Los propósitos exactos del Libro de Mormón

Jay E. Jensen

Jay E. Jensen, "Los propósitos exactos del Libro de Mormón," en Buscad Diligentemente​, ed. Richard Neitzel Holzapfel y Kent P. Jackson, trad. Nefi Treviño y Fernando Dealba (Provo, UT: Religious Studies Center, 2010), 71–82.

El élder Jay E. Jensen es miembro del Primer Quórum de los Setenta.

Desde que era estudiante de primaria y secundaria, aprendí a leer buenos libros. Estoy seguro que mucha de mi motivación vino de mi madre. En mi casa siempre hubo buenos libros. También estaba la biblioteca pública. Los sábados era el día de las compras, y Mamá recorría en automóvil la corta distancia entre Mapleton y Springville, Utah, para hacer la compra semanal de comestibles. La biblioteca de la ciudad estaba a una cuadra de la tienda, y con frecuencia me la pasaba leyendo en la biblioteca en vez de ir tras de ella por los pasillos de la tienda, que para mí era aburrido.

De alguna forma, durante todos esos primeros años de lectura, no aprendí la importancia de leer los prefacios o las introducciones de los libros, y estoy seguro que fue culpa mía y no de mis maestros. Tiempo después, ya en la universidad, aprendí que leer los prefacios es una de las cosas más importantes que se deben hacer, porque aprendí que en ellos el autor declara los propósitos, o las intenciones e información importante que sirven de antecedente para el texto.

La declaración de Moroni en la portada sobre los propósitos del Libro de Mormón

Leer y entender las introducciones y los propósitos declarados de los cuatro libros canónicos no es excepción; esta práctica es particularmente verídica para el Libro de Mormón.

Algo exclusivo de este libro de escrituras son las dos introducciones importantes: (1) la portada, escrita por Moroni, y (2) la introducción, escrita bajo la dirección de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce. Las otras tres partes de la introducción del Libro de Mormón —El Testimonio de los Tres Testigos, El Testimonio de los Ocho Testigos, El Testimonio del Profeta José Smith, y Una breve explicación acerca del Libro de Mormón— también son importantes por la información del contexto y los antecedentes que nos proporcionan, pero no porque sean declaraciones de la intención.

Moroni indica los propósitos exactos del Libro de Mormón en la portada: “lo cual sirve para mostrar al resto de la Casa de Israel

1. “cuán grandes cosas el Señor ha hecho por sus padres; y

2. “para que conozcan los convenios del Señor y sepan que no son ellos desechados para siempre—Y también

3. “para convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones”.

A esta lista le podemos agregar las últimás palabras de Moroni en la portada, “Para que aparezcáis sin mancha ante el tribunal de Cristo”, que es una parte vital del propósito del Libro de Mormón.

Un ejercicio de estudio que vale la pena hacer consiste en tomar tres hojas de papel y en cada una de ellas escribir uno de los propósitos, y entonces empezar el estudio cuidadoso del Libro de Mormón, escribiendo las referencias de las escrituras que apoyen cada propósito. Mis propios esfuerzos mostraron que la lista más larga de escrituras es la del tercer propósito, lo cual confirma la verdad de que el Libro de Mormón es el libro más centrado en Cristo que jamás se haya escrito y verdaderamente “Otro Testamento de Jesucristo”.

En los primeros dos propósitos declarados, “cuán grandes cosas el Señor ha hecho por sus padres” y “para que conozcan los convenios del Señor”, Moroni estableció claramente que los pueblos del Libro de Mormón son israelitas y herederos de las promesas hechas a los padres. El término padres a que se hace referencia en la primera declaración se puede referir a los linajes ancestrales y a todos los grandes profetas y patriarcas del Antiguo Testamento, pero con bastante frecuencia los padres son los tres grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, con quienes hizo convenios el Señor. De esta forma, la primera declaración nos lleva a la segunda, “para que conozcan los convenios del Señor”[1].

Nefi es el principal escritor y autor de las planchas menores, y Mormón y Moroni son los principales compiladores y escritores de las planchas mayores. Estos tres escritores fueron muy claros al explicar sus propósitos para escribir, todos los cuales son, por lo general, relacionados a los que se encuentran en la portada del Libro de Mormón; pero, como veremos más adelante, probablemente fue Nefi quien empezó los temas básicos que ayudaron a los otros escritores y compiladores con sus enfoques, lo que resultó en la portada que conocemos hoy en día.

