El élder Khumbulani D. Mdletshe es miembro del Tercer Quórum de los Setenta y Asesor de la Historia de la Iglesia en África en el Departamento de Historia de la Iglesia.
Con el compromiso de Nefi de obedecer, junto con la ayuda de Dios, todo fue posible para este gran profeta.
Los líderes y los eruditos en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días han intentado, en diversas ocasiones, identificar en qué consisten los rasgos de liderazgo. [1] No existen rasgos de liderazgo universales que permitan predecir la eficacia de un líder en todas las situaciones. El élder Neal A. Maxwell, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, hizo el siguiente comentario: “Si bien la mayoría de nosotros podemos reconocer un buen liderazgo cuando lo vemos o lo experimentamos, nos es difícil aislar de una manera clara, los rasgos de control.” [2] Cada situación requiere rasgos específicos relacionados a la tarea por hacer. Estos rasgos se desarrollarán de forma única para los individuos y en los contextos en los que funcionen. [3] Al practicar fielmente los principios correctos y pedirle al Señor los dones espirituales que se necesiten, uno puede aprender y mejorar como líder. [4]
En la Iglesia de Jesucristo restaurada podemos ver el liderazgo eficaz por todo el mundo—desde la obra del Profeta y sus asociados en Salt Lake City— hasta el trabajo de un agricultor de subsistencia que preside una rama en las colinas de Kenya. Al igual que los líderes de la Iglesia moderna, Nefi, el hijo de Lehi, dijo que su posteridad “llegarán al conocimiento de su Redentor y de los principios exactos de su doctrina, para que sepan cómo venir a él y ser salvos” (1 Nefi 15:14). El propósito de este artículo es examinar los rasgos que hicieron que Nefi fuera un líder eficaz.
Nefi dominó el arte del liderazgo eficaz de muchas fuentes. Fue enseñado por su padre mortal, recibió tutoría de la Deidad, y aprendió de sus propias experiencias, en especial como estudioso de las escrituras. Sus acciones confirman la siguiente verdad con respecto a los rasgos de liderazgo: “Aunque es verdad que algunos ‘rasgos de liderazgo’ vienen en forma de dones o [como] atributos heredados, también es cierto que el liderazgo eficaz se aprende.” [5]
Noel B. Reynolds resumió muy bien la vida de Nefi como líder al escribir: “Nefi fue un profeta influyente y el fundador del pueblo nefita. Aparentemente fue bien educado, fiel y obediente a Dios, valiente y audaz.” [6] Rodney Turner escribió acerca de Nefi: “Cuando falleció tenía aproximadamente setenta años de edad. Dejó un tesoro de verdades escritas en planchas de oro que ni el tiempo ni las circunstancias pueden borrar, un tesoro que enriquecerá la vida de millones de personas en la dispensación del cumplimiento de los tiempos.” [7]
¿Por qué decidí, en este artículo, enfocarme en Nefi y no en ninguno de los otros personajes importantes del Libro de Mormón, tales como Jacob, Moroni, o Mormón? Nefi es el personaje fundador en la historia del Libro de Mormón. La mayor parte de las páginas del Libro de Mormón hablan del pueblo de Nefi, que recibió ese nombre en honor de él. El título “nefita” los sigue durante los mil años de su historia (ver Helamán 5:6). Después de la muerte de Nefi, quienes llegaron a ser reyes y líderes de los nefitas recibieron el nombre de Nefi (ver Jacob 1:11). Nefi guió a su pueblo a la tierra prometida, y por lo tanto creó una nueva sociedad. Para cuando Nefi murió él “había establecido a su pueblo sobre sólidas bases políticas, legales, económicas y religiosas.” [8] Por lo tanto, Nefi parece ser el mejor modelo del buen liderazgo en el Libro de Mormón.
Aunque reconocemos que existen muchos rasgos de liderazgo, este artículo se enfocará en las acciones, mandatos, sentimientos, ideas, enseñanzas y profecías de Nefi. En los libros de 1 Nefi, 2 Nefi y Jacob aprendemos acerca de los hechos y enseñanzas extraordinarios de Nefi. Algunos de los rasgos de liderazgo de Nefi—rasgos que motivaron cambios en otras personas—y que lo convirtieron en uno de los grandes líderes de su época son los siguientes: la visión, la obediencia, la habilidad para enfrentar positivamente los desafíos, la capacidad de enseñar y su preocupación por los demás.
La Visión
El élder Spencer J. Condie, un miembro emérito de los Setenta, dijo que “un líder debe tener una visión de la obra que tiene por delante.” [9] Algunas veces se hace referencia a esto como una “comisión divina.” Una comisión divina define la misión de una persona, A fin de que pueda realizarse, los líderes deben expresarla claramente a sus posibles seguidores e informarles sus funciones para lograrla.
