Isaías y la restauración de Israel

Terry B. Ball

Terry B. Ball es profesor de escrituras antiguas en la Universidad de Brigham Young.

Durante su ministerio de tres días entre los descendientes de Lehi, el Salvador resucitado enseñó muchos principios, prácticas y verdades maravillosos (véase 3 Nefi 11 al 26). Durante su segundo día de enseñanzas Él explicó la forma en que el Padre Celestial cumpliría su promesa de recoger, restaurar y redimir a Su pueblo del convenio. Al hacerlo, citó extensamente de las profecías de Isaías, y declaró: “y en verdad, en verdad os digo que cuando se cumplan [las palabras de Isaías], entonces será el cumplimiento del convenio que el Padre ha hecho con su pueblo, oh casa de Israel. Y entonces los restos, que estarán dispersados sobre la faz de la tierra, serán recogidos del este y del oeste, y del sur y del norte; y serán llevados al conocimiento del Señor su Dios, que los ha redimido” (3 Nefi 20: 12-13).

Cuando terminó de citar a Isaías, Cristo le mandó además al pueblo “escudriñar” los escritos del profeta “diligentemente” y les aseguró “Y todas las cosas que habló se han cumplido, y se cumplirán, de conformidad con las palabras que habló” (3 Nefi 23: 1, 3). ¡Qué maravilloso respaldo para Isaías! Y como lo ha dicho el hermano Robert J. Matthews: “Es muy agradable poder citar las palabras del Salvador, pero es más agradable que el Él te cite a tí.”

Así que Cristo enseñó a los descendientes de Lehi que quienes escudriñen y mediten cuidadosamente las palabras de Isaías, entenderán mejor los planes de Dios para cumplir Su convenio de restaurar a Su pueblo. Mediante el estudio diligente, los estudiosos de Isaías en los últimos días podrán cosechar las mismas bendiciones, porque Isaías contestó muchas preguntas importantes concernientes a la restauración de Israel entre las que se incluyen las siguientes: ¿Por qué se necesitará una restauración? ¿Cuándo ocurrirá la restauración? ¿Quiénes participarán en la restauración? ¿Cómo ocurrirá la restauración? y ¿Cuáles serán los resultados de la restauración?

¿Por Qué se Necesitará la Restauración de Israel?

Cuando Moisés estaba por terminar su ministerio terrenal entre los hijos de Israel, les recordó del convenio de rectitud que estaba asociado a la tierra prometida a la que estaban por entrar. Recibirían muchas bendiciones “si escuchas diligentemente la voz de” el Señor, “para observar y poner por obra todos sus mandamientos” (Deuteronomio 28: 1; veánse los versos 1 al 14). Por el contrario, el profeta les advirtió que “si noescuchas la voz de Jehová tu Dios” serían maldecidos con severidad y que al final Dios “te esparcirá . . . desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella” si es que eran inicuos. (Deuteronomio 28: 15, 64; véanse los versos 15 al 65).

Isaías vivió para ver la advertencia de Moisés convertirse en realidad. En su época, la iniquidad y la apostasía estaban desenfrenadas. Desde sus palabras iniciales censuró las transgresiones de sus contemporáneos. Él los describió diciendo que eran mas ignorantes que las bestias de carga, porque el buey y el asno al menos conocen a su amo y saben como ser alimentados por él, “pero Israel no conoce; mi pueblo no entiende” (Isaías 1: 3). Se asombró por la aparente apatía que acompañaba a su iniquidad, porque aunque estaban espiritualmente enfermos tanto en la cabeza como en el corazón, — como si estuvieran llenos de “heridas, y moretones y llagas recientes” — pero aún así no se preocuparon por curar sus purulentas heridas espirituales. “No están curadas, ni vendadas ni suavizadas con aceite” (versículo 6). En particular Isaías condenó al pueblo por ser orgullosos, ambiciosos y deshonestos; por rechazar a los profetas y confiar más en los hombres que en Dios; por ser idólatras y adúlteros; por no tener caridad y por oprimirse el uno al otro; por ayunar en forma impropia; y por no guardar el Día de Reposo; y por deleitarse en la violencia; — transgresiones que nos afectan también a nosotros— en estos últimos días. [1] Él comparó al pueblo del convenio apóstata con una ramera que coquetea y se engalana con los adornos del oficio (véase Isaías 3: 16-26).