Los propósitos de Nefi al escribir

Las planchas menores son tan importantes, y en especial los escritos de Nefi, que el Señor declaró: “He aquí, hay muchas cosas grabadas en las planchas de Nefi que dan mayor claridad a mi evangelio” (DyC 10:45; énfasis agregado). Esta mayor claridad aparece muy pronto en 1 Nefi. De hecho, mientras más leo, estudio, medito en y oro acerca del Libro de Mormón, más convencido estoy de que Lehi y Nefi fijaron los temas doctrinales para todos los demás escritores. Si esto es así, entonces las planchas menores de Nefi (1 y 2 Nefi, Jacob, Enós, Jarom y Omni) son el prefacio para todas las 642 páginas (edición en español). Quizás se pueda decir que esos temas se establecieron en el sueño y visión de Lehi (véanse 1 Nefi 8, 10) y en la subsiguiente visión de Nefi sobre lo mismo (véase 1 Nefi 11–14). También, es importante incluír los comentarios de Nefi sobre la visión o sueño de Lehi que se encuentran en el capítulo 15. En resúmen, 1 Nefi capítulos 8 al 15 inclusive forman el prefacio más completo para todo el Libro de Mormón, y todo lo que sigue en ese libro magnífico emana de y está en armonía con esos ocho capítulos [2].

En estos primeros capítulos, Lehi y Nefi se enfocan en los convenios, en el Mesías, en el recogimiento de Israel, en los gentiles y en la Restauración, pero son los comentarios de Nefi sobre esos temas lo que establece la centralidad de los temas que Moroni delineó en la portada. Para mí, 1 Nefi 15 es uno de los capítulos más importantes de todo el Libro de Mormón. El escenario es que Lamán y Lemuel no habían entendido las palabras de Lehi “concernientes a las ramás naturales del olivo, y también con respecto a los gentiles” (1 Nefi 15:7). Nefi les contestó al enseñarles acerca de Israel y su dispersión y su subsecuente recogimiento en los últimos días, lo que empezaría con la salida a luz del Libro de Mormón, el cual, dijo él, contiene la plenitud del evangelio y “vendrá a los gentiles; y de los gentiles vendrá al resto de nuestra posteridad” (1 Nefi 15:13). Como resultado del Libro de Mormón, el resto de su posteridad y toda la casa de Israel podrían saber:

1. “que son de la casa de Israel, y

2. “que son del pueblo del convenio del Señor ; y

3. “entonces sabrán y llegarán al conocimiento de sus antepasados, y también

4. “al conocimiento del evangelio de su Redentor, que él ministró a sus padres. Por tanto,

5. “llegarán al conocimiento de su Redentor y de los principios exactos de su doctrina, para que sepan cómo venir a él y ser salvos” (1 Nefi 15:14).

Quienes obtengan este conocimiento se regocijarán y vendrán al rebaño verdadero de Dios y serán injertados al olivo verdadero (véase 1 Nefi 15:15–16). Ser injertados significa, según la definición de las escrituras, llegar al “conocimiento del verdadero Mesías, su Señor y su Redentor” (1 Nefi 10:14). Cuando las personas llegan a este conocimiento y son injertadas, vemos el gran cumplimiento de las promesas hechas a Abraham, “indicando el convenio que se ha de cumplir en los postreros días, convenio que el Señor hizo con nuestro padre Abraham, diciendo: En tu posteridad serán benditas todas las familias de la tierra” (1 Nefi 15:18).

Las familias de que se habla se convertirán a través del poder del Espíritu cuando lean, mediten y oren en cuanto al Libro de Mormón, y serán guiados hasta el santo templo, en donde las familias son selladas en cumplimiento de las promesas hechas a Abraham.

Todos los demás escritores y profetas del Libro de Mormón recibieron revelaciones del Espíritu Santo, de mensajeros celestiales y del Salvador mismo que amplían y construyen sobre la base de las simples y profundas verdades que Lehi y Nefi recibieron por revelación. Esta revelación muestra que Jesucristo “es siempre el mismo ayer, hoy y para siempre; y la vía ha sido preparada para todos los hombres desde la fundación del mundo, si es que se arrepienten y vienen a él” (1 Nefi 10:18).

