José el vidente: los sueños, las revelaciones y las visiones del profeta (1820 – 1844)

Escrito para la dedicación del Salón de los Setenta y dedicado al Presidente Brigham Young:

John Taylor

El vidente;– el vidente;– José el vidente–
Cantaré acerca del siempre amado Profeta:
De quien no se puede encontrar otro igual
Al buscar en todo el ancho mundo actual.
Con los Dioses se elevó en las esferas del día
Y a los hombres les enseñó la manera celestial.
El vidente terrenal; el vidente celestial,
Me gusta morar en su amado recuerdo:–
El elegido de Dios, y amigo de los hombres,
Él trajo de regreso el sacerdocio otra vez,
Él vio el pasado, y también el presente;–
Y puso a la vista el mundo celestial.
De noble extirpe– de nacimiento celestial
Vino para bendecir a los hijos de la tierra:
Con llaves dadas por el Todopoderoso,

Abrió los ricos depósitos del cielo,
Sobre el mundo envuelto por la negra noche,
Al igual que el sol difundió su luz dorada.
Se esforzó, – oh cómo se esforzó para detener,
La corriente del crimen en su camino temerario–
Con una mente poderosa, y una noble mira
Invitó al descarriado para que volviera:
En medio de las espumantes olas del conflicto interno
Él permaneció en el timón del barco de la vida.

Los santos;– los santos; – su único orgullo
Para ellos vivió y por ellos murió
Los gozos de ellos los hizo propios– y sus tristezas también–
Amó a los santos; – y también a la ciudad de Nauvoo
La muerte no lo transformó y con amor sin igual
Aboga por ellos en la corte celestial.
El vidente;– el vidente;– José el vidente–
Oh cuanto amo su querido recuerdo,
Él justo y sabio, puro y libre
Él fue como un padre y lo sigue siendo para mí.
Que los demonios se enfurezcan en su hora obscura;–
No importa, él está fuera de su alcance

Está libre;– está libre;– el Profeta está libre:
Ya está en donde estará para siempre,
Fuera del alcance de la chusma y de los conflictos
Él descansa ileso en una vida sin fin,
Su hogar esté en el cielo;– él mora con los Dioses,
Lejos de la furia endemoniada de las chusmas.
Murió; murió;– por aquellos a quienes amó,
Él reina;– él reina en esferas superiores
Él espera con los justos que partieron antes,
Para dar la bienvenida a lo santos que lleguen a Sión
Gritad, Gritad, oh santos– este beneficio nos es dado
De encontrar en el cielo a nuestro vidente martirizado.

La Primera Visión 1820

El Relato de la Historia de José Smith de 1832

Este narración de 1832 contiene el primer relato conocido de la Primera Visión de José Smith y es el único escrito de su puño y letra.

