Empiecen con la fe: una conversación con el Élder Steven E. Snow
Richard E. Bennett, Dana M. Pike, and Steven E. Snow
El élder Steven E. Snow es el Historiador y Registrador de la Iglesia y es miembro del Primer Quórum de los Setenta de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Richard E. Bennett (richard_bennett@byu.edu) es el Director del Departamento de Doctrina e Historia de la Iglesia en la Universidad Brigham Young (BYU).
Dana M. Pike (dana_pike@byu.edu) es el Decano Asociado de Educación de Religión.
Entrevista efectuada por Richard E. Bennett y Dana M. Pike
Bennett: Por favor díganos la forma en que usted respondió a su llamamiento para ser el Historiador y Registrador de la Iglesia.
Snow: Fui llamado a la oficina de la Primera Presidencia a mediados de diciembre de 2011. En esa ocasión me extendieron el llamado para ser el Historiador y Registrador de la Iglesia. Nunca pienso de antemano en nuevos llamamientos; siempre soy abierto con las asignaciones, por lo que fue una sorpresa, pero estuve encantado con la oportunidad. Primero que todo, me gusta la historia—la historia en general y específicamente la historia de la Iglesia—. Aunque no estoy educado en ese campo—soy abogado profesional—siempre me ha gustado la historia. Y me agradó mucho el que por fin tuve la asignación de trabajar con el élder Marlin K. Jensen, aunque haya sido solamente por unos meses. Se hizo el anuncio a fines de enero de 2012. Trabajé con el élder Jensen hasta que se le concedió la categoría de Autoridad General Emérito en agosto del 2012. Nuestra asociación fue una experiencia magnífica.
Bennett: ¿Cuáles son sus antecedentes profesionales? ¿Leyes, primordialmente?
Snow: Me gradué en la Universidad del Estado de Utah en contabilidad, y luego de la escuela de leyes en la Universidad Brigham Young. Ejercí la abogacía en Saint George, Utah, por casi 24 años.
Bennett: Fue parte de las primeras generaciones en la facultad de leyes?
Snow: La segunda generación. Frecuentemente los de la primera generación nos recuerdan que somos ¡de la segunda clase! Fue una temporada muy agradable. El primer año asistimos al edificio de la antigua escuela católica San Francisco, y luego nos cambiamos al edificio de leyes.
Pike: ¿Por qué se fue a Saint George? y ¿Qué tipo de práctica ejerció allí?
Snow: Cuando llegué allí, probablemente era el décimo abogado en el pueblo. Cuando fui llamado como Setenta, había más de cien abogados en Saint George. Empecé como fiscal del condado durante un par de años y, al mismo tiempo, era socio de un despacho privado de abogados. Entonces se permitía eso porque no había suficiente sueldo para sostener a los fiscales.
Dejé ese puesto dos años después, y David Nuffer y yo iniciamos nuestro propio despacho que creció al correr de los años. Abrimos oficinas en el estado de Nevada y aquí en Salt Lake City. David es un gran amigo y ahora es juez federal de distrito aquí en Salt Lake City, y lo veo en ocasiones. Tuvimos una gran experiencia profesional. Mis socios eran abogados especializados en tanto que yo era más bien abogado general. Me gustaba hacer cosas distintas, así que por un tiempo fui litigante, trabajé con leyes municipales, con negocios y primordialmente con bienes raíces.
Crecí en Saint George al igual que Phyllis mi esposa. Su madre se apellida Hafen. Ambos tenemos conexiones por todo el sur de Utah. Phyllis y yo somos de la misma edad. Crecimos juntos, salimos y medio nos criamos el uno al otro. Así que tenemos muchos vínculos con ese lugar, lo que tiene mucho que ver con que me guste la historia. Nos platicaron historias de nuestros antepasados y de lo difícil que fue colonizar esa área; de las cosas que hicieron nuestros familiares. Los Snow llegaron en 1861, y los Hafen no mucho tiempo después.
Bennett: Así que su amor por la historia de la Iglesia comenzó mientras crecía en Saint George. ¿Hubo alguna otra cosa que haya contribuido a su interés por la historia de la Iglesia?