Nefi declaró audazmente: “yo, Nefi, os mostraré que las entrañables misericordias del Señor se extienden sobre todos aquellos que, a causa de su fe, él ha escogido, para fortalecerlos, sí, hasta tener el poder de librarse” (1 Nefi 1:20). Tan pronto como en 1 Nefi 2:19-22 y un poco después en 1 Nefi 17:13, el Señor indicó cual sería la función de Nefi entre su pueblo. Debía llevar a su pueblo a una tierra de promisión preparada por el Señor. Era una tierra escogida sobre todas las demás. Él fue el primero entre los profetas nefitas a quien se le dio una comisión divina: “Y según guardéis mis mandamientos, prosperaréis” (1 Nefi 2:20). A ese mandato le siguió esta promesa: “Y según tú guardes mis mandamientos, serás puesto por gobernante y maestro sobre tus hermanos” (1 Nefi 2:22). Todo lo que Nefi hizo desde entonces hasta su muerte unos cincuenta y cinco años después, parece que fue motivado por esta comisión divina. Guardar los mandamientos de Dios llegó a ser un requisito previo para todo lo que lograría.
Nefi le confirmó a su padre que entendía la comisión divina cuando dijo: “Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7). Su comprensión y aceptación de esta comisión divina lo separó de sus hermanos mayores. Con el compromiso de Nefi para obedecer, junto con la ayuda de Dios, todo fue posible para este gran profeta.
La primera tarea asignada a los hijos de Lehi fue ir a obtener las planchas de bronce de Labán. Los dos hermanos mayores de Nefi murmuraron. Entre sus quejas dijeron: “¿Cómo es posible que el Señor entregue a Labán en nuestras manos?” (1 Nefi 3:31) Motivado por la comisión divina, Nefi respondió: “Subamos de nuevo a Jerusalén, y seamos fieles en guardar los mandamientos del Señor, pues he aquí, él es más poderoso que toda la tierra. ¿Por qué, pues, no ha de ser más poderoso que Labán con sus cincuenta, o aun con sus decenas de millares?” (1 Nefi 4:1) Después de obtener las planchas, reflexionó en su comisión divina y supo que fue su obediencia lo que le permitió tener éxito en donde otros habían fallado (ver 1 Nefi 4:14). Luego, Nefi convenció a Zoram para que fuera con ellos al desierto al expresarle esta comisión divina (ver 1 Nefi 4:34).
Los líderes enfrentan desafíos con regularidad, y en tales ocasiones el entender la comisión divina se hace más importante. Sin visión un líder se fragmenta y cae. El liderazgo de Nefi y sus estrategias surgieron bajo muchos desafíos. Se le mandó que construyera un barco. Necesitó encontrar los materiales y fabricar las herramientas para construirlo. Sus hermanos y otros miembros de su familia se le opusieron. Su comprensión de la comisión divina lo motivó a seguir adelante a pesar de los retos tan extremos. El Señor le recordó su comisión divina: “y también seré vuestra luz en el desierto; y prepararé el camino delante de vosotros, si es que guardáis mis mandamientos. Por lo tanto, al grado que guardéis mis mandamientos, seréis conducidos hacia la tierra prometida; y sabréis que yo soy el que os conduce” (1 Nefi 17:13).
Lehi, el padre y mentor de Nefi, entendió esta comisión divina. Tan pronto como llegaron a la tierra prometida, reunió a su familia y una de las primeras cosas que les dijo fue la comisión divina (ver 2 Nefi 1:9). Percibiendo que no había unidad en la familia, por motivo de que algunos no aceptaban a Nefi como su líder, Lehi les confirmó que Nefi era su director. Atrajo su atención a la forma en que Nefi obedeció fielmente la comisión divina (ver 2 Nefi 1:24). Lehi reconoció la capacidad de Nefi como líder. Justo antes de su muerte, el patriarca mencionó a su familia los rasgos (innatos y aprendidos) del liderazgo de Nefi (ver 2 Nefi 1:25-28).
Después de que Nefi fuera separado de sus hermanos desobedientes y rebeldes, sus seguidores le pidieron que fuera su rey (ver 2 Nefi 5:18). En ese momento, Nefi ya estaba establecido firmemente como líder de importancia entre su pueblo. Él mismo lo reconoció así al escribir: “Y he aquí, se habían cumplido las palabras del Señor a mis hermanos, palabras que habló en cuanto a ellos, que yo sería su gobernante y su maestro. . . . según los mandamientos del Señor, hasta la ocasión en que trataron de quitarme la vida” (2 Nefi 5:19). Nefi le enfatizó a su pueblo la importancia de la comisión divina al amonestarlos a “cumplir con los juicios, y los estatutos y mandamientos del Señor en todas las cosas, según la ley de Moisés” (2 Nefi 5:10).
A pesar de haber perdido a algunos miembros de su familia, Nefi tuvo éxito en comunicar su comisión divina a los que habían permanecido con él. Quienes siguieron la comisión divina, prosperaron, pero quienes la rechazaron fueron bendecidos raras veces. Posteriormente, su propio pueblo, los nefitas, fueron borrados de la tierra porque se rebelaron y rechazaron la comisión divina.