Cuando tenía como doce años de edad, mi mente se ocupó seriamente [p. 1] con los asuntos importantes para el bienestar de mi Alma inmortal, lo cual me llevó a escudriñar las escrituras sabiendo, como se me había enseñado, que tenían la palabra de Dios. El estudiarlas y por mi relación cercana con los miembros de diferentes denominaciones, hicieron que me asombrara grandemente porque descubrí <que> su profesión de fe no iba acompañada con una vida santa y con una piadosa conversación, de acuerdo con lo que se halla en los escritos sagrados. Esto causó un gran dolor a mi alma y por lo tanto, desde la edad de doce hasta los quince años, medité muchas cosas en mi corazón concernientes a la situación del mundo y de la gente: las contenciones y las divisiones; la iniquidad y las abominaciones; y la obscuridad que dominaban la mente de la humanidad. Mi mente se angustió porque me di cuenta de mis propios pecados, y al buscar en las escrituras, encontré que <la humanidad> no venía al Señor sino que habían apostatado de la fe verdadera y viviente, y que no había sociedad o denominación que se edificara en el evangelio de Jesucristo tal como se encuentra en el Nuevo Testamento. Me lamenté por mis propios pecados y por los pecados del mundo porque, aprendí en las escrituras, que Dios era el mismo ayer, hoy y para siempre y que no hace acepción de personas, porque él era Dios: porque veía al sol, la luminaria gloriosa de la tierra; y también a la luna girando por los cielos en su majestad; y también a las estrellas brillando en sus cursos; y también a la tierra sobre la cual me hallaba; la bestia del campo y las aves del cielo, y el pez en las aguas y también al hombre caminando sobre la faz de la tierra en majestad, y en la fuerza de la belleza, cuyo poder e inteligencia al gobernar las cosas que son extremadamente grandiosas y [p.2] maravillosas, aun a semejanza de Aquel que <las creo>, y cuando pensaba en estas cosas, mi corazón exclamó: bien ha dicho el sabio, “que quien dice en su corazón que no hay Dios <es un> necio.” Mi corazón exclamó: todas estas cosas dan testimonio y hablan de un poder omnipresente y omnipotente; de un Ser que hizo las leyes y que decretó y sujetó todas las cosas dentro de sus límites; que llena la Eternidad; que era y que es y será de Eternidad en Eternidad. Y cuando pensaba en estas cosas y en que <quien> busque adorarlo debe hacerlo en espíritu y en verdad. Por lo tanto, clamé al Señor pidiéndole misericordia, porque no había ningún otro a quien pudiera acudir para obtenerla; y el Señor escuchó mi ruego en el bosque, y mientras <me> hallaba en actitud de clamar al Señor <en el decimosexto año de mi edad> un pilar de luz, mayor que la luz del sol al mediodía, descendió y descansó sobre mí y fui lleno con el espíritu de Dios y el <Señor> abrió los cielos sobre mí y ví al Señor y él me habló diciendo: José <mi hijo> tus pecados te son perdonados, sigue tu <camino> camina en mis estatutos y guarda mis mandamientos. He aquí, soy el Señor de gloria, fuí crucificado por el mundo para que todos los que crean en mi nombre puedan tener Vida Eterna. <He aquí,> el mundo yace en el pecado en este tiempo y nadie hace el bien, nadie; se han apartado del evangelio y no guardan <mis> mandamientos; se acercan a mí con sus labios, pero su corazón esta lejos de mi, y mi ira esta encendida contra los habitantes de la tierra para visitarlos de acuerdo con <su> impiedad, y para llevar a cabo lo que <se ha> dicho por la boca de los profetas y apóstoles. Ahora, he aquí, vengo pronto como <está> escrito, en la nube <revestido> en la gloria de mi Padre. Mi alma se llenó de amor y por muchos días me regocijé con gran Gozo y el Señor estuvo conmigo; pero, no pude encontrar a nadie que creyera la visión celestial; sin embargo, yo meditaba estas cosas en mi corazón.

El Relato del Diario de José Smith (9 nov. 1835)

José Smith le dictó a su secretario Warren Parrish la visita de un excéntrico religioso de nombre Robert Matthias quien proclamaba que era Josué, un ministro judío.

Estando confuso mentalmente con respecto al tema de la Religión, y al ver los diferentes sistemas que se enseñan a los hijos de los hombres, no supe quien tenía razón ni quien estaba equivocado, pero consideraba que era de primordial importancia para mi que yo estuviera en lo correcto, en los asuntos de tanto peso, asunto[s] que involucra[n] consecuencias eternas. Estando pues confuso de mente me retiré a la arboleda silenciosa y allí me incliné ante el Señor, bajo el sentimiento (si la biblia es verdad) de pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, buscad y hallaréis, y nuevamente, si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche. En esta ocasión lo que mas deseaba [p.120] era información, y con la firme determinación de obtenerla, por primera vez se la pedí al Señor en el lugar arriba indicado, o en otras palabras, hice un intento infructuoso de orar. Mi lengua parecía estar inflamada en mi boca, por lo que no pude pronunciar nada, detrás de mí oí un ruido como si alguien caminara hacia mi. Otra vez me esforcé por orar pero no pude; el ruido de pasos parecía acercarse más, me levanté y miré en derredor, pero no vi a persona o cosa alguna que hiciera ruido al caminar. Otra vez me arrodillé, mi boca fue abierta y mi lengua fue desatada; oré al Señor con poderosa oración. Un pilar de fuego apareció arriba de mi cabeza; el cual descansó sobre mí, y me llenó de gozo indescriptible. Un personaje apareció en medio de este pilar de llamas, las cuales se extendían alrededor pero no consumían nada. Otro personaje semejante al primero apareció: me dijo “tus pecados te son perdonados”. También me testificó que Jesucristo es el hijo de Dios. Vi muchos ángeles en esta visión. Tenía como catorce años de edad cuando recibí esta primera comunicación.