Isaías supo que el Señor sería fiel a Su palabra y que castigaría y esparciría al pueblo apóstata. Les advirtió que su tierra sería desolada, quemada con fuego, y devorada por los extranjeros (véase Isaías 1:7-8). [2] Él profetizó acerca de la deportación de los influyentes de su sociedad — los valientes, los jueces, los profetas, los artífices, los consejeros — y de los soldados. Describió la anarquía que seguiría como si los niños fueran sus gobernantes y los del pueblo se oprimirían y violentarían el uno contra el otro mientras que los pobres y los ignorantes seguirían buscando desesperadamente un guía (véase Isaías 3: 1-8). [3] Isaías profetizó que el ejército conquistador que los “arrebatará” y se los llevará con “seguridad” los invadiría rápida y poderosamente, no dando la oportunidad de escapar (véase Isaías 5: 29).

En respuesta a la pregunta de Isaías acerca de cuanto tiempo debería predicar a este pueblo rebelde, el Señor le contestó: “Hasta que las ciudades estén asoladas y sin habitantes, y no haya hombre en las casas, y la tierra quede desierta; hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres y haya multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra” (Isaías 6: 11-12). Entonces, el Señor le aseguró a Isaías que se quedaría una décima parte del pueblo (véase el versículo 13). Poco después comparó ese remanente a los “rebuscos” que se quedan en las ramas después de la cosecha (Isaías 17: 6) porque la mayoría serían llevados “con violencia y con firmeza” (véase Isaías 22: 17), [4] Isaías se refiere a este pueblo del convenio esparcido metafóricamente como “islas” (véase Isaías 41: 5; 42: 4; 49: 1; 51: 5; 60: 9). [5]

Sin una restaruración, sin un recogimiento del pueblo del convenio de regreso a su tierra y a su fe, Israel estaría perdido para siempre, y fracasaría el convenio de Dios con ellos. Pero Dios no fallará; por medio de Isaías les aseguró:

Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.

Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dice el Dios tuyo.

Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.

Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento, más con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice tu Redentor, Jehová.

Porque esto me será como las aguas de Noé, porque juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti ni te reprenderé.

Porque los montes se moverán y los collados serán quitados, mas no se quitará de ti mi bondad, ni el convenio de mi paz se romperá, dice Jehová, el que tiene misericordia de ti. (Isaías 54: 5 - 10).

¿Cuándo Ocurrirá la Restauración de Israel?

Aunque el pueblo sería llevado lejos y esparcido a causa de su iniquidad y su apostasía, Isaías sabía que al final el Señor los restauraría congregándolos tanto en la fe como en la tierra. Podemos tener una idea del tiempo de esta restauración si tomamos en cuenta la descripción que hace Isaías de las condiciones del mundo en la fecha en que esta empezaría.

Como es natural, para ser congregado y restaurado, primero el pueblo tendría que ser esparcido y estar perdido. Isaías indicó que tal sería el caso, puesto que en la restauración, la gente sería congregada de todas partes del mundo. El Señor aseguró por conducto de Isaías: “No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá, y al sur: No los retengas, trae desde lejos a mis hijos, y a mis hijas desde los confines de la tierra” (Isaías 43: 5 - 6; véase también Isaías 49: 12). Muchos de los que serán recogidos no van a ser reconocidos, y ni siquiera sabrán que son parte de la familia del convenio, sino hasta que sean restaurados a la fe.

Isaías habla de la consternación que experimentarán los de la familia del convenio pues pensarán que Dios los ha abandonado cuando comprendan que que hay muchos miembros de su familia que están perdidos para ellos. Cuando vean que estos hijos perdidos y esparcidos sean recogidos y restaurados, dirán en su corazón: “¿Quién me engendró a estos? Porque yo había perdido a mis hijos y soy estéril; estoy cautiva y ando errante. ¿Quién, pues, crió a estos? He aquí, yo fui dejada sola; ¿dónde estaban estos?” (Isaías 49: 21).