Snow: Bueno, en la escuela, siempre me gustó la historia. Mi tío abuelo fue Milton R. Hunter quien escribió el libro de texto sobre la historia de Utah que todos usamos en la secundaria. Así que eso influyó.
Crecí a dos cuadras del templo, lo podía ver desde la ventana de mi cuarto antes de irme a acostar. En ese entonces, en Saint George todos se conocían, y tenían historias que me gustaban. Por crecer en Saint George, adquieres un cierto sentido de pertenencia a ese lugar, así que el aprender la historia siempre me resultó interesante. Probablemente lo que encendió la luz fue cuando empecé a leer algunos de los libros escritos por Juanita Brooks. Ella escribió algunos libros de la historia de la Iglesia, incluyendo por supuesto, The Mountain Meadow Massacre.
El libro que me pareció más interesante fue Uncle Will Tells His Story. Ella entrevistó a su esposo, Will, y grabó sus respuestas en una grabadora de cinta y de allí escribió ese libro tan deleitable. Pensé que Will Brooks fue un hombre ordinario. Fue el jefe del correo, y por una temporada, el alguacil del Condado de Washington y fue un gran hombre. Ella escribió este gran libro, y eso me convenció de que todos tienen una historia y debemos aprender esas historias.
Bennett: ¿Conoció personalmente a Juanita Brooks?
Snow: Conocí a Juanita Brooks. Karl, su hijo, es mi amigo cercano. Por supuesto, he leído todos sus libros y el libro que escribió Levi Peterson acerca de ella. Todo esto fue un descanso del ejercicio de leyes—a veces me parecía más interesante que ejercer la abogacía—pero esa era la forma en que me ganaba la vida. Disfrute ser abogado, pero siempre me ha gustado la historia, así que trataba de mantenerme actualizado. Leía mucho.
Pike: ¿Le dio la Primera Presidencia alguna comisión especial en su nuevo llamamiento como Historiador de la Iglesia? ¿Hay algunas instrucciones específicas que pudiera compartirnos?
Snow: El Presidente Monson, el Presidente Eyring y el Presidente Uchtdorf fueron quienes me llamaron. Creo que estaban complacidos con el rumbo que había fijado el élder Jensen, y querían alguien que siguiera en ese camino, como guarda de los registros y que vigilara el trabajo. Ustedes conocen los antecedentes y el historial de este llamamiento: durante dieciséis años, de 1989 hasta 2005, no hubo un historiador, Creo que el élder Jensen cambió eso, y con su liderazgo extraordinario enderezó el barco y le fijó el rumbo y ha continuado bien. Uno de los primeros libros que leí después de mi llamamiento fue The Adventures of a Church Historian escrito por Leonard Arrington. Hablé con muchas personas, y hay mucha historia asociada con este llamamiento, y, obviamente, puede ser algo sensible. Sentí que los Hermanos estaban teniendo mucha confianza en mí, como lo harían con cualquiera a quien llamaran a este puesto.
Bennett: Algunos eruditos se han preguntado el por qué no llaman como historiador de la Iglesia a un académico.¿Hay cierta desconfianza hacia los historiadores y eruditos académicos?
Snow: No se si sea desconfianza; yo creo que es más un asunto de tradición. Si se remontan hasta Willard Richards, George A. Smith, y Anton Lund, los primeros historiadores, verán que todos ellos fueron miembros del Quórum de los Doce o de la Primera Presidencia. Todos tuvieron asistentes y secretarios, siendo Andrew Jenson uno de los Asistentes al Historiador de la Iglesia más conocidos. El élder Joseph Fielding Smith, obviamente, tuvo una gran influencia en esa oficina por tantas décadas en que sirvió como el Historiador de la Iglesia. El sistema era mucho más restringido de lo que es ahora. Todas las colecciones estaban en el antiguo Edificio de la Administración de la Iglesia, así que era diferente. En el año 1970 cuando el élder Howard W. Hunter fue llamado como Historiador de la Iglesia, creo que no se sintió a gusto con el llamamiento. Fue entonces que se decidió traer, de la Universidad del Estado de Utah, al doctor Leonard Arrington como Historiador de la Iglesia. Tuvo una década maravillosa. Pero también hubo alguna desventaja. Creo que eso llevó a una época en que hubo mucho escrutinio y dudas acerca de lo que debíamos hacer en el futuro. Después del Dr. Arrington fueron llamados dos historiadores, pero hubo una brecha de dieciséis años en los que, técnicamente, no hubo Historiador de la Iglesia. El élder Marlin K. Jensen tuvo la visión de cómo y hacia donde podía y debía dirigirla y brindó un gran liderazgo durante una época difícil. Estuvo aquí en el momento preciso, porque estas instalaciones [La Biblioteca de Historia de la Iglesia] se construyeron. Esta es una sede extraordinaria para la historia de la Iglesia.