La Obediencia
Desde su juventud, Nefi escuchó y obedeció las instrucciones recibidas de su padre y del Señor. Su disposición a obedecer sin murmurar lo distinguió de sus hermanos. Su propensión a obedecer le ayudó a lograr grandes cosas. Nefi nació con una disposición obediente. Sabemos que Lehi fue consistentemente obediente al Señor y ciertamente ha de haber educado a sus hijos con esos mismos valores. Nefi aprendió de su padre la primera lección sobre la obediencia. Lehi recibió en un sueño el mandamiento de salir al desierto con su familia (ver 1 Nefi 2: 2-3). Debía dejar atrás una vida confortable y bien establecida. Lehi dejó “oro y plata y toda clase de riquezas” (ver 1 Nefi 3:16) El relato de Nefi nos dice la forma en que Lehi obedeció ese mandamiento: “Y aconteció que fue obediente a la palabra del Señor; por tanto, hizo lo que el Señor le mandó” (1 Nefi 2:3). Este ejemplo de su padre, fortaleció la vida obediente de Nefi.
Nefi no obedeció a ciegas, lo que significa que no tan solo obedeció todo lo que se le dijo sin hacer preguntas. Tampoco obedeció por temor al hombre o porque haya sido influenciado por sus compañeros. Obedeció por dos motivos: primero, porque quería complacer a su padre, y segundo, porque tenía una muy reverente relación con Dios. “Nuestro deseo de ser obedientes crece a medida que aumenta nuestro amor por Dios.” [10] Por el contrario, Lemuel era un conformista en el sentido de que hizo todo lo que su hermano mayor, Lamán, hizo. De hecho, Rodney Turner se refiere a Lemuel como “seguidor de su hermano.” [11]
El principio de la fe se comenta en el libro de Hebreos. Aprendemos que “por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como heredad; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8). Parece ser que Nefi poseía el mismo tipo de espíritu obediente de Abraham. Él guió a sus hermanos de regreso a Jerusalén (ver 1 Nefi 4:1-5). Cuando estuvo solo, entró furtivamente y fue a la casa de Labán y nos dice que: “iba guiado por el Espíritu, sin saber de antemano lo que tendría que hacer” (1 Nefi 4:6). A lo largo de este episodio, no sabía lo que le esperaba. Al final, se encontró con que tenía que cortarle la cabeza a Labán, algo que era totalmente contrario a las enseñanzas que había recibido de su padre y de su religión.
Mientras fungía como el Comisionado del Sistema Educativo de la Iglesia, Jeffrey R. Holland dio esta explicación de ese episodio: “El punto focal de esta historia no es la muerte, sino la obediencia a la revelación divina. Dios puede restaurar la vida en el tiempo y en la eternidad; pero Él no puede hacer casi nada cuando hay desobediencia voluntaria. La expresión más clara de la calidad de nuestra fe en Él sigue siendo nuestra obediencia a los mandamientos de Dios.” [12] El doctor Richard J. Krejcir, investigador del Schaeffer Institute of Church Leadership, añade: “El resultado [de la obediencia] es que nos volvemos más maduros, más útiles para su gloria.” [13] A medida que Nefi maduraba en su relación con Dios, y mejoraba la comprensión de su misión, se volvió más natural en él la obediencia. Se convirtió en uno de los rasgos por los que fue conocido. Sin tener a nadie que le enseñara a hacer las planchas, emprendió la tarea. Las llamó las planchas de Nefi e hizo este comentario: “Por tanto, el Señor me ha mandado hacer estas planchas para un sabio propósito suyo, el cual me es desconocido” (1 Nefi 9:5).
Este rasgo, el obedecer sin conocer todos los detalles, se demuestra constantemente en la vida de Nefi. La gran tarea que le esperaba al joven profeta sería la construcción de un barco. Este proyecto fue un acto de fe de parte de Nefi porque nunca antes había construido algo parecido a un barco (ver 1 Nefi 17:8,19). Inició esta gran tarea motivado por la ayuda que siempre había recibido del Señor. El Señor dependía de él para cumplir Sus propósitos para Su pueblo porque conocía la naturaleza y el espíritu obediente de Nefi.
La Habilidad para Enfrentar Positivamente los Desafíos
Los líderes están constantemente bajo la mirada observadora de los críticos y de sus admiradores. Cuando llegan los desafíos, sirven como prueba del carácter del líder. La manera en que respondan distingue a los líderes de sus seguidores y de los fracasos. Los líderes saben que el camino al éxito no siempre esta pavimentado en oro; y que podría ser muy pedregoso. Los desafíos llegan en tres formas: primero, externos, asociados con personas y situaciones. Segundo, internos, que surgen de las ineficiencias de los mismos líderes. Tercero, algunos desafíos vienen por la naturaleza de la función de liderazgo.