Así que sabemos que la restauración ha de ocurrir en una época en que el pueblo esté esparcido y muchos ya no sean reconocidos como parte de la familia del convenio. En la época de Isaías, Israel y Judá mantenían su identidad, pero Isaías sabía que en algún tiempo, futuro dicha identidad se perdería para una gran parte de la casa de Israel. Parece ser que el que la casa de Israel perdiera dicha identidad sería más bien un proceso largo y no un acontecimiento, pero un proceso que fructificaría mucho antes de la restauración.

Isaías también indica que Dios empezaría la “obra maravillosa y un prodigio” (Isaías 29: 14) de la restauración en una época en que los hombres estarían en un sueño espiritual, sin dirección profética. Hablando de ese día Isaías exclamó: “Deteneos y maravillaos; cegaos y quedad ciegos; embriagaos, pero no de vino; tambaleaos, pero no de bebida fuerte. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de profundo sueño, y cerró vuestros ojos; cubrió a los profetas, y a vuestros gobernantes y a los videntes” (Isaías 29: 9 - 10). Por lo que, la respuesta de Isaías a la pregunta de cuando se efectuará la restauración es que, ésta comenzará en un día en que Israel haya sido esparcido y muchos hayan perdido su identidad y en un día cuando muchos se tambaleen y estén adormecidos por la muerte de la guía profética. Tal descripción llena muy bien las condiciones de la época cuando el Señor se apareció al profeta José Smith.

¿Quién Participará en la Restauración de Israel?

Aunque se entiende que Israel ha de ser congregado y restaurado, Isaías habla de un gran grupo a quien él identifica como los gentiles. Él supo que muchos de los “gentiles” de los últimos días buscarían o serían llevados hacia la luz del evangelio restaurado. El profeta exhortó: “¡LEVÁNTATE, resplandece! porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y obscuridad los pueblos; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer” (Isaías 60: 1- 3; véase también 42: 5 - 7; 55:5; 65: 1)

Isaías aclaró que los gentiles que acepten el evangelio y trabajen para cumplir su parte en la restauración tendrán acceso a todos los convenios y bendiciones de Dios, incluyendo las del templo. Para los “extranjeros,” un término usado aquí para referirse a los gentiles, que estén dispuestos a aceptar el evangelio, el Señor promete: “yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré un nombre eterno que nunca será quitado” y además “los llenaré de gozo en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56: 3 - 7; véase también Isaías 2: 2). [6] El Libro de Mormón explica que, al final, estos gentiles fieles serán contados entre la casa de Israel (véase 1 Nefi 14: 1 - 3; 2 Nefi 10: 18; 30: 2; 3 Nefi 16: 13; 21: 1 - 7, 22 - 25; 28: 27, 32; 30: 1- 2). De hecho, entre esos gentiles están los hijos perdidos sobre los que Isaías profetizó que llegarían a ser reconocidos como parte de la familia del convenio (véase Isaías 49: 18 -23). Ellos son los “hijos de la desolada” (Isaías 54: 1), quienes, cuando sean reunidos a la familia del convenio, serán tan numerosos que pedirán más espacio, exclamando: “Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more en él” (Isaías 49: 20). Esas súplicas harán que el Señor les diga a su pueblo: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no escatimes; alarga tus cuerdas y fortalece tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda” (Isaías 54: 2 - 3).

Los Santos de los Últimos Días se pueden identificar a si mismos con estos hijos fieles que serán contados entre la casa de Israel, aunque ahora son “identificados con los gentiles” (DyC 109: 60; véase también DyC 86: 8- 10; 103: 16-18). Aunque los Santos sean considerados gentiles en la perspectiva de “judíos o gentiles” tanto de Isaías como del Libro de Mormón , de hecho, muchos son una parte del Israel disperso que ha perdido su identidad. Como lo explicó el élder Bruce R. McConkie: “José Smith, de la tribu de Efraín, la principal tribu de Israel, fue el gentil por cuya mano salió a luz el Libro de Mormón, y los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que tienen el evangelio y que son de la tribu de Israel por su linaje de sangre, son los gentiles que llevan la salvación a los lamanitas y a los judíos.” [7]

¿Cómo se Efectuará la Restauración de Israel?