Han sido unos siete u ocho años de historia de la Iglesia muy buenos, y creo que el élder Jensen es el principal responsable de ellos. Y no subestimemos el gran amor que el Presidente Hinckley sentía hacia la historia de la Iglesia. Sus huellas están por todas partes. Él y el élder Jensen eran muy cercanos. El élder Jensen fue un historiador excelente. Este es el tipo de llamamiento en el que debes tener una mano firme, y asegurarte de que los Hermanos sepan lo que está sucediendo. He aprendido que si eres sincero, franco y abierto sobre lo que estás haciendo y lo que piensas hacer, y tratas de seguir las instrucciones, generalmente te va bien. Cuando eso no sucede, es que surgen los problemas.
Parte de mi desafío es asegurarme de que entiendo que si los Hermanos tienen preguntas, debemos ir y contestarlas rápidamente. Tenemos la oportunidad de defender nuestras posiciones y presentar nuestro caso, pero finalmente, si los Hermanos nos dan instrucciones específicas, las seguimos. Mi punto de vista es que el ser abiertos con respecto a nuestra historia resuelve más problemas de los que crea. Puede ser que no tengamos todas las respuestas, pero si somos abiertos (y ahora tenemos una gran transparencia), creo que a la larga eso nos ayudará. Creo que en el pasado hubo una gran tendencia para mantener cerrados muchos de los registros o al menos para no permitir el acceso a la información. Pero el mundo ha cambiado durante la última generación—y con el acceso a la información en la Internet—, no podemos continuar con ese modelo. Creo que debemos continuar siendo más abiertos.
Bennett: ¿Cómo cree que esta apertura impactará a los maestros de la historia de la Iglesia. Con una generación de jóvenes como la actual que está tan bien informada electrónicamente sobre las cosas del pasado pero que no las percibe en sus cursos de estudio?
Snow: Allí es en donde debemos mejorar. Afortunadamente los Seminarios e Institutos y el Departamento de Cursos de Estudio se han adelantado y en esencia han dicho: En realidad queremos enfrentar esto, nos gustaría hablar acerca de estas cosas sensibles en nuestros Seminarios e Institutos. Una cosa es decirle a un joven de catorce años algunas de estas cosas sensibles y el contesta, ¡Qué bien, magnífico!; pero cuando ya tiene veintitantos años, la situación es un poco distinta. Creo que podemos edificar la fe y preparar mejor a nuestro pueblo si entretejemos en sus cursos de estudio algunas de las cosas no usuales de la historia.
Bennett: ¿Cómo es que logrará eso el Departamento de Historia de la Iglesia?
Snow: Tenemos la obligación de darle a nuestros miembros información confiable en algunos de estos temas difíciles de nuestra historia. Estamos comprometidos a hacerlo.
Bennett: ¿Y el Libro de Abraham?
Snow: Sí, eso también.
Bennett: Los esfuerzos para ser más abiertos, ¿impactará en el acceso a los registros?
Snow: Probablemente, pero creo que eso ya ocurrió. Durante los últimos años El Proyecto de los Documentos de José Smith ha sido un verdadero tesoro en cuanto al acceso. Esa es una de las prioridades del departamento, publicar más y más en Internet. Siempre habrá cosas que serán privadas, sagradas o confidenciales. Me asombro al ver lo que hay allí. Ahora, hay mucho en Internet acerca del Departamento de Historia de la Iglesia.
Creo que la tecnología actual facilita el publicar cosas. Estoy muy complacido con la posición de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce con respecto a hacer disponible la información.
Bennett: ¿Existe algún otro gran proyecto más adelante, después de que se termine el Proyecto de los Documentos de José Smith?