Al igual que otrs líderes descritos arriba, Nefi enfrentó las tres clases de desafíos. Lehi les pidió a sus hijos que regresaran a Jerusalén e invitaran a Ismael para que se les uniera en el desierto. Al regresar de Jerusalén, Lamán y Lemuel junto con algunos de los hijos de Ismael se rebelaron y quisieron regresar a la tierra de su herencia (ver 1 Nefi 7). Ahora estaban comparando la forma de vida entre el desierto estéril y la vida sofisticada en la ciudad de Jerusalén. Esa conducta afligió a Nefi. Durante ese momento de aflicción Nefi les hizo una gran amonestación, en la que les recordó las buenas cosas que el Señor había hecho para ellos. En varias ocasiones repitió la frase “¿cómo es que. . . ?” (ver 1 Nefi 7:8-12). Esta reprensión de parte de Nefi no los convenció de cambiar. Lo ataron con cuerdas e intentaron quitarle la vida. Por primera vez Nefi enfrentó la muerte a manos de sus propios hermanos. Ahora sabemos la forma en que Nefi respondió a este primer gran desafío: enseñó y oró (ver 1 Nefi 7:8-14,17). En Doctrina y
Arnold Frieberg. Nefi Reprendiendo a sus Hermanos
Convenios 10: 5 el Señor nos promete que si oramos siempre, saldremos triunfantes. En respuesta a la oración de Nefi, milagrosamente las cuerdas se soltaron. Nefi siguió enseñando a sus hermanos (ver 1 Nefi 7:18).
Mientras la familia de Lehi estaba en el desierto, los arcos perdieron su elasticidad, lo que resultó en dificultades para conseguir alimentos. Lamán y Lemuel se quejaron. En vez de regresar enojo por enojo, Nefi trató de razonar con sus hermanos. Siendo el líder él sabía que tenía que mantener la paz. Dió un paso adelante. En lugar de quejarse, Nefi tomó la iniciativa y fue creativo. Cuando un líder enfrenta una crisis, busca y encuentra nuevas maneras de resolverla. En vez de unirse a sus hermanos en la murmuración, Nefi respondió pro activamente: “Y aconteció que yo, Nefi, hice un arco de madera, y una flecha de un palo recto; por tanto, me armé con un arco y una flecha, y con una honda y piedras,” (1 Nefi 16:23). Después de tomar esta iniciativa, consultó con su padre, el líder y profeta. Estas acciones para tratar de resolver la crisis produjeron resultados positivos. Nefi regresó de la cacería con carne para su familia.
En tiempos de crisis, un líder se mantiene firme. Nefi puso su confianza en Dios. A pesar de eso, la vida de Nefi siempre estuvo en peligro. Tras la muerte de Ismael, Lamán y Lemuel y los hijos de Ismael quisieron matar a Lehi y a Nefi (ver 1 Nefi 16:17). Diariamente acusaban a Nefi de nuevas cosas. Ahora lo acusaban de ser mentiroso por decir que “el Señor ha hablado con él, y también que ha recibido la ministración de ángeles” (1 Nefi 16:38). Agregaron otra acusación contra Nefi —que quería hacerse rey y gobernante—sobre ellos. Nefi termina este relato diciendo que el Señor estaba con ellos. En ese punto, él sobrevivió a la ira y el odio de sus hermanos. Nefi confió en su padre mortal y en su Padre Celestial. Sabía que lo amaban, especialmente su Padre Celestial. Fue ese amor el que lo rescató.
En 1 Nefi 17, se le mandó a Nefi construir un barco. Sus hermanos lo reprendieron y se burlaron de él y le dijeron que no podría construir un barco porque le faltaba juicio. Al enfrentar los desafíos, los grandes líderes reflexionan acerca de dónde han venido. Nefi les contestó recordándoles la forma en que el Señor le ayudó a Moisés a cruzar el Mar Rojo (ver 1 Nefi 17:16-51). El conocer la historia trae recuerdos que pueden revivir el espíritu de grandeza. Este largo discurso de Nefi hizo que mejorara la situación temporalmente: “yo, Nefi, dije muchas cosas a mis hermanos, a tal grado que quedaron confundidos y no pudieron contender contra mí; ni se atrevieron a poner la mano encima de mí, ni a tocarme con sus dedos, sí, por el espacio de muchos días. Y no osaban hacer esto por temor de consumirse delante de mí, tan poderoso era el Espíritu de Dios; y así era como había obrado en ellos” (1 Nefi 17:52). Nefi no habría podido prevalecer sobre sus hermanos por sí solo, pero mediante la ayuda del Señor, tuvo éxito. Se postraron delante de él y estuvieron a punto de adorarlo (1 Nefi 17:53).