El Relato del Diario de José Smith (14 nov. 1835)

Cinco días después de la visita de Robert Matthias, José Smith le relató su visión a Erastus Holmes

“Comencé y le dí un breve relato de mi experiencia durante mis años juveniles, digamos desde los 6 años hasta la ocasión en que recibí la primera visita de Angeles, lo que ocurrió cuando tenía 14 años de edad y también de las visitas que recibí después, con respecto al libro de Mormón, y una corta relación del inicio y progreso de la iglesia”.

El Relato de la Historia de José Smith 1838

Después de muchos intentos por escribir la Historia de la Iglesia, José Smith terminó los escritos que ahora se publican en la Historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Período I, la Historia de José Smith, el Profeta, por él mismo

Por consiguiente, de acuerdo con esta resolución mía de recurrir a Dios, me retiré al bosque para hacer la prueba. Fue por la mañana de un día hermoso y despejado, a principios de la primavera de 1820. Era la primera vez en mi vida que hacía tal intento, porque en medio de toda mi ansiedad, hasta ahora no había procurado orar vocalmente. Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mi una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me pareció que estaba destinado a una destrucción repentina. Mas esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción — no a una ruina imaginaria, sino al poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser — precisamente en ese momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí. No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado. ¡Escúchalo! Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error), y a cuál debía unirme. Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en error; y el Personaje que me habló dijo que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con sus labios me honran, pero su corazón lejos está de mí; enseñan como doctrina los mandamientos de los hombres, teniendo apariencia de piedad mas negando la eficacia de ella”. De nuevo me mandó que no me uniera a ninguna de ellas; y muchas otras cosas me dijo que no puedo escribir en esta ocasión. Cuando otra vez volví en mí, me encontré de espaldas mirando hacia el cielo. Al retirarse la luz, me quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recuperado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero”. Parece que desde los años más tiernos de mi vida el adversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino; de lo contrario, ¿por qué habían de combinarse en contra los poderes de las tinieblas? ¿Cuál era el motivo de la oposición y persecución que se desató contra mí casi desde mi infancia?

El Relato de José Smith 1843

Israel Daniel Rupp le pidió a José Smith un capítulo referente a los Mormones y que usaría en un libro que pensaba publicar que tuviera la historia y las doctrinas de las organizaciones religiosas en los Estados Unidos, esta es la respuesta del profeta.

Me retiré a un lugar secreto en una arboleda y empecé a orar al Señor, mientras estaba suplicando fervientemente, mi mente se alejó de las cosas que me rodeaban y fui envuelto en una visión celestial y vi a dos personajes gloriosos que eran iguales en imagen y semejanza, rodeados por una luz brillante que eclipsaba la del sol al medio día. Me dijeron que todas las denominaciones religiosas creían en doctrinas incorrectas, y que ninguna de ellas era reconocida por Dios como su iglesia y reino. Y se me mandó expresamente “que no las siguiera” y también recibí la promesa de que la plenitud del evangelio se me daría a conocer mas adelante.

El Reporte de Orson Pratt (1840)

Orson Pratt publicó un folleto titulado Un Relato Interesante acerca de Varias Visones Extraordinarias, y del Reciente Descubrimiento de Registros Americanos Antiguos. La importancia del folleto de Pratt es que era la primera vez que se publicaba un relato de la Visión.