Snow: B. H. Roberts escribió la última historia comprehensiva de la Iglesia. Yo creo que ya es tiempo de que hagamos una historia de la Iglesia de varios volúmenes que sea comprehensiva pero escrita a un nivel que pueda ser leída por la membresía general de la Iglesia.
Particularmente, fuera de Norte América, hay mucha historia que se debe contar acerca de cómo es que la Iglesia se ha desarrollado en las últimas dos o tres generaciones, y esa es una historia extraordinaria. Por supuesto, nada de eso está incluido en la obra de Roberts. Eso me resulta muy emocionante.
El Proyecto de los Documentos de José Smith sigue siendo el mayor énfasis. Creemos que continuará hasta el año 2022; así que todavía hay mucho que hacer allí; actualmente estamos en el período de Nauvoo que en realidad fue una época muy prolífica en cuanto a la conservación de registros. Eso es muy emocionante.
Otras cosas que estamos haciendo incluyen algunas renovaciones al Museo de Historia de la Iglesia. Se instalará en el primer piso una exhibición totalmente nueva. Esta es la primera vez en casi treinta años que se haga algún tipo de renovación a la exhibición principal del “convenio restaurado.” Hemos consultado con una de las firmas especializadas en exhibiciones en museos. Probablemente cerraremos el museo en el otoño del año 2014 y durante un año para preparar dicha exhibición.
Bennett: Ciertamente eso los mantendrá ocupados.
Snow: Tenemos un papel muy importante con respecto a los sitios históricos de la Iglesia. Tenemos información y se nos consulta con respecto a la preservación y el mantenimiento de los sitios históricos.
Bennett: Desde la perspectiva de un educador, la necesidad de mezclar la historia de la Iglesia con la educación de religión ha sido frustrante ya que el mensaje en los sitios históricos de la Iglesia se ha centrado mucho en el aspecto misional. Muchas personas salen contentas con lo que han oído pero otras salen totalmente insatisfechas. Pongamos como ejemplo Nauvoo. ¿Habrá algún esfuerzo para decir la historia de la Iglesia que no se ha mencionado pero que creo que debemos decir? ¿Hacia donde vamos con los mensajes en los sitios históricos de la Iglesia más allá de los ladrillos y el mortero?
Snow: Usted ha leído alguna de las obras de Susan Easton Black y de Benjamin Pykles. La historia es muy interesante. Cuando se pensó en [el lugar de la casa de Heber C. Kimball], estaban tratando de hacer un Williamsburg. Por supuesto, el financiamiento público no se concretó, y en realidad, no hubo ningún financiamiento público o privado, así que la Iglesia lo financió. El modelo a través de los años ha sido el de atender los sitios históricos con misioneros y convertirlos en una oportunidad misional.
Mi opinión es que el principal rol de los centros históricos no es el número de conversos que salgan de ellos, aunque sospecho que haya algunos, sino el de edificar la fe de los miembros de la Iglesia. Cuando una familia viaja a uno de esos lugares y camina por los jardines y escuchan las historias, se hace más fácil entender la fe, la devoción y el valor de estas personas y algunas de las pruebas por las que pasaron. Creo que es allí donde ganamos el mayor beneficio de estos sitios. Es el peprmitir que la gente sienta el espíritu del lugar y escuche las historias y los antecedentes.
Así que creo que los sitios históricos deben ser considerados de manera mucho mas amplia que la oportunidad potencial del bautismo de conversos. Creo que en lo que debemos fijarnos es qué es lo que hacen por las personas que ya son miembros. La experiencia enriquece el testimonio, aumenta la educación y promueve una comprensión más profunda de los asuntos. Creo que la experiencia es mucha más rica cuando estás allí que cuando solamente lees sobre ello.
Hemos hecho algunas cosas en Internet a favor de los lugares históricos. En junio de 2012 en Calgary, Canadá hablamos acerca de una aplicación del sur de Alberta en el iPad en el cual podrías visitar el lugar de manera virtual y aprender acerca de los lugares al sur de Alberta. Por medio de la aplicación del iPad se va a las coordenadas y se aprende lo que sucedió allí, en realidad, se visitan las casas, y cosas por el estilo. Yo creo que existe un futuro extraordinario para ese tipo de aplicaciones en un lugar como Winter Quarters. Tenemos el centro de visitantes que muestra la ruta, y el Tabernáculo de Kanesville, pero hay muchas cosas que sucedieron en el área extendida. Desde mi punto de vista, esa clase experiencias con las aplicaciones virtuales son útiles, pero no hay nada como estar en el terreno y oír las historias.