Así como la apostasía y el esparcimiento fueron procesos, así también lo será la restauración. Isaías profetizó que lo que empieza el proceso es la parte espiritual de la restauración, o sea el regreso a la verdadera fe. A uno de sus hijos le puso el nombre de Sear-Jasub, que significa “el remanente regresará,” para que sirviera como tipo y recordatorio de esta profecía (Isaías 7: ; véase también el 8: 18). La terminación “Jasub” en el nombre del hijo es el tiempo futuro del verbo hebreo šub, que significa “regresar,” “retornar,” “convertir,” “volver,” o “restaurar.” Algunas veces la palabra ha sido traducida como un derivado de “arrepentimiento” en la versión Reina Valera 2009 del Antiguo Testamento (véase 1 Reyes 8: 47 y Ezequiel 14: 6). Aunque el uso del término en el nombre del hijo se pueda referir al regreso físico, Isaías aclaró que su intención principal para ponerle el nombre a su hijo era para recordarle a su pueblo acerca de su profecía de un regreso espiritual. Haciendo eco al nombre de su hijo, el profeta declaró: “El remanente volvera [Sear-Jasub], el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte” (Isaías 10: 21). A medida que los “jueces” y los “consejeros” sean restaurados, “Sión será redimida con justicia; y los convertidos de ella, con rectitud (Isaías 1: 26 - 27; véase también Isaías 51: 11). [8] Todos y cada uno de los “rebuscos”. . . “mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel” (Isaías 17: 6- 7 ). “Éstos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová” (Isaías 24: 14). Al ser reunidos “uno por uno” escucharán la “gran trompeta” que los llamará a la fe, y “adorarán a Jehová en el monte santo en Jerusalén” (Isaías 27: 2 - 13; véase también Isaías 2: 1-5).

Los profetas del Libro de Mormón compartían con Isaías que la restauración del Israel disperso empezaría con la restauración a la fe. Hablando del Israel disperso Jacob dijo: “El Señor será misericordioso con ellos, para que cuando lleguen al conocimiento de su Redentor, sean reunidos de nuevo en las tierras de su herencia” (2 Nefi 6: 11; véase también 2 Nefi 10: 7 - 9; 25: 16 - 17; 30: 7 - 8).

Isaías sabía que este recogimiento del Israel disperso “ uno por uno” incluiría un trabajo para los gentiles justos, entre quienes primero sería restaurado el evangelio. El profeta declaró:

Y acontecerá en aquel día que la raíz de Isaí, la cual estará puesta como estandarte a los pueblos, será buscada por las naciones; y el lugar de su descanso será glorioso.

Asimismo, acontecerá en aquel día que el Señor pondrá otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, y de Egipto, y de Patros, y de Etiopía, y de Elam, y de Sinar, y de Hamat y de las islas del mar.

Y levantará estandarte a las naciones, [gentiles] y juntará a los desterrados de Israel y reunirá a los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. (Isaías 11: 10 - 12).

En la Doctrina y Convenios, el Señor nos ayuda a entender que el “estandarte” (una palabra que significa “bandera,” “enseña,” “pendón”) que se habría de levantar y el cual buscarán los gentiles, o las naciones, es el evangelio restaurado de Jesucristo. [9] En una revelación a José Smith el Señor declaró: “he enviado al mundo mi convenio sempiterno, a fin de que sea una luz al mundo y un estandarte a mi pueblo, y para que lo busquen los gentiles, y sea un mensajero delante de mi faz, preparando el camino delante de mí” (DyC 45: 9). [10] El Señor identifica “la raíz de Isaí” mencionada en Isaías 11: 10 como “un descendiente de Isaí, así como de José, a quien por derecho pertenecen el sacerdocio y las llaves del reino, y será por pendón y para el recogimiento de mi pueblo en los postreros días” (DyC 113: 6). Típicamente, los Santos de los Últimos Días entienden que José Smith satisface esa descripción. [11]

Isaías sabía que la obra del Señor de “recobrar el remanente de su pueblo” empezaría con la Restauración del evangelio de Jesucristo por medio de José Smith el profeta de los últimos días.

Sabía además que a medida que los gentiles de los últimos días fueran llevados hacia el estandarte, o la luz del evangelio restaurado, ellos mismos ayudarían a recoger al Israel disperso. Isaías prometió que los gentiles “traerán en brazos a tus hijos, [de Israel] y tus hijas serán llevadas en hombros” (Isaías 49: 22-23; véase también Isaías 66: 19-20).