Por lo tanto, él se retiró a un lugar secreto en una arboleda, a una corta distancia de la casa de su padre, y se arrodilló y empezó a orar al Señor. Al principio fue tentado severamente por los poderes de las tinieblas, que se esforzaron por vencerlo; pero él continuó pidiendo ser liberado, hasta que la obscuridad se alejó de su mente, y pudo continuar orando con fervor de espíritu, y con fe. Y mientras volcaba así su alma, buscando ansiosamente una respuesta de Dios, y después de esforzarse mucho, vió arriba en los cielos una luz muy brillante y gloriosa; la cual parecía estar a una distancia considerable. Él continuó orando, en tanto que la luz parecía estar acercándose gradualmente hacia él; y al acercarse, aumentó su fulgor y magnitud, de forma tal, que para cuando llegó a las copas de los árboles, todo el bosque estaba iluminado de una manera muy gloriosa y brillante. Él esperaba que las hojas y las ramas de los árboles se quemaran al ser tocados por la luz; pero al darse cuenta de que eso no sucedía, se animó con la esperanza de poder tolerar su presencia. Continuó descendiendo lentamente, hasta que llegó al suelo y él se vió rodeado por ella. Cuando la luz llegó sobre él, le produjo una sensación muy especial en todo su cuerpo, e inmediatamente su mente se alejó de los objetos naturales que lo rodeaban; y fue envuelto en una visión celestial, y vio a dos personajes gloriosos, que eran idénticos en imagen o semejanza. Se le dijo que sus pecados le eran perdonados. También se le informó con respecto a los temas que le habían preocupado mentalmente, a saber.— que todas las denominaciones religiosas creían en doctrinas incorrectas; y en consecuencia, que ninguna de ellas era reconocida por Dios, como su iglesia y reino. Y expresamente se le mandó, que no las siguiera; y recibió la promesa de que la doctrina verdadera— la plenitud del evangelio, le sería dada a conocer en un tiempo futuro; después de eso, la visión se alejó, dejando su mente en una estado de calma y paz indescriptibles.

El Reporte de Orson Hyde (1842)

Orson Hyde escribió un tratado acerca de la fe, la doctrina y la historia de la Iglesia que tradujo y lo publicó en alemán. La obra de Hyde se tituló Ruf aus der Wuste, y esa fue la primera vez en que un relato de la Primera Visión se publicó en un idioma extranjero.

Él consideró esta escritura (Santiago 1:5) como su autorización para llamar solememente a su creador y presentarle sus necesidades con la certeza de tener algo de éxito. Y así, con ferviente determinación, empezó a presentar al Señor los deseos más sinceros de su alma. En una ocasión, fue a una pequeña arboleda cerca de la casa de su padre y se arrodilló en oración solemne ante Dios. El adversario hizo varios esfuerzos extenuantes para apagar su alma ardiente. Le llenó la mente de dudas [p.15] y puso en su mente toda clase de imágenes indebidas para evitar que lograra lo que buscaba; pero la misericordia abundante de Dios vino para animarlo y eso le fortaleció. Las nubes obscuras pronto se alejaron y la luz y la paz llenaron su corazón atemorizado. Una vez más clamó al Señor con fe y fervor de espíritu.

En este momento sagrado, el mundo natural que lo rodeaba fue apartado de su vista, a fin de que él pudiera ser receptivo para la presentación de cosas celestiales y espirituales. Dos gloriosos personajes celestiales se pararon frente a él, siendo idénticos en parecido y estatura. Le dijeron que su oración había sido contestada y que el Señor había decidido concederle una bendición especial. También se le dijo que no debía unirse a ninguna de las sectas o denominaciones religiosas, porque todas ellas erraban en la doctrina y ninguna era reconocida por Dios como su iglesia y reino. Además se le mandó que esperara pacientemente hasta el tiempo futuro, cuando la doctrina verdadera de Cristo y la verdad completa del evangelio le serían reveladas. Se cerró la visión y su mente se llenó de paz y calma.

El Reporte de Levi Richards (1843)

Los apuntes de Levi Richards de una plática acerca del Libro de Mormón que fue dada por George J. Adams.