Tenemos un Comité Ejecutivo para los Sitios Históricos que está integrado por miembros del Departamento Misional, del Departamento de Templos, del Departamento de Proyectos Especiales, del Obispado Presidente y del Departamento de Historia de la Iglesia—todos los que tienen que ver con los sitios históricos—. En ese comité se atienden y deciden los asuntos y eso ha sido muy útil. Se ha desarrollado un plan estratégico para los lugares históricos, fijando prioridades acerca de en donde se necesita realmente aplicar nuestros recursos y hacer trabajos de conservación.
Bennett: En términos de educación y la historia de la Iglesia, BYU, por supuesto, tiene el Centro Jerusalén, que ha sido una gran bendición para nuestros jóvenes y se está adentrando en la historia de la Tierra Santa. ¿Cuál podría ser la posición en el futuro con respecto a educar a los estudiantes universitarios sobre la historia de la Iglesia de forma que satisfaga sus necesidades? ¿Algo similar a lo que hacemos en el Centro Jerusalén?
Snow: Bueno, no conozco su experiencia personal, pero cuando fui a Concorde, Boston, y a la Liberty Square [Plaza de la Libertad en Boston] ya siendo adulto, eso me dio una perspectiva diferente sobre la historia americana. Yo creo que ese tipo de experiencia es algo que los jóvenes pueden tener si van a a los lugares y escuchan las historias. Creo que ese ha sido uno de los resultados poderosos de los sitios de los carros de mano en Martin’s Cove y otros lugares.
Estar en el lugar y oír las historias y hasta, como en Martin’s Cove, experimentar un poco de lo que sufrieron los pioneros, es algo bueno para los jóvenes. Las caminatas de los pioneros han sido una experiencia básica que aumentaron en importancia en el año 1997 al celebrar nuestro sesquicentenario. Creo que esas caminatas han ayudado a que los jóvenes adquieran testimonios al participar en esas experiencias. Creo que cualesquiera ideas en ese sentido que podamos desarrollar y expandir serán útiles para nuestros jóvenes.
Bennett: Deseo preguntarle sobre la participación con las asociaciones históricas profesionales y la relación entre el Departamento de Historia de la Iglesia y la Mormon History Association [Asociación de Historia Mormona], la John Whitmer Historical Association [Asociación Histórica John Whitmer], y muchas otras. ¿Cómo ve esto en términos de interacción? En el pasado algunos han sospechado de estas asociaciones y no permitieron que su personal participara con ellas.
Snow: Creo que la Mormon History Association [MHA] ha sido un buen modelo que espero que podamos seguir desarrollando con otras asociaciones. Creo que MHA ha sido una buena experiencia para nosotros. Aportamos algo a la mesa, obviamente. Podemos contribuir en el debate.
Desde el punto de vista del Departamento de Historia de la Iglesia, creo que los profesores de BYU se han beneficiado de su participación con la MHA y otras organizaciones históricas.
Hemos encontrado que a todos nos conviene construir amistades y puentes de entendimiento.. Mountain Meadows es un buen ejemplo. Allí hemos llegado hasta los descendientes de las víctimas.
Estamos buscando las maneras de hacer más. Creo que la MHA ha sido un modelo muy bueno. ¿Cómo se puede hablar de la historia mormona y no tener al Departamento de Historia de la Iglesia entre la concurrencia o, mejor aún, en la mesa de discusiones? Parece que tiene sentido el que estemos allí. Creo que nuestra participación con la MHA ha ido muy bien, así que esperamos mas oportunidades. Se ha avanzado mucho en los últimos veinte años.
Pike: Mucha gente piensa que, para empezar, no es posible escribir una historia exacta de la Iglesia si no se es Santo de los Últimos Días. ¿Está de acuerdo con ese sentimiento?