Nefi, el profeta del Libro de Mormón, dió un testimonio similar:

En los días postreros, cuando nuestros descendientes hayan degenerado en la incredulidad, sí, por el espacio de muchos años, y muchas generaciones después que el Mesías sea manifestado en la carne a los hijos de los hombres, entonces la plenitud del evangelio del Mesías vendrá a los gentiles; y de los gentiles vendrá al resto de nuestra posteridad.

Y en aquel día el resto de los de nuestra posteridad sabrán que son de la casa de Israel, y que son el pueblo del convenio del Señor; y entonces sabrán y llegarán al conocimiento de sus antepasados, y también al conocimiento del evangelio de su Redentor, que él ministró a sus padres. Por tanto, llegarán al conocimiento de su Redentor y de los principios exactos de su doctrina, para que sepan cómo venir a él y ser salvos (1 Nefi 15: 13-14). [12]

De hecho, Isaías entendió — al igual que los profetas Nefi, Mormón y Moroni— que el mismo Libro de Mormón tendría un papel importante en los esfuerzos de los gentiles justos para restaurar al pueblo del convenio a la verdadera fe. Él supo que este “libro sellado” saldría a luz para “hablar desde la tierra” en una era de apostasía y confusión (Isaías 29: 4, 9-16). Él vio que el libro sería oído por los sordos y visto por los ciegos y que cambiaría los valores de los hombres, de manera que los bosques del Líbano, un símbolo de orgullo y apostasía, serían transformados en un campo fértil, o sea un símbolo de un pueblo del convenio productivo (véase Isaías 29: 17- 19). Él testificó que el libro pondría al descubierto a los inicuos que “encubren en las profundidades sus designios” para que el Señor no los vea, y que les enseñaría la doctrina verdadera a aquellos “que erraron en espíritu” (Isaías 29: 4 -24; ver también 2 Nefi 27: 3; 3 Nefi 26: 6 - 8; Mormón 5: 12 - 15; Eter 3: 27 -28). [13]

Además de la congregación y restauración espiritual del Israel disperso a la fe y a los convenios hechos por los padres de Israel, Isaías enseñó que los gentiles también ayudarían a restaurarlos físicamente a y en sus tierras prometidas. “Y los hijos de los extranjeros” (o sea los gentiles) “edificarán” los muros de Israel y serán sus pastores, labradores y los “viñadores” (Isaías 60: 10; y 61: 5). [14] Esas imágenes sugieren que las labores de los gentiles harán que este pueblo improductivo (véase Isaías 5: 1- 6) sea productivo otra vez.

Cuando los gentiles trabajen para restaurar física y espiritualmente al pueblo del convenio, serán como sus “ayos y nodrizas”: “Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo alzaré mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi estandarte; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán llevadas en hombros. Y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies; y sabrás que yo soy Jehová, porque no serán avergonzados los que esperan en mí” (Isaías 49: 22 - 23; y también Isaías 60: 16). [15]

Nefi, el profeta del Libro de Mormón aclaró las imágenes de Isaías en este pasaje:

Y después que nuestra posteridad haya sido dispersada, el Señor Dios procederá a efectuar una obra maravillosa entre los gentiles, que será de gran valor para nuestra posteridad; por tanto, se compara a que serán nutridos por los gentiles y llevados en sus brazos y sobre sus hombros.

Y también será de valor a los gentiles; y no solamente a los gentiles, sino a toda la casa de Israel, para dar a conocer los convenios del Padre de los cielos con Abraham, que dicen: En tu posteridad serán benditas todas las familias de la tierra.

Y quisiera, mis hermanos, que supieseis que no pueden ser bendecidas todas las familias de la tierra, a menos que el Señor desnude su brazo a los ojos de las naciones.

Por lo que, el Señor Dios procederá a desnudar su brazo a los ojos de todas las naciones, al llevar a efecto sus convenios y su evangelio para con los que son de la casa de Israel.

Por tanto, los sacará otra vez de su cautividad, y serán reunidos en las tierras de su herencia; y serán sacados de la obscuridad y de las tinieblas; y sabrán que el Señor es su Salvador y su Redentor, el Fuerte de Israel. (1 Nefi 22: 8 - 12).