A las 6 PM escuché al elder G.J. Adams hablar del Libro de Mormón y con los capítulos 24, 28 y 29 de Isaías comprobó que el convenio eterno que fue dado por Cristo y los apóstoles, había sido roto. . . — El Presidente J. Smith dió testimonio de lo mismo, — diciendo que cuando era joven había empezado a pensar en esas cosas, pero que no pudo saber cual de todas la sectas era la correcta, — fue a la arboleda y le preguntó al Señor cuál de todas las sectas era correcta, — la respuesta que recibió es que ninguna de ellas eran verdaderas, que todas estaban equivocadas, y que el convenio Eterno había sido roto; — él dijo que entendió la plenitud del evangelio de principio a fin — y que podía enseñarlo y también el orden del sacerdocio con todas sus ramificaciones. La tierra y el infierno se le habían opuesto y trataron de destruírlo; pero no lo habían hecho y que <nunca lo harían.>

El Reporte de David Nye White (1843)

David Nye White era el editor en jefe de la Gaceta Semanal de Pittsburgh. Oyó a José Smith hablar de su Visión y dos días después escribió sus impresiones acerca del “lejano reino de los Santos de los Ûltimos Días” que fue publicado en la Gaceta del 15 de septiembre.

El Señor se revela a mí. Lo sé. Él se reveló a mí por primera vez cuando yo tenía catorce años de edad, apenas un jovencito. Les platicaré de eso. Había una reforma entre las diferentes sectas religiosas en el vecindario en el que vivía, y tomé las cosas en serio y deseaba saber a cuál iglesia unirme. Mientras meditaba en este asunto, abrí al azar el Testamento en estas palabras de Santiago, Pidan al Señor quien da a todos liberalmente y sin reproche. Decidí que le preguntaría. De inmediato me fui al bosque en el que mi padre tenía un claro, y fuí al tronco en el que había clavado mi hacha al dejar de trabajar, y me arrodillé y oré diciendo, Oh Señor ¿a que Iglesia me debo unir? Directamente ví una luz, y entonces a un personaje glorioso en la luz, y entonces a otro personaje, y el primero le dijo al segundo, He aquí mi Hijo amado, escúchalo. – Entonces me dirigí a esta segunda persona, diciendo, Oh Señor ¿a que Iglesia me debo unir? Él contestó “no te unas a ninguna, todas están en error.” La visión se desvaneció y cuando volví en mí, estaba tirado de espaldas y pasó algo de tiempo para recobrar mi fuerza. Cuando regresé a la casa y le dije a la gente que había tenido una revelación, y que todas las iglesias estaban en error, me persiguieron, y desde entonces me han perseguido.

El Reporte de Alexander Neibaur (1844)

Era un converso originario de Alemania pero emigró a Nauvoo con su familia. Era dentista y lingüista y le enseño a José Smith el alemán y el hebreo. Un día mientras se esforzaba para dominar el idioma inglés, registró en su diario lo que había dicho el Profeta el día que Neibaur visitó a José en su casa.

El hermano José nos dijo de la primera vez que asistió a una reunión del Resurgimiento, su madre, hermano y hermanas obtuvieron religión, él también quería tener religión, quería sentir y alabar como los demás pero no sintió nada. Abrió su Biblia y el primer pasaje que le llegó fue que si a un hombre le falta sabiduría que le pida a Dios que la da abundantemente y sin reproche. Fue al Bosque para orar; se arrodilló, pero su lengua se pegó al paladar y no pudo expresar ni una palabra, se sintió mejor después de un rato = vio un fuego hacia el cielo que se acercaba mas y mas; vio en el fuego a un personaje de complexión liviana, de ojos azules y con una pieza de tela blanca sobre sus hombros, el brazo derecho estaba desnudo. Después de un rato, vino otra persona al lado del primero. El señor Smith preguntó ¿me debo unir a la Iglesia Metodista? = No = no son mi Pueblo, todos se han descarriado y no hay nadie que haga bien a alguien; pero este es mi Hijo Amado, escúchalo; el fuego se acercó mas y más hasta que descansó sobre el árbol, lo cubrió y lo confortó. Trató de levantarse pero se sintió muy débil; por fin llegó a la casa y le contó al ministro Metodista, [quien] le dijo que ya no era época en que Dios se Revelara en Visión; que la Revelación había cesado con el Nuevo Testamento.

El Reporte de Parley P. Pratt (1836)

Parley P. Pratt les informó a los Santos en Canadá que una de las reuniones mas interesantes a las que había asistido se había efectuado recientemente en el Templo de Kirtland.