Nefi concluyó su parte de las planchas enseñándonos los efectos que él esperaba que tuvieran sus escritos; y para mayor énfasis, yo los identifico en forma de lista junto con esta declaración introductoria de Nefi: “Y las palabras que he escrito en debilidad serán hechas fuertes para ellos; pues

1. “los persuaden a hacer el bien;

2. “les hacen saber acerca de sus padres;

3. “y hablan de Jesús, y los persuaden a creer en él y a perseverar hasta el fin, que es la vida eterna.

4. “Y hablan ásperamente contra el pecado” (2 Nefi 33:4–5).

Nefi describe otros propósitos del Libro de Mormón.

Aparte de los propósitos declarados que ya hemos comentado hasta ahora, Nefi también compartió pensamientos y sentimientos conmovedores acerca de lo que esperaba que sus escritos lograran. Por ejemplo, Nefi incluyó los escritos de Isaías con la esperanza de que las aplicáramos y que tal vez “los persuada [a nosotros en éstos últimos días] a que se acuerden” de Cristo y “... creyeran en el Señor su Redentor...”. (1 Nefi 19:18, 23). Además, al hablar de las planchas de bronce, Nefi testificó que si las aplicamos a nosotros mismos, sabremos que “son verdaderas; y testifican que el hombre debe ser obediente a los mandamientos de Dios” (1 Nefi 22:30).

Lo que Nefi entendía de estas cosas, los escritos en las planchas menores, está bien expresado en su interpretación del sueño de su padre, y podemos leer entre líneas para distinguir sus profundos sentimientos: “y les dije que [la barra de hierro] era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción” (1 Nefi 15:24).

En el así llamado Salmo de Nefi, podemos vislumbrar sus sentimientos acerca de las planchas: “Y sobre éstas escribo las cosas de mi alma [...] Porque mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita, y las escribo para la instrucción y el beneficio de mis hijos. He aquí, mi alma se deleita en la cosas del Señor, y mi corazón medita continuamente en las cosas que he visto y oído” (2 Nefi 4:15–16).

Después de que Nefi había incluído los escritos de Isaías, y sus comentarios y sus profecías sobre los mismos, dijo que estaba satisfecho con la excepción “de unas pocas palabras que debo hablar acerca de la doctrina de Cristo” (2 Nefi 31:2). A continuación de esa declaración él escribió acerca de lo que el Señor le había mostrado, quizás como parte de la visión descrita en 1 Nefi 11–14, acerca del Salvador, Su bautismo y por qué debemos seguirlo y mantenernos en la senda que Él marcó (véase 2 Nefi 31; compárese con el sueño de Lehi en 1 Nefi 8). Entonces Nefi dio primero lo que yo llamo una proposición de si-entonces concernientes a las palabras de Cristo: “Si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, [entonces] así dice el Padre: Tendréis la vida eterna” (2 Nefi 31:20; énfasis agregado). A esta fuerte invitación le sigue este mandato: “Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer” (2 Nefi 32:3).

Finalmente, cerró su parte de las planchas menores diciendo, “Mas yo, Nefi, he escrito lo que he escrito; y lo estimo de gran valor” (2 Nefi 33:3). A él se le mandó que escribiera estas cosas, sabiendo que son las palabras de Cristo y que nosotros y Nefi “nos veremos cara a cara” y seremos juzgados de acuerdo con lo que hayamos hecho con las palabras que él escribió, porque nos condenarán o nos bendecirán con vida eterna (2 Nefi 33:11–15).

Declaración de Jacob sobre el propósito

Jacob se adhirió a la intención establecida por Nefi y al enfoque importante en los temas de lo que el Señor había hecho por sus padres, que Israel conozca los convenios del Señor y convencer al judío y al gentil que Jesús es el Cristo. Éstos se encuentran en 2 Nefi 6–10, especialmente en los capítulos 9 y 10, y en Jacob desde el capítulo 1 hasta el 6. En la siguiente declaración significativa del propósito, Jacob expresó su esperanza para lo que había escrito: “y obramos diligentemente para grabar estas palabras sobre planchas, esperando que nuestros amados hermanos y nuestros hijos las reciban con corazones agradecidos, y las consideren para que sepan con gozo, no con pesar, ni con desprecio, lo que atañe a sus primeros padres. Porque hemos escrito estas cosas para este fin, que sepan que nosotros sabíamos de Cristo y teníamos la esperanza de su gloria muchos siglos antes de su venida, y no solamente teníamos nosotros una esperanza de su gloria, sino también todos los santos profetas que vivieron antes que nosotros” (Jacob 4:3–4).