Juntos, los “extranjeros” o gentiles, y los de la casa de Israel, servirán al Señor en las tierras de promisión. “Porque el Señor tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo establecerá en su propia tierra; y extranjeros se juntarán con ellos y se unirán a la casa de Jacob. Y los pueblos los tomarán y los llevarán a su lugar; sí, desde lejos hasta los extremos de la tierra; y retornarán a sus tierras de promisión. Y la casa de Israel los poseerá, y la tierra del Señor será para siervos y siervas” ( 2 Nefi 24: 1 - 2; véase también Isaías 14: 1- 2 ). [16]

El saber que los gentiles de los últimos días jugarán un papel tan significativo en la restauración, nos ayuda a entender los comentarios del Señor cuando aprobó los escritos de Isaías: “Pues él ciertamente habló en lo que respecta a todas las cosas concernientes a mi pueblo que es de la casa de Israel; por tanto, es menester que él hable también a los gentiles” (3 Nefi 23: 2).

¿Cuáles Serán los Resultados de la Restauración de Israel?

La restauración física y espiritual del pueblo del convenio en los últimos días, no solamente cumplirá la promesa y los convenios de Dios con Abraham, sino que también preparará la tierra para la venida del Mesías milenario. Isaías usa un vocabulario hermoso y de lo más estimulante de todas las escrituras, para describir la paz y la felicidad milenarias que gozarán los restaurados y redimidos. Su mensaje ofrece esperanza y perspectivas a quienes participen en la restauración durante esos tiempos peligrosos. He reunido las enseñanzas de Isaías concernientes a ese tema en un solo pasaje continuo:

Y vendrá el Redentor a Sión y a los que se vuelvan de la transgresión [Isaías 59:20]; Y juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos [ 2:4]; El aumento de su dominio y la paz no tendrán fin, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre [9:7]; y forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra [2: 4]; Nunca más se oirá de violencia en tu tierra, ni de destrucción ni de quebrantamiento en tus territorios, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas, Alabanza. El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será luz eterna, y el Dios tuyo, tu gloria [60: 18 - 19]; Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito. . . No harán mal ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar [11: 6, 9]; Y los rescatados de Jehová volverán y vendrán a Sión con cánticos; y habrá gozo perpetuo sobre sus cabezas; y alcanzarán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido [35: 10]; En aquel día el renuevo de Jehová será bello y glorioso, y el fruto de la tierra será excelente y hermoso para los de Israel que hayan escapado. Y acontecerá que el que quede en Sión, y el que sea dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos lo que en Jerusalén estén inscritos entre los vivientes [4: 2 -3]; Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos [33: 17]; Destruirá a la muerte para siempre, y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros [25:8]; En ese tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de los sordos [35: 5[; Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo recogerá los corderos y en su seno los llevará. [40: 11]

El profeta Isaías promete que en ese día el Señor nos dará “gloria en lugar de ceniza” y “aceite de gozo en lugar de luto” (Isaías 61: 3). Y en ese día cuando lo veamos, confesaremos: “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado y nos salvará; este es Jehová; le hemos esperado” (Isaías 25: 9). Nuestro anhelo de ser parte de los que así testifiquen, debe darnos el ánimo de seguir la amonestación del Salvador de escudriñar diligentemente los escritos de este gran profeta. Por ese medio podremos conocer mejor el por qué, el cuando, el cómo, y el qué de la restauración de Israel.

Terry B. Ball “Isaías y la Restauración de Israel” en Kent P. Jackson y Andrew C. Skinner, editores de A Witness for the Restoration: Essays in Honor of Robert J. Matthews [Un Testigo de la Restauración: Ensayos en Honor de Robert J. Matthews] (Provo, UT: Religous Studies Center, Brigham Young University, 2007), páginas 13 - 31.

Notas

[1] Las siguientes son ejemplos de las enseñanzas de Isaías con respecto a las transgresiones del pueblo. Ser orgullosos, ambiciosos y deshonestos: Isaías 1: 22-24; 2: 7, 9-11; 5: 8, 20-23; 9: 9-10; 28: 1-4, 17; 48: 4; 59: 3-5. Por rechazar a los profetas y confiar en los hombres más que en Dios: Isaías 2: 6; 8: 6-10, 19; 30: 1-12; 31: 1-3; 48: 3-8. Por ser idólatras y adúlteros: Isaías 2: 8-9; 31:7-8; 41: 22-23, 29; 44: 12-20; 46 1-8; 48: 5; 57: 3-9. Por no tener caridad y oprimirse el uno al otro: Isaías 3: 5, 15; 10: 1-4; 27: 7. Por ayunar indebidamente y no guardar el Día de Reposo: Isaías 58: 1-14. Por amar la violencia: Isaías 59: 3-8.