Una semana antes se supo que el hermano José Smith, hijo, daría un relato acerca de la salida de los registros y también del progreso de la iglesia y de su experiencia. Desde muy temprano se reunió una concurrencia muy grande. Todos los asientos estaban ocupados y unas 400 o 500 personas estaban de pié en los pasillos. El hermano Smith contó la historia de estas cosas y relató muchos detalles de lo que sucedió en las primeras visiones, etc. El espíritu y Poder de Dios estaban sobre él de tal forma al Testificar, que muchos, si no la mayoría, de la congregación estaban con lágrimas. En cuanto a mí, puedo decir, que todos los razonamientos en la incertidumbre y todas las conclusiones que se derivan de los escritos de otros...sin importar lo grandioso que sean, se vuelven insignificantes cuando se comparan con el testimonio viviente, cuando tus Ojos ven y tus Oídos oyen a los oráculos vivientes de Dios.

El Reporte de Joseph Curtis (1835)

Joseph Curtis recordó una visita que hizo José Smith a Pontiac, Michigan, en la primavera de 1835, en la cual el Profeta, en una reunión declaró la razón de las doctrinas que él enseñó.

A medida que se efectuaba el resurgimiento de las sectas, algunos de la familia de sus padres se unieron al movimiento cuando él era muy jóven todavía. Él, sintiendo el deseo de ser religioso, tuvo ansiedad en su mente y recordó las escrituras que dicen que si a un hombre le falta sabiduría que se la pida a dios el cual da liberalmente y sin reproche. Creyendo en eso y con la determinación de saber, fue a preguntarle al Señor mismo. Después de algunos problemas, el Señor le dijo que las diferentes sectas estaban en error y también que el Señor tenía una gran obra para que él la hiciera.

El Relato de Edward Stevenson

Edward Stevenson era un escribano muy dedicado, mientras vivía en Pontiac, oyó al Profeta José Smith cuando le habló a la Rama de la Iglesia en ese lugar.

Se ocasionó un gran revuelo en este lugar a causa de estos visitantes distinguidos. Las reuniones estuvieron muy concurridas para ver y oír los testimonios que se dieron, los cuales fueron poderosos. Yo relataré mi propia experiencia en ocasión de una reunión en nuestra antigua escuela de troncos El profeta usó una mesa como púlpito desde donde empezó a relatar su visión y antes de que terminara, ya estaba en medio de la congregación con su brazo en alto. No creo que hubiera una sola persona que no estuviera convencida de la veracidad de la visión; para mí, su semblante era semejante al de un Ángel pronunciando un testimonio celestial; y su voz era tan penetrante, contundente y me impresionó tanto, que se grabó indeleblemente en mi mente.

El Relato de Charles L. Walker (1893)

Según lo mencionó John Alger

Jueves 2 de febrero [1893]. Hacía frío. Asistí a la Reunión de Ayuno. El obispo William Gardener habló brevemente, pero muy bien, en cuanto a la forma en que los élderes pueden magnificar sus llamamientos. Que aunque no sean llamados a las Naciones de la Tierra para predicar, podrían salvar almas en su pueblo al hacerles volver del error de sus caminos, y llevarlos a Dios; y que su Gozo sería tan grande al hacer esto, como si hubieran salido al ministerio a predicar el Evangelio. El hermano John Alger, al hablar acerca del Profeta José Smith, dijo que cuando él, John, era muy niño, oyó al Profeta José Smith relatar su visión en la cual vió al Padre y al Hijo, que Dios le tocó con su dedo los ojos y dijo: “José, este es mi Hijo amado, escúchalo.” Tan pronto como el Señor le tocó los ojos con Su dedo, inmediatamente vio al Salvador. Después de la reunión, algunos le hicimos algunas preguntas con respecto a ese asunto, y estando al pie de la escalinata del centro de reuniones, nos dijo que él estaba en la casa del Padre Smith en Kirtland cuando José hizo esa declaración, y que mientras José hablaba de eso se llevó el dedo a su ojo derecho, agregando la acción a las palabras, para ilustrar y a la vez grabar el hecho en las mentes de las personas a quienes les estaba hablando. Disfrutamos mucho la conversación, ya que era algo que nunca habíamos visto, o que hubiéramos oído antes, en la historia de la iglesia.