Después de esta declaración precisa de un propósito viene una ilustración del mismo: la magnífica alegoría en el capítulo 5 de Jacob y con su resumen de esa alegoría en el capítulo 6, específicamente que Dios recordará a la casa de Israel y Sus convenios con ellos. Les dice, “os suplico [...] que os arrepintáis y vengáis con íntegro propósito de corazón, y os alleguéis a Dios” y a les exhorta a que no rechacen “todas las palabras que se han hablado en cuanto a Cristo” (Jacob 6:5, 8), las cuales él y Nefi habían sido muy cuidadosos en escribir y preservar.

Cumplimiento en el libro de Alma de los propósitos de los escritores

En el compendio de las enseñanzas y experiencias de Alma preparado por Mormón, el siguiente resumen de lo que las planchas habían logrado hasta entonces ilustra el cumplimiento de su propósito. Si cambiamos el tiempo del verbo del pasado al presente o al futuro, estas verdades también se pueden considerar como declaraciones de propósito.

“Y hasta aquí ha sido según la sabiduría de Dios que estas cosas [los escritos en las planchas] sean preservadas; pues he aquí, han

1. “ensanchado la memoria de este pueblo, sí, y

2. “han convencido a muchos del error de sus caminos, y

3. “los han traído al conocimiento de su Dios para la salvación de sus almás.

4. “Sí, te digo que si no hubiese sido por estas cosas que estos anales contienen, las cuales están sobre estas planchas, Ammón y sus hermanos no habrían podido convencer a tantos miles de los lamanitas de las tradiciones erróneas de sus padres; sí, estos anales y sus palabras los llevaron al arrepentimiento, es decir, los llevaron al conocimiento del Señor su Dios, y a regocijarse en Jesucristo su Redentor” (Alma 37:8–9).

Esta obra de trascendencia divina ofrece un testimonio convincente de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todo aquel que se arrepiente y viene a Él, en especial a la descendencia de Lehi, a quienes el Señor ama como Su pueblo del convenio e hijos de Israel.

Una declaración en Doctrina y Convenios sobre el propósito

En una revelación al Profeta José Smith en 1828, aparece la siguiente declaración. Nótese cómo se parece a la portada y a las visiones de Lehi y Nefi. Otra vez, yo enfatizo las palabras introductorias que establecen la intención:

“Y para este propósito mismo se preservan estas planchas que contienen esta historia...

1. “a fin de que se cumplan las promesas del Señor a su pueblo; y

2. “para que los lamanitas lleguen al conocimiento de sus padres, y

3. “sepan de las promesas del Señor , y

4. “crean en el evangelio y tengan confianza en los méritos de Jesucristo, y sean glorificados por medio de la fe en su nombre, y

5. “se salven mediante su arrepentimiento” (DyC 3:19–20; énfasis agregado).

Una declaración del propósito en el Libro de Eter

Cuando Moroni incluyó su compendio de las planchas de Eter, insertó esta breve declaración del propósito:

“Por lo tanto, se me manda a mí, Moroni, escribir estas cosas,

1. “para que sea destruído el mal, y

2. “llegue el tiempo en que Satanás no tenga más poder en el corazón de los hijos de los hombres,

3. “sino que sean persuadidos a hacer el bien constantemente,

4. “a fin de que vengan a la fuente de toda rectitud y sean salvos” (Eter 8:26; énfasis agregado).

Nótese la forma en que el cuarto propósito se asemeja a las palabras establecidas por Lehi y Nefi en su sueño del árbol de la vida, como ilustra el uso en ambos pasajes de la metáfora de venir a la fuente de toda rectitud y ser salvos (véanse 1 Nefi 8:15–16, 30; 11:25).

Comparación entre las declaraciones de Mormón y Moroni sobre el propósito

Los hijos aprenden de sus padres tanto en palabras como en hechos. Seguramente Moroni aprendió mucho de su padre Mormón, lo cual se puede ver al comparar tres declaraciones del propósito. Dos son de Mormón, y la portada fue escrita por Moroni.