Snow: No estoy de acuerdo con eso. Creo que todo depende a que se refiere al decir historia mormona e historia de la Iglesia. Si se hace una distinción entre las dos, entonces quizás se pudiera decir eso. Creo que los hechos son los hechos. Es posible que no entendamos todas las razones y probablemente quisiéramos hacer algunas explicaciones. No siempre tenemos todos los hechos. Creo que debemos ser tan exactos como podamos, promover la fe tanto como podamos, pero necesitamos continuar buscando nuevas verdades. Cada semana es como un tiempo de descubrimiento. Hay tesoros que salen a la luz, y profundizan nuestra comprensión. Es posible que encontremos cosas que cambien un poco nuestra manera de pensar.
Cada generación vuelve a escribir un poco la historia con sus propios métodos y perspectivas; y eso está bien. Tratamos de contar la historia tan exacta como sea posible y esperamos que haya gente de fe que se adelante y agregue nuevos conocimientos. Muchos de aquellos con que ustedes se asocian en BYU escriben obras que promueven la fe con base en la historia que encontramos. Creo que debemos ser muy cuidadosos en ser exactos, porque si no lo somos, se puede revertir y acosarnos. Es bueno decir la verdad.
Bennett: ¿Qué hay de la historia de las mujeres en la Iglesia? ¿Se ha mencionado adecuadamente?
Snow: No lo ha sido. Habrá mucho más que salga acerca de las mujeres en la Iglesia. Las minutas de la Sociedad de Socorro son un punto de vista interesante con respecto al papel de las mujeres al principio de la Iglesia. Algunos miembros de nuestra oficina están trabajando exclusivamente para decir la historia de las mujeres en la Iglesia.
Creo que esto le interesa a mucha gente, y vamos a ver que se escriba más y más en ese tema.
Pike: ¿Cuál es el papel de la Oficina del Historiador de la Iglesia y la Historia de la Iglesia en relación con la obra misional? ¿Participan ustedes con el esfuerzo misional global? Si es así, ¿en que formas y cómo puede la Historia de la Iglesia complementar y suplementar los esfuerzos misionales?
Snow: Viajamos y registramos nuestras experiencias a nivel internacional. Es algo extraordinario el estar en Estonia y en San Petersburgo y entrevistar a los miembros de la Iglesia que en realidad son pioneros. ¡Fueron bautizados en el año 1991! Vemos un rol creciente en nuestra misión de capturar la historia internacional de la Iglesia, la cual incluye la obra misional. Es asombroso para mí la forma en que los miembros resuenan con su propia historia dentro de su país. Les gusta mucho la historia de los pioneros hacia el oeste en los Estados Unidos, y les gusta la historia de la Iglesia del siglo XIX, pero también les gusta hablar acerca de los primeros miembros y misioneros que iniciaron la obra en sus propios países. Sacan sus libros de recortes y sus fotografías. El año 1991 no me parece tan lejano, pero para la gente de la antigua Unión Soviética ha sido una generación asombrosa.
Pike: ¿Cómo le hacen para registrar todo eso? ¿Hay algún tipo de organización de Historia de la Iglesia a nivel mundial?
Snow. Sí. Tenemos un pequeño equipo global aquí en el departamento. Es muy pequeño, pero hemos llamado asesores de Historia de Área en todo el mundo. También tenemos asesores regionales. En países en los que tenemos áreas muy grandes, como Brasil o México, tenemos diferentes regiones con asesores de historia de la Iglesia en cada región. Algunos de esos países envían el 100 % de sus reportes históricos anuales. Ahora mismo, nuestro enfoque está en los reportes históricos y en las entrevistas orales. Nos preocupa mucho el perder la oportunidad de registrar la historia de estos miembros ancianos que ya están muriendo. Así que lugares como las Filipinas en donde la Iglesia se estableció a principios de los años 1960s son nuestro enfoque primario para estas entrevistas. La mayoría de las áreas en desarrollo de la Iglesia se están enfocando en las historias anuales, en las historias orales y en las entrevistas. Si vas a lugares como Alemania y el Reino Unido, en donde nuestra historia es más madura, estamos estableciendo centros de conservación de registros. Estamos conservando, catalogando y guardando registros con la idea en mente de compartirlos con los miembros con el paso de los años.