Cuando se terminó el barco, entraron en el con la esperanza de poder llegar a la tierra prometida en paz, pero no sería así. Mientras disfrutaban el viaje, algunos empezaron a bailar y a cantar y a hablar groseramente. Esto no le pareció bien a Nefi que era muy sensible espiritualmente. Las groserías eran ofensivas ante Dios. Nefi respondió que ellos se “olvidar[on] del poder mediante el cual habían sido conducidos hasta allí” (1 Nefi 18:9). Siendo el líder, de inmediato atendió ese asunto. Se enojaron con él. Lo ataron con cuerdas y lo amenazaron, hasta de muerte. Nefi oró. Muy pronto no pudieron dirigir el barco, y se levantó una tormenta terrible y no lograron avanzar en su viaje. Empezaron a arrepentirse y soltaron las cuerdas de Nefi para que se hiciera cargo de la dirección de la nave. Otra vez, vemos que Nefi enfrentó todos los desafíos de forma consistente. Pidió la intervención de Dios.
Tras llegar a la tierra prometida, Lamán y Lemuel siguieron quejándose (ver 2 Nefi 5:3). De hecho, acompañaron sus quejas y murmuraciones con amenazas de muerte. Cuando Lehi ya no estuvo, Nefi quedó solo para defenderse de sus hermanos mayores, pero el Señor nunca lo abandonó. Esta ocasión el Señor hizo más que romper las cuerdas; le dio una solución final al aconsejarle a Nefi que se “apartara de ellos y huyese al desierto, con todos los que quisieran acompañarme” (2 Nefi 5:5). Esta separación era muy dolorosa, pero debía hacerse. A medida que los líderes enfrentan un desafío tras otro, se necesitan soluciones nuevas y creativas para resolverlos. Desde muy temprano en su vida, Nefi había visto a su padre salir de su hogar en Jerusalén, y ahora Nefi llevó a su familia con él al separarse de sus hermanos. El registro no indica qué es lo que sintió al recibir estas instrucciones. Anteriormente, el registro nos dice que a pesar de los defectos de sus hermanos, que incluían el querer matarlo, Nefi los amaba. Tan sólo podemos suponer que la instrucción del Señor de que se separara de la gente a la que amaba, fue muy difícil para Nefi, pero obedeció.
La Iniciativa
Desde su infancia, a la mayoría de las personas se les enseña a obedecer las instrucciones. Mediante este proceso se logran grandes cosas. Sin embargo, para que alguien llegue a ser un buen líder y logre cosas mayores, debe acompañar a su obediencia el tomar la iniciativa. Al tomar la iniciativa, los líderes demuestran su madurez y estabilidad mental. Tales líderes pueden contribuir grandemente a sus organizaciones e instituciones. La iniciativa es hermana de la proactividad. Los líderes que poseen este rasgo no esperan a que alguien mas les diga qué hacer. Toman la iniciativa al identificar y resolver los problemas. [14] Nefi demostró este rasgo de liderazgo al hacer las planchas de Nefi (ver 1 Nefi 9:2; 19:2).
El Presidente James E. Faust, que fue miembro de la Primera Presidencia, enfatizó que los líderes “hacen que sucedan las cosas.” [15] En otras palabras, los líderes ¡logran que se hagan las cosas! Para lograrlo los líderes deben ser multi-dimensionales. Deben traer a sus puestos los dos tipos de habilidades, las naturales y las aprendidas. Buscan la manera de desarrollar las habilidades de liderazgo. Además, se rodean de personas que tengan conocimiento y capacidad. Hacen todo esto porque reconocen la necesidad de hacer que las cosas sucedan; o sea, ¡que se hagan las cosas! Nefi fue hijo, hermano, padre, esposo, maestro, profeta y el rey de su pueblo. Fue escritor y preparó registros. Nefi fue un gran orador y poeta (ver 2 Nefi 4). A juzgar por las cosas que logró, estudió muchas disciplinas.
Tal como está, el registro sagrado no nos dice que Nefi haya recibido ayuda para poder hacer lo que logró. Es razonable concluir que él logró que se hicieran las cosas al rodearse de quienes tuvieran habilidades diferentes a las que él pudiera haber tenido. Nefi fue un colonizador reconocido. Trabajando juntos, bajo la dirección de Nefi, su pueblo construyó una gran civilización. Fue un gran cazador. Plantó vegetales y árboles frutales. Le enseñó a su pueblo a arar los campos. Lo vemos ayudando a su padre a conquistar nuevas tierras, como las del desierto estéril y las más fértiles como las de Abundancia. Al separarse de sus rebeldes hermanos y sus familias, adquirió más tierras para su pueblo.