Nótese el énfasis en el tribunal de Cristo en Mormón 3 y en la portada y, según se indicó antes, el papel del Libro de Mormón para ayudarnos a prepararnos para el juicio.

Declaración de Moroni

sobre el propósito

(Portada)

Declaración n.o 1 de Mormón

sobre el propósito

(Mormón 3:17–22)

Declaración n.o 2 de Mormón

sobre el propósito

(Mormón 5:12, 14–15)

Escrito a los lamanitas, quienes son un resto de la casa de Israel, y también a los judíos y a los gentiles.

Por tanto, os escribo a vosotros, gentiles, y también a vosotros, casa de Israel (17)

Sí, he aquí, escribo a todos los extremos de la tierra (18)

Y escribo también al resto de este pueblo (19)

…Por lo tanto, os escribo a todos vosotros (20)

Y se escriben estas cosas para el resto de la casa de Jacob (12)

Y he aquí, irán a los incrédulos entre los judíos (14)

Lo cual sirve para mostrar al resto de la casa de Israel cuán grandes cosas el Señor ha hecho por sus padres; y para que conozcan los convenios del Señor y sepan que no son ellos desechados para siempre. …para que el Padre realice, por medio de su muy Amado, su grande y eterno propósito de restaurar a los judíos, o sea, a toda la casa de Israel, a la tierra de su herencia, que el Señor su Dios les ha dado, para el cumplimiento de su convenio (14)
Y también para convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones.Y también para que creáis en el evangelio de Jesucristo que tendréis entre vosotros; y también para que los judíos, el pueblo del convenio del Señor, tengan otro testamento, aparte de aquel a quien vieron y oyeron, de que Jesús, a quien mataron, era el verdadero Cristo y el verdadero Dios (21)

…E irán con este fin: que sean convencidos de que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (14)

Y también para que la posteridad de este pueblo crea más plenamente su evangelio (15)

Por tanto, no condenéis las cosas de Dios, para que aparezcáis sin mancha ante el tribunal de Cristo.

…Y por esta razón os escribo, para que sepáis que todos tendréis que comparecer ante el tribunal de Cristo [...] y debéis presentaros para ser juzgados por vuestras obras, ya sean buenas o malas (20)

Y si tan sólo pudiera persuadiros a todos vosotros, extremos de la tierra, a que os arrepintieseis y os preparaseis para comparecer ante el tribunal de Cristo (22)

 

Declaración final de Mormón sobre el propósito

Como se puede ver en las comparaciones de arriba (Mormón 3:17–22; Mormón 5:12, 14–15; y la portada), Mormón entendió claramente el propósito que se buscaba con el Libro de Mormón. Si vemos la cronología de los escritos de Mormón, aparece que Mormón capítulo 7 es su mensaje final. (Moroni concluyó las planchas e incluyó dos cartas de su padre, Moroni 8 y 9, que probablemente fueron escritas más temprano en su ministerio, lo cual hace que Mormón 7 sea su último mensaje escrito en las planchas). La esperanza y el consejo finales de Mormón son que el resto de su pueblo del Libro de Mormón sepa lo siguiente:

1. Las cosas de sus padres (versículo 1)

2. Que son de la casa de Israel (versículo 2)

3. Qué cosas deben hacer para ser salvos (versículos 3–4)

4. Que deben llegar al conocimiento de sus padres (versículo 5)

5. Que deben creer en Jesucristo y en Su misión, en la Expiación y en la Resurrección y que habrá un juicio final (versículos 5–6)

6. Que quienes crean en el Libro de Mormón creerán en la Biblia y viceversa (versículo 9)

7. Que son la posteridad de Jacob (Israel) y que si creen en Jesucristo, se arrepienten, se bautizan y reciben el Espíritu Santo, les irá bien en el día del juicio (versículo 10)

Declaraciones finales de Moroni sobre el propósito

Moroni recibió los registros de su padre Mormón, y luego añadió sus palabras (véanse Mormón 8–9, Moroni 1–10 y partes de Eter). Moroni dijo, “mi padre ha preparado estos anales, y ha escrito el objeto de ellos” (Mormón 8:5; véanse también 3:20–22; 5:4–15; y 7). Moroni resumió el propósito de su padre al decir que él esperaba que el registro ayudara a que sus escritores. “Y se escriben estas cosas para que limpiemos nuestros vestidos de la sangre de nuestros hermanos” (Mormón 9:35). También fue para que dichos hermanos pudieran ser restaurados al conocimiento de Jesucristo y para que Dios, el Padre “se acuerde del convenio que ha hecho con la casa de Israel” (Mormón 9:37).