Esta es una de nuestras grandes iniciativas que bendecirán a la Iglesia global. El compartir su propia historia desde sus propios lugares. En África pasé cuatro años cuando fui llamado como Autoridad General. Mucha de su historia se ha desarrollado a partir del año 1980. Quiero decir, es una Iglesia de treinta años en África. Por supuesto, hemos estado allí desde 1853 cuando llegaron los primeros misioneros a Capetown, pero fue primordialmente una Iglesia europea en África del Sur hasta la revelación de 1978. Hay una historia tremenda en África. Tenemos a buenas personas haciendo su mejor esfuerzo para registrarla.
Pike: Muchas gracias por reunirse con nosotros y compartirnos sus ideas. Apreciamos mucho esta oportunidad. Para concluir, nos gustaría escuchar su respuesta a esta pregunta. Si estuviera hablándole a un grupo de jóvenes—ya sea en un Seminario o un Instituto o en uno de los campus de BYU—y tuviera la oportunidad de compartir algunas cosas que usted crea que son las más importantes con respecto al por qué de la historia de la Iglesia, ¿Qué les diría.?
Snow: Para mí la historia de la Iglesia siempre ha sido una parte importante de mi testimonio. Otra vez, porque tengo un sentido de pertenencia y admiro los logros de aquellos que vivieron antes. Por ejemplo, ¿qué fue lo que hizo que los primeros Santos vinieran a Utah en donde tenían que ganarse la vida con muchos apuros; solo presentarse y empezar a rehacer su vida? ¿Qué es lo que causa que la gente haga eso? De pronto empiezas a entender un poco más acerca de la fe, la devoción, el sacrificio, el valor, y lo que el evangelio significó en su vida. Pero aún hoy día, jalamos y empujamos nuestros carros de mano imaginarios. Todos tenemos desafíos en la vida. Y no estoy seguro si algunos de esos primeros miembros no estarían tan felices con su propia vida. Quizás preferirían ir a Saint George en los años 1860 que enfrentar los problemas actuales.
Pero para mí, el aprender de la vida y de sus historias ha ayudado a aumentar mi fe. Si se piensa en la historia de la Iglesia como si fuera un acolchado o un tapete, es una de las cosas más ricas y hermosas que he visto en mi vida. Si se examina cuidadosamente, se encontrarán algunos trazos peculiares en ese hermoso tapete y si se jalan y se obsesionan en esos trazos, se estará perdiendo el hermoso mensaje de nuestra historia. Si se alejan un poco y observan el tapete completo, es hermoso. Parte del desafío en el mundo de hoy con la Internet es que la gente esta jalando esos trazos peculiares y se obsesiona con ellos sin un contexto, en lugar de ver el cuadro completo. Así que no estudien muy poquito de la historia de la Iglesia, como lo dice Richard Turley. Si la van a estudiar empiecen con la fe, como lo mencionó el élder Holland en el hermoso mensaje que dio en la conferencia de abril de 2013. [1] Empiecen con la fe que tienen y no se pierdan entre los arbustos con todos esos pedazos peculiares de nuestra historia. Vistas desde el contexto del tiempo y lugar, la mayoría de las cosas tienen mayor sentido. Pero si jala uno de esos trazos y se obsesiona con él se perderá el cuadro completo.
Deben acercarse a ella con fe y deben equilibrar la fe con el razonamiento. Esperamos que la gente estudie la historia de la Iglesia. Deseamos que estudien mucho la historia de la Iglesia. Pero agregaría lo siguiente: No se olviden qué fue lo que les trajo a ella en primer lugar. No se den por vencidos, No abandonen el barco y confíen en la fe y el testimonio que tienen. Porque, según lo veo, mientras más la estudien, más crecerá y se desarrollará su fe. Habrá algunas preguntas que habrá que guardarlas en un anaquel y contestarlas después. Algunas de esas se contestarán en esta existencia mortal, en otras tendremos que esperar. Pero las grandes preguntas, las más importantes, se contestarán si ejercemos nuestra fe. Eso es lo que les diría.
Notas
[1]- Jeffrey R. Holland, “Creo”, Liahona, mayo de 2013, páginas 93-95.