La relativa estabilidad política, económica y social de la pequeña colonia se produjo porque su rey, recién instalado, tomó la iniciativa (ver 2 Nefi 3:12). En la literatura profesional, algunas veces a esos líderes se les llama “transformadores” porque se enfocan principalmente en iniciar y administrar el cambio en aquellos a quienes sirven. Invierten tiempo y energía en esfuerzos que influyan en la gente para mejorar, aumentar y redefinir lo que sea posible. [16] La mayoría de las iniciativas que Nefi tomó se resumen en 2 Nefi 5. Fue un respetado soldado y comandante militar. En muchas ocasiones empuñó la espada en defensa de su pueblo (ver 2 Nefi 5; Jacob 1). Usó la espada de Labán como modelo e hizo muchas espadas para defender a su pueblo. Tomó el tiempo para enseñar a su pueblo a construir edificios. Además de construir un templo, se construyeron muchos otros edificios. Además les enseñó a trabajar la madera, el hierro, el cobre, el bronce, el acero, el oro, la plata y otros metales preciosos. Estas iniciativas de Nefi diferenciaron a las dos naciones recién fundadas. Nefi enseño a su pueblo a ser “industrioso y que trabajase con sus manos” (2 Nefi 5:17). Su pueblo vivió “de una manera feliz” (2 Nefi 5:27). De acuerdo con el registro nefita, los lamanitas no tuvieron las mismas iniciativas y “se convirtieron en un pueblo ocioso, lleno de maldad y astucia, y cazaban animales salvajes en el desierto” (2 Nefi 5:24). El liderazgo diferenció a estos grupos. Los nefitas fueron dirigidos por un líder justo, alguien que tomó la iniciativa para enseñar y hacer cosas por su pueblo, en tanto que los lamanitas fueron guiados por hombres que mostraron conductas que fueron exactamente lo contrario.
La Capacidad de Enseñar
Los grandes líderes se sienten satisfechos cuando enseñan a los demás. Nefi no es diferente a los líderes descritos. Pasó más de cincuenta años enseñando a su pueblo. El Presidente Russell M. Nelson fue llamado al apostolado en 1984 y desde entonces ha estado enseñando. Los profetas y otros líderes son llamados para enseñar. Mediante sus enseñanzas transmiten la voluntad de Dios, aconsejan, prevén y dan guía con respecto a eventos futuros. Al hacerlo, los líderes siguen el modelo del Salvador en sus respectivos ministerios. Ciertamente Nefi no decepcionó pues demostró este rasgo como líder de su pueblo.
Muchas cosas calificaron a Nefi para ser maestro y líder. Por ejemplo, Noel B. Reynolds comentó cómo es que Nefi fue enseñado por el Padre y el Hijo: “A Nefi en realidad se le enseñó el evangelio en equipo por el Padre y el Hijo. Nefi cita a cada uno de ellos ¡tres veces! No tenemos un pasaje comparable en ninguna parte de las Escrituras, y quizás la única otra experiencia registrada que sea comparable en que el Padre y el Hijo estén juntos sería la Primera Visión de José Smith.” [17] A Nefi también le enseñaron los ángeles (ver 1 Nefi 8:5-7).
Se puede ver la capacidad de Nefi para enseñar cuando instruye a personas, como su hermano Sam (ver 1 Nefi 2:17); a grupos pequeños, sus dos hermanos mayores (ver 1 Nefi 3:15-18; 15:16); a grupos grandes, como su pequeña colonia después de separarse de sus hermanos (ver 2 Nefi 5). A medida que el grupo crecía, él continuó creciendo en sabiduría y en la capacidad de comunicarse eficazmente (ver 2 Nefi 25-33). Nefi le enseñó al pueblo con el que vivía, pero también dirigió sus enseñanzas a los judíos, a los gentiles, y a las generaciones futuras (ver 2 Nefi 33:9-10). Al enseñar usó varios métodos de enseñanza. Usó las experiencias de su propia vida y las complementó citando las escrituras.
Al igual que los grandes líderes, Nefi creía que el auto-desarrollo, debía buscarse mediante el estudio personal. Lehi leyó en las planchas, y Nefi lo testificó (ver 1 Nefi 5:21) posteriormente, él citaría extensamente los registros antiguos (ver 1 Nefi 5:10-22). La sed que tenía Nefi por obtener conocimiento se evidencia en su deseo de “que también yo viera, oyera y supiera de estas cosas, por el poder del Espíritu Santo” (1 Nefi 10:17). El deseo de conocer (ver 1 Nefi 11:1) distinguió a Nefi de sus dos hermanos mayores y lo calificó para ser un gran maestro. Por medio de su propio estudio de las escrituras, Nefi pudo presentarle a sus lectores a profetas antiguos como Zenoc, Neum y Zenós (ver 1 Nefi 19:10; Alma 33:15-16). El Espíritu también le enseñó (ver 1 Nefi 4). El impacto combinado de distintos maestros en su vida—junto con su deseo de conocer—lo prepararon bien a fin de desarrollar las características de un buen maestro que son muy importantes en el liderazgo. Un verdadero maestro es alguien que posee conocimiento. Éste se transmite del buen maestro a sus alumnos. Nefi demostró, repetidamente, tener este rasgo.