[2] Isaías compara el estado final de Israel (Biblia, versión Reina Valera 2009 ) en Isaías 1: 8 a una “enramada en viña” o como “choza en melonar” refiriéndose muy probablemente a las chozas para las cosechas que se encuentran en los campos y que típicamente están vacías, ignoradas y dilapidadas todo el tiempo, menos en el de cosecha.

[3] Esta profecía se cumplió en la conquista de Judá por Babilonia y la consiguiente deportación del pueblo aproximadamente en el año 587 a.C. El reino del norte, Israel, sufrió un destino similar ciento cincuenta años antes cuando fue conquistado y llevado a Asiria.

[4] Esta profecía fue dirigida a un hombre llamado Sebna que en esa época era un “tesorero” en la corte real. (Véase Isaías 22: 15). Sebna era un ejemplo del pueblo mundano y apóstata de ese tiempo. Es de interés saber que posteriormente, Sebna se arrepintió cuando sirvió bajo el fiel rey Ezequías, y la conquista asiria predicha en esta profecía no se efectuó. Esto fue porque Ezequías confió en el Señor y Dios los salvó de los asirios cuando éstos los atacaron (véase Isaías 36 y 37). Tristemente, después de que murió Ezequías, los reyes de Judá regresaron a las costumbres inicuas, y en consecuencia, un poco más de un siglo después, Judá fue conquistado y llevado cautivo por los babilonios. Algunos regresaron a la tierra prometida durante el período persa, solamente para ser esparcidos nuevamente durante el período romano.

[5] La versión de Isaías 49: 1 que se encuentra en el Libro de Mormón, aclara que la palabra “islas” es usada por Isaías al referirse al Israel esparcido. El Libro de Mormón dice: “¡Oídme, oh casa de Israel, todos vosotros los que habéis sido separados y echados fuera por causa de la iniquidad de los pastores de mi pueblo; sí, todos vosotros que habéis sido separados y esparcidos, quienes sois de mi pueblo, oh casa de Israel! ¡Oídme, islas del mar. . . ! (1 Nefi 21: 1; véase también Isaías 49: 1).

[6] Las palabras “lugar” y “nombre” en este pasaje se pueden traducir más exactamente como “mano y un nombre.” Los traductores de la versión Reina Valera usaron la palabra extranjero para traducir varios términos hebreos, todos ellos refiriéndose a extraños; en cada caso significa alguien que no es de la casa de Israel, y por ende, los hacen gentiles.

[7] Bruce R. McConkie, The Millenial Mesiah [El Mesías Milenario] (Salt Lake City: Deseret Book, 1982), página 233. Véase también DyC 109: 60; 1 Nefi 13: 38 - 40; 15: 13-14; 22: 7 - 12. En 1 Nefi 22 leemos: “parece que la casa de Israel será dispersada, tarde o temprano, sobre toda la superficie de la tierra, y también entre todas las naciones. Y he aquí, hay muchos de quienes ningún conocimiento tienen ya los que están en Jerusalén; sí, la mayor parte de todas las tribus han sido llevadas; y se encuentran esparcidas acá y allá sobre las islas del mar” (versículos 3 y 4). Como se comentó en la nota 5, en 1 Nefi 21: 1 sugiere que el término “islas” significaba para Nefi cualquier lugar al cual Israel hubiera sido dispersado. Joseph Fielding Smith agregó a nuestra comprensión de lo que pasó con esas tribus, cuando comentó acerca de los propósitos del esparcimiento de Efraín. Entre otras cosas él declaró: “Al esparcir a Efraín. . . tenía por objeto bendecir a las gentes de otras naciones con la sangre de Israel, entre las cuales Efraín se “mezcló”. El esparcimiento de otros israelitas fue para el mismo propósito.” (Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, compilado por Bruce R. McConkie [Salt Lake City: Bookcraft, 1954-1956], vol. 3 página 237). Entonces, aparentemente, después de haber sido llevadas cautivas lejos de la Tierra Santa, todas o al menos una parte de las diez tribus se repartieron por sí mismas entre las naciones y fueron asimiladas por ellas o se mezclaron con ellas. Para más comentarios acerca de este tema, véase mi escrito “Isaías y los Gentiles” publicado en Covenants, Prophecies, and Hymns of the Old Testament: The 30th Annual Sidney B. Sperry Symposium [Los Convenios, Las Profecías, y los Himnos del Antiguo Testamento: El Trigésimo Simposio Anual Sidney B, Sperry] (Salt Lake City: Deseret Book, 2001), páginas 181-184.

