pequeñas, desde el norte hasta el sur y desde el este hasta el oeste, a lo ancho de todo este mundo, desde la Ciudad del Cabo hasta Estocolmo, desde Moscú hasta Tokio y Montreal, en cada una de las capitales del mundo. Todo ello es un milagro.

[19] El deseo de Nefi de “conocer las cosas que mi padre había visto, y creyendo que el Señor podía hacérmelas saber” se cumplió con su extraordinaria visión del árbol de la vida y conocer su significado (1 Nefi 11: 1, ver 1 Nefi 11-14).

[20] Las bendiciones de antepasados directos se pueden accesar por medio de “My Account and Ward” en lds.org.

[21] Por otra parte, los patriarcas de estaca no deben interpretar las bendiciones que dan.

[22] Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook, editores de The Words of Joseph Smith (Provo, UT: Religious Studies Center, 1980), página 369.

[23] Ehat y Cook en la página 9 de The Words of Joseph Smith, citan a José Smith diciendo: “Este es el porqué Abraham bendijo a su posteridad: Quería llevarlos a la presencia de Dios.”