A medida que aumentaba su capacidad para enseñar, mejoró en su escritura y en su oratoria (ver 2 Nefi 33:1). Hacia el fin de su registro, aprendemos más sobre su filosofía de la enseñanza. En 2 Nefi 33:4-6, leemos lo siguiente
Y las palabras que he escrito en debilidad serán hechas fuertes para ellos; pues los persuaden a hacer el bien; les hacen saber acerca de sus padres; y hablan de Jesús, y los persuaden a creer en él y a perseverar hasta el fin, que es la vida eterna.
Y hablan ásperamente contra el pecado, según la claridad de la verdad; por tanto, nadie se enojará con las palabras que he escrito, a menos que sea del espíritu del diablo.
Me glorío en la claridad; me glorío en la verdad; me glorío en mi Jesús, porque él ha redimido mi alma del infierno.”
Cerca del fin de su vida mortal, Nefi reveló qué fue lo que lo hizo un maestro eficaz. Habló sobre usar y confiar en el Espíritu Santo al enseñar: “que después de que hubieseis recibido el Espíritu Santo, podríais hablar con lenguas de ángeles” y agregó que el Espíritu Santo nos declara “las palabras de Cristo” (2 Nefi 32:2-3). Él también habló de la diferencia entre hablar y escribir. Reconoce que no era tan bueno para escribir como para hablar (ver 2 Nefi 33:1). Explicó el porqué prefería hablar que escribir. Regresando a lo que dijo acerca del Espíritu Santo, escribió: “porque cuando un hombre habla por el poder del Santo Espíritu, el poder del Espíritu Santo lo lleva al corazón de los hijos de los hombres” (2 Nefi 33:1). En este versículo habla como maestro. A pesar de haber sido ordenado como profeta, reconoció, temprano en su vida, la importancia de desarrollar las técnicas de enseñanza para lograr un impacto como maestro y líder.
La Preocupación que Sentía Nefi por los Demás
Los líderes influyen a quienes les rodean. Los líderes tienen seguidores. Los grandes líderes comprenden a los demás, particularmente a quienes son sus “seguidores.” [18] Los líderes comparten sus sentimientos y sus opiniones. El análisis de esas opiniones nos dice mucho acerca de ellos.
Aprendemos más acerca de quién era Nefi en su trato con diferentes personas, los siguientes son unos pocos ejemplos: expresó sus sentimientos por su pueblo después de ver en visión su futura destrucción: “Y yo, Nefi, estaba apesadumbrado por la dureza de sus corazones” (1 Nefi 15:4). El término apesadumbrado es una palabra fuerte que expresa una gran tristeza o angustia. Otros han dicho que implica un gran sufrimiento mental, que a menudo se soporta en la soledad y en silencio. [19] Un sentimiento semejante se expresa en 2 Nefi 26, pero se usa una palabra diferente. Dice: “¡Oh, el dolor y la angustia de mi alma por la pérdida de los de mi pueblo que serán muertos!” (2 Nefi 26:7). Nefi se preocupaba por su pueblo, y no fue tímido al expresar sus sentimientos. En los versículos citados él compartió su sentimiento de profunda tristeza.
Como líder, Nefi expresó la esperanza de que sus hermanos se mantuvieran fieles. Los verdaderos líderes alientan la esperanza, especialmente en aquellos a quienes dirigen. Después de que Nefi hubo enseñado a sus hermanos, escribió: “se humillaron ante el Señor, de tal modo que sentí gozo y grandes esperanzas de que anduvieran por las sendas de la rectitud” (1 Nefi 16:5). A pesar de esto, sus hermanos continuaron en las sendas de la maldad.
A Nefi se le asignaron muchas tareas, y contaba con muchas personas para ayudar, incluso sus hermanos. Sin embargo, sus hermanos fueron una decepción para él. Se quejaron y no quisieron ayudar, porque no creían que él pudiera construir un barco. Como reacción a esa respuesta “yo, Nefi, me sentí sumamente afligido a causa de la dureza de su corazón” (1 Nefi 17:19). El sentimiento de aflicción es un sentimiento de tristeza a consecuencia del resultado inesperado.
Mientras navegaban rumbo a la tierra prometida, sus hermanos y sus compañeras empezaron a bailar, a cantar y hablar groseramente. Nefi comentó que habían olvidado por qué poder habían sido conducidos hasta donde estaban. Como reacción a lo que estaba observando, “empecé a temer en extremo, no fuese que el Señor se enojara con nosotros” (1 Nefi 18:10). Tuvo temor no solamente por él mismo, sino por todo el grupo que estaba a bordo.
Nefi entendió la importancia de las palabras de Isaías. Nefi había encontrado gozo y aplicabilidad en ellas, y deseaba que su propio pueblo lo encontrara. En 2 Nefi 25:1 expresó estas palabras: “Pues he aquí, Isaías habló muchas cosas que a muchos de los de mi pueblo les fue difícil comprender.” A causa de este temor, advirtió a todos los que leyeran las palabras de Isaías que esas palabras son claras para quienes están llenos del espíritu de profecía (ver 2 Nefi 25:4). Hoy día, muchos de nosotros nos brincamos los capítulos de Isaías porque cuesta mucho trabajo entenderlos. Al brincarlos, nos perdemos las profecías—que se encuentran en las palabras de Isaías—acerca de Jesucristo, la restauración del evangelio de Jesucristo y de la salida del Libro de Mormón. Los temores de Nefi se derivan de su sentir acerca de que muchos no entenderían esas importantes palabras.