[8] La palabra traducida como “convertidos” es otra vez una forma del verbo hebreo šub.

[9] La palabra hebrea gôyim significa “naciones” y se traduce de distintas maneras en la Biblia. Por ejemplo en el versículo 10 del pasaje citado se traduce como “gentiles” (en la Biblia en inglés) y en el versículo 12 se traduce como “naciones.” En los escritos de Isaías se hace referencia a los gentiles como “naciones o pueblos” (ver Isaías 5: 26; 14: 18; 16: 8; 17: 13; 29: 7); como “extranjeros o extraños” (Isaías 1: 7; 2: 6; y 5: 17).

[10] Donald W. Parry, Jay A. Parry y Tina M. Peterson Understanding Isaiah [Entendiendo a Isaías] (Salt Lake City: Deseret Book, 1998), página 123.

[11] Victor L. Ludlow, Isaiah: Prophet, Seer, and Poet [Isaías: Profeta, Vidente y Poeta] (Salt Lake City: Deseret Book, 1982),páginas 170-174; y Parry, Parry, y Peterson, Understanding Isaiah páginas 120-121.

[12] El “resto de nuestra posteridad” en este pasaje se refiere principalmente a los descendientes de Lehi, uno de los grupos del Israel disperso. Es evidente por todo el Libro de Mormón que la promesa se aplica a todo el pueblo de Israel disperso (véase 1 Nefi 13: 38 - 42; 21: 22 - 23; 22: 8 - 12; 2 Nefi 6: 6 - 7; 10: 8 - 9, 18; 30: 3 - 7, 18; 3 Nefi 16: 4- 5; 16: 10 - 11; 21: 1 - 7, 2, 22-26; 26: 8; Mormón 5: 10; 7: 8; Eter 12: 22).

[13] Por lo general, los eruditos entienden que la primera parte del capítulo 29 de Isaías es una profecía acerca del sitio y destrucción de Jerusalén (Ariel) y que la última parte del capítulo es una profecía de restauración, pero con frecuencia batallan para identificar “el libro sellado.” Una explicación sugestiva (que hace reflexionar) es que el libro es como lo que se comenta en Jeremías 32: 9 - 15, en donde el profeta compró un terreno e hizo que los documentos de compra se hicieran en duplicado. Una copia fue sellada y la otra se dejó abierta, aparentemente con la idea de que si la copia abierta fuera alterada o se pusiera en duda, entonces se podría consultar la copia sellada para establecer o validar los términos de la transacción. Esa explicación les queda bien a la Biblia y al Libro de Mormón — siendo la Biblia el libro “abierto” y siendo el Libro de Mormón “el libro sellado”— que se ha de consultar en los últimos días para aclarar y establecer la verdad del libro abierto (véase también 1 Nefi 14: 38 - 42).

[14] Para el uso de la palabra “extranjeros” en este contexto, véase más arriba la nota 6.

[15] Comentando acerca de esta profecía, Jacob el profeta del Libro de Mormón, aclaró que los gentiles que “lamerán el polvo de sus [de Israel] pies” no son los que estén ayudando a nutrirlos sino más bien son “los que luchen contra Sión y contra el pueblo del convenio del Señor” (2 Nefi 6: 13).

[16] El texto de Isaías citado en 2 Nefi 24: 1- 2 contiene información adicional y redacción que clarifica que los gentiles se unirán con Israel como siervos del Señor en las tierras de promisión, en lugar de solo indicar que son siervos de Israel. El texto del Libro de Mormón usa la frase “tierras de promisión” porque sus autores entendieron que había tierras prometidas para el pueblo del convenio tanto en el Viejo como en el Nuevo mundo.