Continúo maravillándome con los paralelismos exactos que se hallan en las declaraciones de los propósitos, todos ellos resumidos tan hermosamente en la portada del Libro de Mormón.

Además de la portada, el último capítulo del Libro de Mormón, Moroni 10, contiene ocho verdades concernientes a todos estos propósitos declarados. Cada una empieza con una exhortación.

1. “He aquí, quisiera exhortaros a que [...] recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor [...] y que lo meditéis en vuestros corazones” (versículo 3).

2. “Quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas” (versículo 4).

3. “Quisiera exhortaros a que no neguéis el poder de Dios” (versículo 7).

4. “Os exhorto, hermanos míos, a que no neguéis los dones de Dios” (versículo 8).

5. “Y quisiera exhortaros [...] a que tengáis presente que toda buena dádiva viene de Cristo” (versículo 18).

6. “Y quisiera exhortaros [...] a que recordéis que él es el mismo ayer, hoy y para siempre” (versículo 19).

7. “Y os exhorto a que recordéis estas cosas” (versículo 27).

8. “Quisiera exhortaros a que vinieseis a Cristo” (versículo 30).

Las dos últimás exhortaciones se enfocan en “estas cosas” y en Jesucristo. “Estas cosas” se refiere a los registros escritos, y las exhortaciones de Moroni son iguales a las de Nefi: habrá un juicio final y veremos a Nefi y a Moroni para rendir cuentas concerniente a lo que hemos hecho con estos registros (véase 2 Nefi 33:10–15). Finalmente, Moroni nos invita a venir a Cristo y ser perfeccionados en Él (véase Moroni 10:30, 32). Así terminan las planchas mayores, con esta emocionante invitación enfocada en Cristo.

Pero ¿qué hay acerca del fin de las planchas menores? No es de sorprender que las planchas menores, esos escritos sublimes que Nefi empezó y que Amalekí terminó, sean semejantes a las exhortaciones de Moroni:

“…Le entregaré, por tanto, estas planchas, exhortando a todos los hombres a que vengan a Dios, el Santo de Israel, y crean en la profecía y en revelaciones y en la ministración de ángeles, en el don de hablar en lenguas, en el don de interpretación de lenguas, y en todas las cosas que son buenas; porque nada hay, que sea bueno, que no venga del Señor; y lo que es malo viene del diablo.

Y ahora bien, mis amados hermanos, quisiera que viniéseis a Cristo, el cual es el Santo de Israel, y participaseis de su salvación y del poder de su redención. Sí, venid a él y ofrecedle vuestras almás enteras como ofrenda, y continuad ayunando y orando, y perseveradn hasta el fin; y así como vive el Señor, seréis salvos. (Omni 1:25–26; énfasis agregado)

El Profeta José Smith tradujo las planchas menores y mayores por el don y el poder de Dios y declaró al mundo “que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” [3].

Esta franca declaración adquiere mayor significado cuando se le compara con los propósitos declarados del Libro de Mormón.

7 Intellectual Reserve, Inc.

Notas

[1] Un resumen de los convenios que Dios hizo con Abraham es que Jesucristo nacería en el linaje de Abraham, que la posteridad de Abraham sería tan numerosa como las estrellas o la arena en las playas del mar, y que su posteridad bendeciría a todas las naciones y, finalmente, que heredarían la tierra. (véase Génesis 17; 22; Abraham 2:6–11; la Guía de Estudio de las Escrituras en “Abraham” y “Abraham, Convenio de”, páginas 6–7

[2] Véase el excelente artículo escrito por Andrew C. Skinner, “The Foundational Doctrine of 1 Nephi 11–14”, [La Doctrina Fundamental de 1 Nefi 11–14] en Religious Educator [El Educador de Religión] 2, núm. 2 (2001): páginas 139–155.

[3] José Smith, History of the Church of Jesus Christ of Latter Day Saints [La Historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días] editado por B. H. Roberts, 2a, ed. rev. (Salt Lake City: Deseret Book, 1957), 4:461.