Ya cerca del fin de su ministerio mortal, Nefi continuó expresando lo que sentía por su pueblo. “Mas yo, Nefi, he escrito lo que he escrito; y lo estimo de gran valor, especialmente para mi pueblo. Porque continuamente ruego por ellos de día, y mis ojos bañan mi almohada de noche a causa de ellos, y clamo a mi Dios con fe, y sé que él oirá mi clamor” (2 Nefi 33:3) Estas son las palabras de un líder que no es egoísta sino que está preocupado por aquellos a quienes dirige. En base a estas palabras, parece ser que el bienestar físico y espiritual de su pueblo siempre estaba en su mente. Las ideas y sentimientos que Nefi tenía sobre su pueblo lo hacen uno de los grandes líderes de todas las edades.
Conclusión
La veracidad del Libro de Mormón se encuentra no solamente en sus doctrinas y enseñanzas sino también en la forma en que sus personajes ejemplificaron las habilidades de liderazgo. Quien desee aprender acerca del liderazgo puede obtener beneficios al estudiar la vida de los líderes que se hallan en sus páginas. El élder Maxwell lo expresó muy bien cuando dijo: “Como la Iglesia no tiene un cuerpo de profesionales, debe depender de los líderes desarrollados dentro de los miembros en conjunto. . . Ahora, la necesidad de la Iglesia es más grande que nunca, tanto en términos de miembros como en el requisito para una mayor devoción y habilidad. . . Por tanto. la necesidad de un liderazgo más capaz y responsable debe multiplicarse.” [20]
Notas
[1] - Para conseguir ejemplos, ver de Rodger Dean Duncan y Ed. J. Oubegarm Leadership for Saints: A Practical Guide for Christlike Service (American Fork: Ut: Covenant Communications, 2002); de Spencer J. Condie, “Some Scriptural Lessons on Leadership,” Ensign, mayo de 1990 páginas 17-18; de James E. Faust, “These I Will Make My Leaders,” Ensign, octubre de 1980 páginas 34-37; de Spencer W. Kimball, “Jesus the Perfect Leader,” Ensign, agosto de 1979 páginas 5-7.
[2]- Neal A. Maxwell, “Looking at Leadership,” in “. . . A More Excellent Way: Essays on Leadership for Latter-day Saints (Salt lake City: Deseret Book, 1967), página 16.
[3]- Sean M. Lennon, “Teacher Personality and Leadership: Exploring Potential Differences in Teaching Styles and Experiences,” International Journal of Humanities and Social Sciences 2, núm. 14 (junio de 2012): páginas 38-45.
[4]- Duncan y Pinegar, Leadership for Saints, página 1.
[5]- Duncan y Pinegar, Leadership for Saints, página 2.
[6]- Noel B. Reynolds, “Nephi 1,” en Encyclopedia of Mormonism, editado por Daniel H. Ludlow (Nueva York: Macmillan, 1992), 3:1003.
[7]- Rodney Turner, “The Prophet Nephi,” in Fist Nephi: The Doctrinal Foundation, editado por Monte S. Nyman y Charles D. Tate jr., (Provo, UT: Religious Studies Center, 1988), página 92.
[8]- Reynolds, “Nephi 1,” 3:1003.
[9]- Spencer J. Condie, “Some Scriptural Lessons on Leadership,”Ensign, abril 1990, página 27.
[10]- Lección 3: “La Obediencia Trae Bendiciones.” en Teachings and Doctrines of the Book of Mormon Teacher Manual (Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2016), https://
[11]- Turner, “The Prophet Nephi,” píginas 82.
[12]- Jeffrey R. Holland, “I Have a Question,” Ensign, septiembre de 1976, página 84.
[13]- Richard J. Krejcir, “The Character of Obedience,” Schaeffer Institute of Church Leadership, http://
[14]- Ver de James M. Kouzes y Barry Z. Posner, LPI: Leadership Practices Inventory Planner, 4ª. edición (Hoboken, NJ: Pfeiffer, 2013).
[15]- James E. Faust, “These I Will Make My Leaders,” Ensign, octubre 1980, página 35.
[16]- Duncan y Pinegar, “Leadership for Saints, página 9.
[17]- Noel B. Reynolds, “The Gospel According to Nephi: An Essay on 2 Nephi 31,” Religious Educator, 16 núm. 2 (2015): página 53.
[18]- Kimball, “Jesus, The Perfect Leader,” página 5
[19]- www.dictionary.com/
[20]- Maxwell, . . . A More Excellent Way, página vii.